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Arabia Saudita profundiza la ruptura con Irán

Un día después de que Arabia Saudita rompiera relaciones diplomáticas con Irán por la quema de su embajada y el ataque a uno de sus consulados en ese país, dos de sus aliados más cercanos, Bahrein y Sudán, replicaron hoy la medida, mientras que otro socio, Emiratos Árabes Unidos, retiró a su embajador de Teherán. En medio de un clima de creciente tensión que contagió a todo Medio Oriente y al mundo islámico en general, los gobiernos sunnitas de la región apoyaron a Arabia Saudita, mientras las potencias occidentales, aliadas incondicionales de esa monarquía conservadora e islamista se limitaron a llamar a la calma.

La crisis diplomática comenzó el sábado pasado, cuando en un hecho inesperado, Arabia Saudita ejecutó a 47 condenados a muerte de forma simultánea con sables y fusiles. Las víctimas eran principalmente extremistas sunnitas, muchos de ellos miembros de Al Qaeda, pero también incluyeron a cuatro disidentes chiitas, entre ellos el clérigo Al Nimr.

El jeque chiita fue una de las caras visibles de las protestas antigubernamentales de 2011 y 2012, inspiradas en los levantamientos conocidos como la Primavera Árabe, que por entonces sacudían a muchos de los países vecinos. Al Nimr se había convertido en los últimos años en un símbolo de lucha para muchos chiitas en Medio Oriente. Por eso su muerte provocó un repudio masivo y una ola de protestas en Irán, Irak y Bahrein, los tres países de la región que tienen mayoría de población chiita, algo poco común ya que esta rama del islam es minoritaria a nivel global.

Las protestas más fuertes se vivieron en Irán, onde una multitud iracunda terminó incendiando la embajada saudita en Teherán, al tiempo que otro grupo atacó el consulado de la monarquía en el norte del país. Como represalia por estos ataques, Riad rompió relaciones diplomáticas con la República Islámica, su principal rival político y religioso en la región, y hoy escaló aún más su respuesta al cancelar todos los vuelos desde y hasta Irán.

El vicepresidente primero de Irán, Eshaq Jahangiri, instó a Riad a no tomar más acciones contra su país y advirtió que la ruptura de las relaciones hará más daño a Arabia Saudita que a la nación persa. Por su parte, el fiscal general, Ebrahim Raisi, lanzó una lluvia de acusaciones contra el gobierno saudita, al que calificó como un "tumor cancerígeno" que alimenta a los grupos radicales sunnitas en Medio Oriente. Las dos milicias extremistas de la región más conocidas en el mundo, Al Qaeda y el Estado Islámico, son sunnitas y comparten una interpretación ultraconservadora similar a Arabia Saudita.

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