La Conferencia Episcopal Argentina presentó una serie de orientaciones para actuar en caso de denuncias de abusos sexuales en los que acusados sean clérigos y las presuntas víctimas sean menores de edad.
El documento episcopal tiene un preámbulo, un capítulo dedicado a aspectos jurídicos tanto canónicos como a su relación con el Poder Judicial secular y otro capítulo con orientaciones pastorales.
El protocolo incluye las normas de ‘Tolerancia Cero’ con clérigos pederastas impuestas por Benedicto XVI y ratificadas y ampliadas por Francisco, y echa por tierra la actuación anterior de los obispos, que solían ocultar y proteger a los representantes eclesiásticos acusados de abusos sexuales a menores de edad.
– ¿Cuál es su reflexión acerca de la guía que precisa cómo deben proceder los obispos y las autoridades canónicas en casos de denuncias de abusos sexuales en los que los acusados sean clérigos y las presuntas víctimas menores de edad?
– Creo que es una cosa interesante, el sentir de lo que la Iglesia debe hacer a partir de ahora que tiene una línea bien concreta y responsabiliza a los obispos en esa aplicación. Los obispos son los últimos responsables de aplicar la normativa. Ahora tienen una guía para aplicar directamente sobre cada uno de los casos que se empiecen suscitar de aquí en más, así que creo que es algo positivo.
-¿Es novedosa en la Iglesia está guía de actuación ante los abusos a menores?
– De alguna manera marca una tendencia, y marca la línea de lo que viene presentando el papa Francisco desde hace un tiempo. La Iglesia Argentina se pone a tono con estos lineamientos del papa Francisco y creo que son muy oportunos para proceder adecuadamente. Tenemos que entender acá que no se está hablando de una cuestión menor, se está hablando de un delito grave, delito que tiene una conformación civil y penal. Entonces no se puede eludir las leyes civiles, no pueden dejar de aplicar los códigos y las normas vigentes en lo civil y en lo penal, así que se debe recurrir adecuadamente a la aplicación de estas normas de la guía para una correcta resolución de cada uno de los casos.
– ¿Usted fue quien acercó a la justicia a las presuntas víctimas de cura Marcelino Moya?
– Así fue. Los puse en comunicación directamente con el fiscal general, y él fue guiando la investigación, poniendo la fiscal a cargo y demás.
– ¿Usted tiene alguna posición tomada ante las declaraciones del cura Leonardo Tovar sobre el arzobispo Puiggari (Paraná) y la manera en que se obró con el caso Ilarraz?
– Yo creo que lógicamente no se ha obrado adecuadamente, porque teniendo un mínimo de conocimiento se debe empezar a investigar, y ya había sido presentada una carta hace años atrás, donde se le exponía el caso de Ilarraz, que no se tenía conocimiento hasta ese momento, el caso de Moya también. Se fue dejando pasar el tiempo y ese fue el error digamos que se cometió, de no haber obrado con prontitud y celeridad para poder esclarecer estos casos. Entonces eso es lo que va llevando a que las víctimas reaccionen negativamente porque no encontraron un eco adecuado por parte de las autoridades de la Iglesia.
– Monseñor Carlos Malfa al presentar la guía dijo: "No hay que subestimar ninguna denuncia. Ninguna. De haber actuado así, nos hubiéramos ahorrado muchos problemas".
– Exactamente, porque como son delitos gravísimos, frente a un comentario tiene que haber un seguimiento para corroborar si hay elementos para juzgar tanto canónicamente como civilmente, eso se tiene que llevar adelante sí o sí.