MEDIOS: ¿agrotóxicos no, pasteras sí?

DENUNCIA PENAL POR FUMIGACIONES

Estela Lemes es directora y maestra de la escuela N° 66 Bartolito Mitre, ubicada en la localidad de Costa Uruguay Sur, en Gualeguaychú. Hace más de diez años trabaja en la escuela; allí concurren chicos de jardín a sexto grado, es decir de cinco a doce años, a los que también atienden con un comedor.

Fue la primera docente rural entrerriana en presentar una denuncia penal por las fumigaciones sin control que vienen afectando al establecimiento. Sucedió en septiembre de 2012. La escuela se sitúa frente a un campo, que cruzando la calle tiene un lote se soja.

“Pulverizaron a partir de las dos y media de la tarde, justo cuando los chicos estaban en pleno recreo. Como ese día el viento estaba para el lado de la escuela, el viento nos pegó en la piel, en la cara. Nos ardía todo. Los chicos empezaron a tener problemas respiratorios en el mismo momento de la fumigación”, relata la maestra rural en Envenenados (Ed. Wu Wei).

En esa ocasión puso en conocimiento de la situación a Medio Ambiente, quienes le dijeron que no podían hacer nada, porque estaban fuera del ejido. Entonces llamó a la policía rural, y al día siguiente concurrió al Juzgado de Gualeguaychú para radicar la denuncia penal.

Cuenta la educadora: “Nuestra situación no difiere mucho de lo que sucede en otros lados de la provincia. Hay que pensar que sólo en el departamento de Gualeguaychú hay muchos establecimientos educativos que sufren lo mismo. No hicieron la denuncia pertinente, pero sólo en este departamento hay dieciocho escuelas fumigadas”.

Y agrega: “Antes no teníamos este problema. En una época toda esta zona, que está a unos 15 kilómetros del centro de Gualeguaychú estaba dedicada a la ganadería. Hoy todo es siembra de soja”.

 

AGROTÓXICO EN LA SANGRE

La maestra rural se practicó en el Instituto de Análisis Fares Taie -que funciona en Mar del Plata- en forma consentida una extracción de sangre para saber qué nivel de tóxicos tenía en su cuerpo.

El análisis de sangre se realizó en el marco de una audiencia realizada a fines de 2014 en el Congreso de la Nación, donde docentes y alumnos de escuelas rurales fumigadas de Entre Ríos, Chaco, Buenos Aires y Santa Fe denunciaron la gravedad de la situación mediante testimonios y una cartografía de las zonas afectadas. Información disponible en el sitio Paren de Fumigar las Escuelas  http://escuelasfumigadas.blogspot.com.ar/

El resultado del estudio bioquímico confirmó que la docente de Gualeguaychú Estela Lemes poseía en la sangre clorpirifós etil: un insecticida que se usa para controlar las plagas de la soja y el girasol, entre otros cultivos.

El clorpirifós forma parte de los plaguicidas organofosforados, el mismo alcanza su desarrollo en los años previos a la Segunda Guerra Mundial como gas neurotóxico. La utilización agrícola de este químico llegará después de la contienda.

El clorpirifós entró de modo comercial en los Estados Unidos a partir de 1965, orientando su uso al mercado doméstico para la erradicación de pulgas y cucarachas. En 2011 un estudio de la universidad norteamericana de Columbia vinculó al insecticida con numerosos casos de niños afectados con retrasos mentales y físicos en zonas cercanas a Nueva York.

En el libro Envenenados se precisa que “en la Argentina el uso de clorpirifós, según un documento del Ministerio de Salud de la Nación actualizado en noviembre de 2012, sólo está prohibido para su uso domiciliario a excepción de ciertos cebos matacucarachas. Para la actividad agropecuaria no existe límite vigente hasta el momento”.

Un trabajo de la Red de Médicos de Pueblos Fumigados en relación al clorpirifós, advierte que “en 2010, entraron 8.650.000 de litros/kilos de este tóxico, un incremento de más del 100% con respecto a 2006. Estas cifras provienen del sitio web de SENASA”.

 

¿AGROTÓXICOS NO, PASTERAS SÍ?

Ante las fumigaciones con agrotóxicos en la escuela, Estela Lemes contó cuál fue el papel de la la Asamblea Ambiental Gualeguaychú, que lucha contra la contaminación de las pasteras, y que el último 26 de abril marchó al puente internacional bajo el lema ¡Seguimos diciendo sí a la vida! Siendo declarada la marcha de interés municipal por el intendente Juan José Bahillo, en un  decreto que dice “a lo largo de la gestión el DEM ha apoyado de diversas formas la lucha ambiental que lleva adelante la Asamblea Ciudadana Ambiental en contra de la instalación de la pastera Botnia UPM”.

Relata la maestra Estela Lemes en la investigación de Patrico Eleisegui: “Este es un tema político y hay muchos intereses en juego. Muchos señores sojeros tienen que ver con el gobierno de la provincia. Sin ir más lejos, la Asamblea Ambiental Gualeguaychú, que nunca se acercó a la escuela por el problema de las fumigaciones, hace muy poco me contactó y tuve una reunión con sus integrantes. Bueno, ahí me di cuenta que muchos de la Asamblea Ambiental Gualeguaychú, que luchan contra la contaminación de las papeleras, son productores sojeros”.

 

CONCLUSIÓN

En primer lugar, la política se pone del lado de la lucha de la Asamblea Ambientalista contra las pasteras, pero desoye la lucha contra los agrotóxicos que lleva a cabo la maestra rural con clorpirifós en la sangre.

En segundo lugar, los medios locales hacen eco de la lucha de la Asamblea Ambiental Gualeguaychú, la apoyan y la difunden.

En tercer lugar, resulta llamativo que ningún medio de la provincia haya cubierto el relevamiento sanitario de San Salvador. Siendo que periodistas de Télam, de diario La Nación y de la revista La Vaca MU; vinieron a conocer e indagar la realidad de la contaminación con agrotóxicos en la salud de las personas.

Se desprende la pregunta: ¿Cuál es el rol de los medios en la lucha contra los agrotóxicos en Entre Ríos?

Aquí parecieran jugarse las palabras del científico Andrés Carrasco, a dos días este 10 de mayo de cumplirse un 1 año de su fallecimiento: “Las empresas del agro, los medios de comunicación, el mundo científico y la dirigencia política son hipócritas con las consecuencias de los agrotóxicos”.

Entradas relacionadas