Como desarrollistas, herederos de la doctrina de Don Arturo Frondizi y Rogelio Frigerio, debemos ser justos y decir que no nos oponemos a una obra de la magnitud planteada porque, hasta aquí,no se contradice con los principios desarrollistas. Convoca capital extranjero, ya que carecemos recursos propios para financiarla, y este capital no se opone a los fines provinciales; se trata de una palanca financiera para el desarrollo.
¿Cuáles son entonces nuestras objeciones?
No se han hecho públicos, ni se han puesto a consideración para el debate de cara a la sociedad entrerriana, asuntos ineludibles, como:
- Viabilidad económica de la obra
- Período de repago o recupero de la inversión provincial
- Costo de la obra
- Financiamiento, monto, tasa, plazo, garantías
- Impacto ambiental
- Contratación directa
- Prioridad de la obra con respecto a otras
La voz oficial sobre el tema, el senador Enrique Cresto (Concordia), presidente del bloque por el FPV, en una dura réplica al radical, ex diputado nacional, Atilio Benedetti, intenta por un lado defender con datos estadísticos la administración provincial desde 2007 y por otro fundamentar la obra mencionada. Veamos:
Dice el senador que las exportaciones provinciales aumentaron más de un 45% desde 2007. Que dichas exportaciones de carne-aves aumentaron más de 170%. Que el ingreso per cápita supera la media nacional. Que la soja pasó de 54.600 toneladas a 277.000 toneladas desde 2007. Justifica la reforma impositiva de Diciembre 2013 mostrando números del sector salud. Afirma que el stock de deuda provincial es más favorable que el de la provincia de Buenos Aires y la CABA.
Debemos contradecir al senador, todos los datos aportados son erróneos.
Las exportaciones totales provinciales aumentaron en el período 2007-2013 de 1.240 millones de dólares a 1.882 millones, un 51.50%. Las exportaciones de carne-aves de 108 millones a 386 millones de dólares, un 257%. La exportaciones de soja de 284 millones a 315 millones de dólares, un 11%.
Es decir, en el período 2007-2013 según las publicaciones de la Dirección de Estadísticas y Censos del Gobierno de Entre Ríos, las cifras son aún más positivas, todas, que las expresadas por el legislador.
En cuanto a la “reforma impositiva”, nuestro análisis nos indica que no fue tal, ya que solo se trató de un ajuste de alícuotas hacia arriba. Por otro lado, si vemos los números de la recaudación, debemos concluir que, descontada la inflación real y el mencionado aumento de las tasas, SE RECAUDÓ MENOS que igual período del año anterior. Pero además se hizo un gran daño a la inversión privada por el desmesurado aumento de la presión impositiva.
Más allá de la falta de precisión en las estadísticas del Senador Cresto, sus declaraciones dejan de manifiesto que nuestra dirigencia sin distinguir crecimiento y desarrollo. La economía creció desde la pesificación de Enero de 2002 y se detuvo en 2012. Pero el desarrollo sigue estando aún muy lejano. La causa por la cual no se emprende dicho camino del desarrollo es que se insiste en aplicar políticas de corte populista (en ocasiones, disfrazadas de Keynesianismo).
Mostrar índices de crecimiento económico y de aumento en las exportaciones de productos primarios tradicionales, es un arma de doble filo. Esto es así por el fenómeno del deterioro de los términos de intercambio. Le vendemos a China productos primarios y les compramos productos manufacturados con alto valor agregado. Aunque la balanza comercial se encuentre equilibrada, lo que no ocurre en la actualidad, le financiamos los salarios industriales a sus obreros, comprándoles productos industriales, mientras que ellos nos compran productos primarios con escaso valor agregado incorporado. Sin mencionar en el análisis que vía soja se llevan nuestra agua, la fertilidad de nuestros suelos y una transferencia de riquezas naturales inmensurable. Si continuamos con este esquema, del cual se jacta el senador del FPV, estamos condenados al subdesarrollo.
En este punto se tocan los populistas y liberales, ambos creen que aumentando nuestras exportaciones tradicionales esteremos mejor y podremos salir del estancamiento. No es así, y el análisis anterior lo demuestra. Todos los esfuerzos se diluyen por el fenómeno de aquel deterioro en el intercambio internacional de productos primarios-manufacturados y nos conduce a una situación que desemboca en similares crisis devaluatorias-cambiarias-financieras.
Aclarado todo esto, volvemos a los acueductos:
La obra de infraestructura es de una importancia muy grande.
Obras como estas modifican la estructura económica provincial, tienen efecto multiplicador, disminuyen costos de producción y sus beneficios son evidentes. Pero su amortización le queda a cancelar a otras administraciones (20 años) y, sin embargo, se ha evitado dar un amplio debate con la actual oposición, su costo no ha sido cotejado en licitación, existe un sorprendente apuro en cerrar el trato, ha trascendido que se garantiza con la coparticipación federal, la jurisdicción a dirimir diferencias sería tribunales Ingleses, incrementa la deuda provincial total un 55% y su la transparencia final es difusa.