La primera, le quedó a Campbell tras un cabezazo de Godín y el 9 no perdonó. Sacó un zurdazo bárbaro y dejó parado a Muslera para poner el 1-1. Y la segunda, una jugada elaborada y calcada de otra anterior, Bolaños metió la pelota pasada, al segundo palo y otra vez Duarte le ganó las espaldas a Stuani, sólo que en esta oportunidad su cabezazo se metió en el palo lejano de Muslera: 2 a 1 y balde de agua fría en un Castealo más caliente que nunca.
Descontrol.
Uruguay se descontroló, y tiró por la borda todo lo que había hecho en los primeros 45`, en ese primer tiempo en donde un penal a Lugano de Junior Díaz, le permitió a Cavani anotar el 1-0. Iban 24 de juego y todo parecía ir bien para "la Celeste".
Después reaccionó Costa Rica, y Uruguay se tiró muy atrás, quizás buscando el contragolpe que nunca pudo hilvanar. En los últimos minutos, el partido se hizo abierto, y terminó con un tiro de Forlán, un rebote y una volada fantástica de Navas que mandó la pelota al corner cuando se metía junto al travesaño.
Plan.
Pero el sueño terminó en pesadilla. Porque tal como se esperaba, Costa Rica dejó su plan A y pasó a ejecutar el plan B: atacar a Uruguay, un Uruguay que no se mostró firme en defensa y que perdió en pelotas aéreas, uno de sus fuertes.
Tabárez también tuvo que cambiar el "catenaccio" y movió rápidamente las piezas. Lodeiro por Forlán y el "Tata" González por Gargano. Y Uruguay se fue arriba a buscar el empate. Lo tuvo Cavani con un cabezazo que se fue cerca y Navas le sacó otro que se metía en el arco.
En el tramo final, fue a todo o nada. Con los celestes jugados a fondo y con la defensa expuesta al contragolpe de los "ticos".
Débil.
El "oleee" se hizo sentir cada vez que Costa Rica tenia la pelota. Siempre la gente toma partido por el más débil, y esta vez no fue la excepción. El estadio Arena Castealo, entonces, ser transformó y se volvió "tico" y la celeste quedó solamente con el aliento de su gente, un aliento que se fue apagando paulatinamente, que se fue esfumando como el sueño de empezar la Copa del Mundo -de Brasil, nada más y nada menos- con un triunfo, para terminar con una derrota, dura, inesperada, porque Marcos Ureña liquidó el pleito cuando al partido le quedaba poco.
El sueño celeste terminó en pesadilla. La puerta de salida del Mundial quedó entornada… ¡qué pena Uruguay!