Los primeros imputados por los delitos de estrago doloso y daño agravado, el maquinista Diego Sánchez, y su ayudante, Nicolás Navarro, aseguraron que no escucharon los pedidos de detener la formación y que salieron de la estación por orden del guarda.
La abogada de los acusados, Valeria Corbacho, reconoció que el ayudante de Navarro manejó la formación a pesar de que no tenía licencia para hacerlo.
La autoridad encargada de emitir la autorización es la Comisión Nacional Reguladora del Transporte (CNRT) y los ayudantes ferroviarios no tienen carnet, ya que está prohibido que tomen el control de la máquina.
Según las declaraciones que trascendieron, Navarro iba a manejar solo hasta la siguiente estación de Mármol y en los tramos anteriores el motorman Sánchez había estado al frente de los comandos.
Ambos implicados admitieron, a la vez, que no era la primera vez que manejaba el ayudante y aseguraron que el convenio colectivo de trabajo establece que puede hacerlo en caso de extrema necesidad.
Los acusados dijeron que la única forma que tienen los ayudantes de practicar es durante los trayectos y señalaron que la noche del domingo salieron de la estación de Temperley porque el guarda les dio la señal y la contraseña para iniciar el recorrido a las 21.30 como estaba previsto. Las reiteradas alertas que difundió el ministro del Interior y Transporte, Florencio Randazzo alertaban: "Parate 2277, parate 2277".
Los maquinistas sostuvieron que la vía estaba preparada para salir porque, de no haber estado habilitados para hacerlo, automáticamente la propia vía los deriva a un paragolpes que impide que el tren continúe. En este sentido, la abogada Corbacho solicitó como medida de prueba que se cite a declarar a otros conductores que trabajaron esa noche para que digan si ellos escucharon órdenes similares.