A criterio de la fiscalía, la narración fue muy clara debido a que Silvetti explicó como debió salir de la Jefatura junto al subjefe departamental, Nelson Vega y el jefe de Operaciones, Fabián Hormaechea. Debieron utilizar la puerta que conduce a Tribunales. “La situación era bastante complicada y tensa. Había como más agresividad hacia el jefe de Logística, al Subjefe y al Jefe Departamental”, detalló el fiscal.
Silvetti nombró a varios de los imputados como integrantes del grupo que ingresó intempestivamente en la Jefatura. “Y a otras personas más”, indicó el fiscal. Explicó que la Jefatura había sido “tomada” debido a que ingresaron en forma violenta y que la situación recién se normalizó al otro día a la noche cuando pudieron llegar a un acuerdo salarial. El testigo dijo que estaba de acuerdo con el reclamo salarial pero no con la forma en que se llevó a cabo.
Además indicó que las comisarías trabajaron esa noche. En algunas el jefe a cargo de la seccional y el subjefe en el móvil o al revés. Entre las que tenía referencia que habían prestado servicio, mencionó a la 4º, la 7º, la 6º. Y respecto del personal que revista en las comisarías, Silvetti indicó que “algunos comisarios” les había permitido venir a la protesta. Por eso, en forma previsora, Villalba había dispuesto que los jefes y subjefes estuvieran a cargo de las mismas.
“Creo que fue un testimonio muy positivo porque fueron clarificadores para el esclarecimiento de este hecho y abona la teoría de la fiscalía”, dijo Guerrero.
Por su parte, Paysse, oficial de policía desde el año 2000, explicó que esa noche estaba en la Jefatura y observó la protesta en la plaza 25 de Mayo donde participaban familiares y policías. Luego vio como ingresaban a los empujones dentro del edificio policial arrojando gases lacrimógenos. Entre ellos reconoció a algunos de los imputados en la causa. Pero estimó que en el grupo que irrumpió había entre 70 y 80 personas. Y otras más entraban y salían de la Jefatura, entre las 21 y las 23 de aquella noche.
Además recordó que un grupo de personas se dirigió a él y al jefe de turno, Salvador, diciéndoles en forma agresiva que “no se metieran”. Y vio la agresión contra el jefe de Logística. Concretamente, ante el requerimiento de Guerrero, indicó que el imputado Carlos Zaragoza le aplicó un “golpe de puño”. Y que Villalba, con los ojos rojos por los efectos de los gases, subía y bajaba las escaleras llevado a los empujones por los manifestantes.
Consultado por el robo del sistema de vigilancia de cámaras DVR, dijo que en un día normal no es posible sustraerlo sin que nadie se de cuenta en la guardia pero ese día si podía haber sucedido por todo lo que pasó.
También recordó que un civil vino a hacer una denuncia pero un grupo de personas, a quienes no reconoció, apostada en la puerta le impidió ingresar.
Paysse recibió la orden de cerrar la oficina pero debió quedarse en la Jefatura hasta el otro día en que fue relevado. En un momento dado de esa noche, indicó que observó a una mujer romper un vidrio de la guardia. Pidió ayuda al 101, salió a la calle y observó pasar grupos de motociclistas por la calle, frente a Jefatura o por las calles aledañas a la plaza.
Por último, cuando el fiscal le preguntó si la Jefatura había sido “tomada”, luego de que Bacigaluppe objetase la formulación del interrogante que Guerrero plantea a todos los testigos, Paysse dijo que “no” pero aclaró que la expresión la hacía desde su función. Pero, de inmediato, ante otra pregunta del fiscal, admitió que la Jefatura tampoco funcionó normalmente esa noche.