A efectos de hacer un poco de memoria, vale decir que una vez que los dueños de Swift intentaran apretar al Estado argentino para lograr sus objetivos económicos, el Estado y a efectos de impedir despidos, se hizo cargo de la empresa luego de conversaciones con los productores de la zona.
Así pudo acceder a un crédito de $ 90 millones, conocido como Crédito Bicentenario, dando como garantía de pago la coparticipación nacional. En rigor un crédito que se está pagando normalmente.
Además de esta millonaria suma, la provincia depositó otros $ 20 millones y los productores o privados, aportaron $ 3 millones. Todo esto aparte del mencionado crédito. Al mismo tiempo, los productores dicen (y es discutido, no hay constancia cierta) que aportaron en hacienda una suma de alrededor de $ 10 millones. Repetimos, una cifra discutida.
El punto, es que desde su constitución hasta ahora, es el Estado entrerriano el que, además de aportar la mayor cantidad de dinero, paga mensualmente los salarios de los trabajadores. En rigor, alrededor de $ 1 millón mensuales (con las cargas correspondientes).
Por si esto fuera poco, la empresa no solo no ha pagado los impuestos correspondientes, sino que, se asegura, no paga ni siquiera los servicios esenciales.
EL NEGOCIO DE LOS PELONES… LICITACION NO
Frente a una situación económica que se torna insostenible para los intereses del Estado, ya que, desde las arcas públicas sale no solo el dinero para pagar salarios, sino que, además debe pagar las cuotas del crédito de $ 90 millones, el gobierno comenzó a hacer circular el interés por vender la empresa.
Los rumores sobre mil negociados, eran pan caliente.
Finalmente se hizo este llamado a licitación y es una forma de transparentar el negocio. Antes que esto, los empresarios dueños del 15 % de las acciones, le propusieron al gobierno que les ceda el total de acciones a cambio de hacerse cargo completamente, incluido el pago de salarios que hoy está a cargo del Estado.
A simple vista parece “el negocio de los pelones”, un dicho popular que remite a un mal negocio.
En fin, habrá que ver, por lo pronto se asegura que hay grupos económicos ligados a intereses chinos con ganas de quedarse con este negocio.
En este aspecto, el llamado a licitación aparece como un modo de poner un poco, aunque más no sea un poco de transparencia que aleje sospechas.