Vale recordar que cuando DIARIOJUNIO difundió esta noticia, quien aparecía como organizador de la movida era el ministro de educación y oriundo uruguayense, José Lauritto.
Apenas consultado por la especie negó que fuera él quien lo llevaba como invitado, aunque no negó que Scioli iba a estar en la UCU en la "Cátedra de Pensamiento Nacional", como estuvieron otros, justificó en ese momento el ministro.
Laurito ofreció dos nombres de santafesinos como autores de la iniciativa de invitar al gobernador de Buenos Aires. Ayer, sin embargo, DIARIOJUNIO pudo saber que el referente provincial del pre- candidato a presidente es un diputado provincial.
En efecto, Pablo Mendoza reconoció ayer a este diario que organizaban una comisión para dar la bienvenida al bonaerense. A su vez, Mendoza le negó dramatismo al tema en relación al supuesto “desastre que sería el ingreso del candidato a la provincia”.
Vale decir que Mendoza (uno de los principales referentes de La Cámpora), actualmente pasó a las filas del sciolismo junto a su suegro, Anibal Vergara, en rigor, el hombre de Augusto Alasino en Paraná. Para decir verdad, ambos (Alasino y Vergara) fueron los primeros que en la provincia comenzaron a difundir la propuesta del bonaerense.
URRIBARRI SE REUNE AHORA CON EL PERONISMO PROVINCIAL
En estos momentos se prepara la reunión del Consejo Provincial del PJ en Paraná, citada por el mandatario provincial y en la que, la interna pejotista será uno de los temas centrales a pesar de que no hay temario de convocatoria.
Urribarri deberá comenzar a “afinar la puntería”, según afirman varios dirigentes de susector. Es que, la realidad provincial y nacional no son las mismas que cuando él lanzó su candidatura a presidente de la nación.
En el fragor del lanzamiento y la euforia de un candidato a presidente de Entre Ríos, la interna de la provincia quedaba bastante diluida, sin embargo y en virtud de que las cosas no están saliendo tal lo previsto, Urribarri deberá sentarse y comenzar a resolver algunos temas pendientes.
Entre esos temas que probablemente se traten hoy, aparece el de la vapuleada ley Castrillón, no querida por casi nadie (salvo por el mismo Urribarri, al que le da un hándicap increíble). Todos o al menos la mayoría de los dirigentes pejotistas quieren un poco más de juego propio y no tener que depender tanto del dedo.