Sergio Brodsky, es Psicólogo del servicio de salud mental del hospital Felipe Heras desde hace 17 años, y trabaja en Salud Mental desde hace 20. Los tres años anteriores trabajó en el hospital Colonia de Federal.
Según precisó el psicólogo, el servicio de Salud Mental del hospital Felipe Heras, tiene una sala de internación para pacientes que atraviesan periodos agudos de la enfermedad, y a su vez tiene también actividad de consultorio externo de distintas disciplinas: “Un servicio que fue creado en la década del 60, de avanzada para la época en materia de salud mental, porque es un servicio de salud mental dentro de un hospital general; y digo de avanzada porque históricamente la salud mental se atendió en hospitales psiquiátricos monovalentes, de crónicos. Entonces los servicios de salud mental son una instancia superadora de esas instituciones que crean más patología que salud”
Brodsky, describió también parte de la historia del Hospital Colonia de Federal, al señalar que “Federal tiene una rica historia porque también ha tenido experiencias extraordinarias en cuanto a lo que han sido comunidades terapéuticas y todo eso en la década del 60 y 70 y que después fue abolido por la dictadura”
Consultado por el concepto de desmanicomialización, planteado en la nueva ley de salud mental, el profesional aclaró que todos los hospitales psiquiátricos “son instituciones que alojan patologías psiquiátricas específicamente, por eso se llaman monovalentes, y en general lo que sucede es que el paciente entra al psiquiátrico y es como entrar a un pozo sin fondo, después la familia lo abandona, por eso se llaman cronicarios también, porque el paciente vive prácticamente toda su vida ahí, no se plantea una reinserción social, y eso es lo que está tratando de subsanar la nueva ley de salud mental que es la 26.657, (Sancionada en 2010) y reglamentada hace pocos meses, su puesta en practica está en pañales aún pero que apunta al cierre de los manicomios tradicionales. Entonces este servicio es superador históricamente de los hospitales psiquiátricos, porque es un hospital polivalente donde la enfermedad mental pasa a ser una enfermedad más que se trata al igual que las otras, de manera ambulatoria”
En cuanto a la tarea por hacer para garantizar la socialización de los pacientes, Brodsky apuntó que “hay un prejuicio y hay mitos que se generan culturalmente, socialmente e históricamente en relación a la locura, a los padecimientos mentales, que asocian la locura con todo lo negativo, con la peligrosidad, la ineptitud, etc, y en realidad eso está lejos de ser así. Es injusto que el paciente con padecimientos mentales sea juzgado como alguien peligroso cuando en realidad no es la verdad; puede tener en un momento de crisis algún episodio de agitación psicomotriz, pero el paciente psiquiátrico por lo general no es una persona peligrosa, lo que pasa es que por lo general como sociedad proyectamos sobre el paciente lo que somos nosotros”
Talleres de comunicación
“La desmanicomialización no es darle el alta al paciente y que se las arregle” aclara Brodsky para luego comenzar a relatar la Historia de Revuelo en el Altillo, el taller de comunicación que funcionó y sigue funcionando como dispositivo terapéutico y socializador, tanto para los pacientes como para la sociedad.
“Los pacientes por lo general a consecuencia de su enfermedad pero también y sobretodo a consecuencia de lo que es la actitud social frente a la enfermedad mental, no tiene espacios de relación; entonces el paciente vive situaciones de soledad, de falta de conexión con los otros, de no realizar enlaces con lo social, vive aislado de la sociedad” afirmó el entrevistado
El psicólogo recuerda que “tomando en cuenta esos elementos que tienen que ver más con la sociedad que con el paciente, nosotros comenzamos a construir (un ámbito) porque veíamos que el paciente era internado en la sala de Salud Mental, la mítica sala 8, donde la internación que se hace es por un periodo breve (hasta que el paciente se compensa) y después vuelve a su casa, pero lo que aparecía como problema era que el paciente la única actividad que tenía en el hospital era talvez una actividad de psicoterápia, de ir a visitar al psicólogo una vez por semana en el mejor de los casos y de ir a buscar su medicación; pero no había ningún otro tipo de actividad, el paciente vivía en una situación de ocio improductivo la mayor parte del día, y además cargando con este estigma social del prejuicio, la discriminación y sin ningún tipo de inserción laboral ni comunitaria”
Según Brodsky, hay dos elementos que hacen nacer la revista que ya lleva más de cinco años; uno es ese, el tema de ver que los pacientes tenían una situación de ocio improductivo, de soledad, de aislamiento social, de falta de contacto con los otros, de ser discriminados, de ser aislados por la sociedad. “El otro es que si bien el servicio de salud mental es un servicio de agudos (es decir que la internación debe ser breve), lo que sucedía con muchos pacientes es que no se podía dar ese proceso de reinserción porque no tenían ya una vez dada el alta, ni familia, ni casa ni nada”
“Eso fue generando –explica el psicólogo- que muchos pacientes quedaran viviendo en el hospital, y esos son los pacientes que llamaban crónicos; pero que quedan internados porque no tienen donde ir, no porque sea necesario para su salud”
Se empezó a trabajar con esos pacientes, de los que Brodsky señala que “además del encierro sufrían una inactividad también dentro de la sala; con los rituales de tomar la leche, comer, bañarse y acostarse, pero no tenían ningún tipo de actividad; eran esos pacientes que se los llama institucionalizados porque es muy difícil que vuelvan a vivir en sociedad ya que pierden los hábitos de vida independiente y autónomos”
Esto incluso, es un fenómeno que excede la cuestión de la enfermedad del paciente, y “tiene más que ver con una desocialización que con problemas de la patología” Es lo que Goffman llamó instituciones totales, que son esas instituciones que absorben a un sujeto y le quitan su identidad y de alguna manera le mutilan todas sus capacidades de autonomía y de independencia.
Revuelo en el Altillo
Brodsky- “Yo empecé a reunirme con esos pacientes que prácticamente no hablaban o tenían escasa comunicación, a empezar a juntarnos a hablar, y después empezaron a incorporarse algunos pacientes ambulatorios también a esas reuniones, que eran reuniones abiertas donde la propuesta era hablar de lo que surgiera; y de a poco fueron plantando entre sus intereses la lectura y la escritura… entonces empecé a proponerles que lleven algo, lo que se les ocurriera”
– Se re entusiasmaron
– “Si, así muy precariamente empezaron a alcanzarme papelitos con intentos de poemas, alguna reflexión, un comentario, y ahí empezó a nacer de alguna manera el taller de comunicación; porque empezamos a juntar los pacientes internados con los ambulatorios y en algún momento dado, como había tanto entusiasmo con esto de escribir y leer, les propongo la posibilidad de hacer una revista: que primero pensamos que podía ser interna, pero que expresara el sentir y el pensar de los pacientes… y bueno se re engancharon… fue una propuesta medio irresponsable porque yo no sabía ni como se hacía, ni quien podía hacerla ni tenía el dinero ni nada. Finalmente eso se fue resolviendo porque había quedado un dinero de la cooperadora de una jornada que habíamos hecho desde el hospital, y eso lo tomamos inicialmente como base para poder hacer la revista, y así nació el primer número de Revuelo en el Altillo”
– y se le incorporó la opinión profesional
– “Si, después los pacientes empezaron a proponer que nosotros también empezáramos a escribir en la revista; entonces nos pareció interesante y empezamos a reflexionar acerca de que en general en los medios, todo lo que es Sala 8 salía por cuestiones negativas, muchas veces cosas reales y otras muchas cosas que no eran reales o que se magnificaban, pero siempre desde una mirada negativa y estigmatizante; entonces vimos la oportunidad de contar lo que realmente nosotros vemos y hacemos acá y poder derribar tantos mitos no?”
– y que apunta también a procurar la Salud Social no?
– Si… nosotros separamos las cosas pero en realidad Salud Mental Salud Social y Derechos Humanos es todo lo mismo, entonces era una buena forma de derribar los prejuicios; y los prejuicios tienen efectos concretos sorbe los pacientes, porque el prejuicio genera discriminación, recelo, la imposibilidad de conseguir un trabajo, de hacer amigos en fin de establecer lazos; es decir, los prejuicios tienen efectos concretos en la vida de estos pacientes, entonces la forma de derribar estos prejuicios es hacer conocer lo que se desconoce, porque la sociedad le teme a lo desconocido, y lo hacemos desde un rol activo de los pacientes, ese es el espíritu con el que trabajamos en el taller; y apostamos a que ellos puedan ser protagonistas de su recuperación y de su integración a la sociedad”
Pacientes impacientes
“El termino paciente en realidad no es el más apropiado, pero aún no ha surgido un sustituto, algunos le llaman usuarios, por ser usuarios de un servicio, pero tiene toda una connotación mercantil que a mi tampoco me convence; En el caso de la salud mental un paciente que no tiene un rol activo es muy difícil de recuperar, todo lo contrario que en la salud física donde son los médicos los que resuelven la cuestión casi sin participación del paciente, en este caso un paciente pasivo enfermaría cada vez más”
“y acá en este caso se dio eso, se dio la actividad, y se dio otra cosa que es fundamental con el devenir dialéctico del proceso del taller que fue el tema del proyecto: El primer proyecto fue la revista y lo primero que hace el proyecto es fortalecer el grupo, entonces empezó a haber una cuestión de grupos, de lazos, empezó a circular la cuestión de lazos, de afectos, la amistad, el deseo, las ganas, un montón de cosas en base a un proyecto, y de ese proyecto inicial que fue la revista empezaron a aparecer miles de proyectos; desde participar con la revista en la feria de las golondrinas, después conectados con otras instituciones con cuestiones que tienen que ver con la actividad física, empezamos a ir a las termas, empezamos a hacer paseos, a participar de la feria del libro, participamos de la primera feria del libro alternativa, es decir que hubo una serie de objetivos que trascendieron lo de la revista y hace ya tres años toda esta actividad derivó en el taller de radio”
– ¿y como fue lo del programa de radio?
“Son cosas que se van dando, en base a los emergentes, en algún momento fuimos a Federación a las termas, y nos invitaron de una radio a hablar, y los pacientes plantearon el interés en trabajar con esta herramienta y salió la idea, que en salud mental viene desde hace muchos años, desde La Colifata en adelante; de hacer un espacio radial de comunicación y ahí surgió La Hora del Revuelo, y también otro taller que surgió desde el colegio de psicólogos que nosotros le llamamos arte y salud mental: Arte en el Altillo, que surge a través de Graciela Benítez que es una profesora de arte y ofreció desinteresadamente, porque se empezó a involucrar con el grupo, enseñarles pintura, dibujo y también a hacer artesanías con las que participamos en la feria”
– ¿Cuantas personas participan del taller?
“El grupo es variable, en general hay un núcleo de 15 o 20 pacientes que van siempre, pero algunos se van, otros se incorporan, otros se van y después vuelven; porque el espacio es además un referencia terapéutica para el paciente; algunos se van por cuestiones positivas, por ejemplo cuatro chicas dejaron el taller porque retomaron el secundario, otro chico consiguió trabajo, es decir, por ahí dejan porque el taller funciona como un trampolín digamos, porque genera un desarrollo en las capacidades para trabajar en grupo, para cumplir objetivos y demás, de hecho una de las pacientes que escribió el prologo del libro, dice algo muy interesante porque recuerda: ‘Bueno yo siempre he sido muy inestable, muy inconstante, y en el grupo aprendí que para poder cumplir objetivos hay que ser constante, y eso me sirvió para terminar la escuela’”
Represión en el Borda
Consultado por los hechos ocurridos hace un año en el hospital Borda, donde malinterpretando o tergiversando el espíritu de la desmanicomialización, el gobierno de la ciudad de buenos aires reprimió a talleristas y pacientes que se oponían a la demolición de los espacios de taller, Brodsky recuerda que; “El borda yo lo he conocido, y he tenido la oportunidad de poder intercambiar con maestros ahí, como el caso de Alfredo Moffat o del Dr. Camino que fue el creador de la colonia de Federal, o Alberto Sava, que es el que está a cargo del frente de artistas del Borda, que hacen teatro en el Borda; hay gente extraordinaria en el Borda; porque tiene como dos realidades; por un lado la psiquiatría tradicional institucional, y por el otro toda la actividad social y cultural; Sava durante muchísimos años fue a titulo personal a hacer talleres al Borda hasta que hace unos años recién lo contrataron”
En este sentido, Brodsky aclaró que “el concepto de desmanicomialización, significa cerrar los manicomios para transformar las practicas de Salud Mental; donde el paciente pueda vivir socialmente y ser atendido en centros ambulatorios. Ahora en boca de un político neoliberal, Desmanicomialización quiere decir ajuste; que es lo que hizo Macri, que tiró a la calle a un montón de pacientes. Pero desmanicomialización no es darle el alta al paciente y que se las arregle, evidentemente son paradigmas distintos”
Brodsky señala el daño que esa acción violenta genera en los procesos terapeuticos y aclara; “además es muy simbólico en cuanto a los paradigmas; destruir con la policía lo que era un espacio de resocialización”
“Las experiencias del Borda como La Colifata, que fue la primera radio que se instala en un hospital psiquiátrico, no fue encarada institucionalmente por el hospital sino que el coordinador, Olivera, era un estudiante de psicología social que iba al Borda a hacer pasantías, o como el caso de Moffat que está trabajando hace años en la peña Carlos Gardel, que son dispositivos que se filtran en la institución”
“y Alberto Sava que durante muchísimos años estuvo trabajando con el arte no sólo como instrumento terapéutico sino como instrumento critico, es decir, desde el arte se cuestionaba el tema del manicomio, de las relaciones de poder que hay en el manicomio, de las injusticias que se viven dentro de un hospital psiquiátrico”
La “Pepa”
“En el libro ha escrito un enfermero que ha fallecido hace un tiempo, pero que tuvo una experiencia muy rica en el hospital psiquiátrico de Federal, Adriano Olivera; que entró en la época de Camino (inició en el año 68 y en el 76 lo echan los militares), ahí camino hizo una experiencia extraordinaria de comunidad terapéutica, y Adriano entró como paciente a la colonia y salió como enfermero. Camino lo promovió a enfermero y yo cuando entré a trabajar a la colonia era por lejos el mejor enfermero que tenía la colonia, un tipo muy lucido, y lo que cuenta en una de las notas Adriano es que después que lo echaron a Camino empezó a ver que a camino lo criticaban porque medicaba poco, que había toda una cuestión de negocios también de los laboratorios farmacológicos y Camino cuenta eso, dice que medicaba lo básico para que el paciente pueda funcionar; que no es estar en contra de la medicación; la medicación psiquiátrica bien administrada habilita la posibilidad de que un paciente pueda hacer un tratamiento psicológico o pueda hacer todas estas actividades de lazo social porque sin medicación es mucho más difícil, pero obviamente que otra cosa es la medicación desde una ideología represiva, que es lo que contaba Adriano en una de las notas; después cuando entraron los militares el vivió esa época también en Federal, y relata que los pacientes estaban como zombies babeantes, porque la única política que había era totalmente represiva y de depósito. Entonces para tener a una persona encerrada durante años sin hacer nada, los tienen así todo el tiempo”
“Eso está muy reflejado en un documental que se llama Comunidad de Locos, es un documental recomendable que cuenta lo que fue la experiencia de comunidades terapéuticas, una experiencia extraordinaria”
¿Porque revuelo en el altillo?
“Revuelo en el Altillo es un nombre muy simpático que surgió porque uno de las características del grupo es la horizontalidad, si bien los roles están diferenciados porque el psicólogo es el coordinados y los pacientes son los pacientes, hay horizontalidad respecto de las decisiones que se toman en el grupo, y el nombre también surgió de esa forma. Porque ellos sentía como que estábamos haciendo como un revuelo en el hospital, y en ese momento estábamos en el primer piso; ahora también la sala está ahí, entonces ellos le llamaban el altillo, y tiene como un doble sentido, porque es como un revuelo en este lugar donde estamos y por otro lado la metáfora de cuando uno empieza a conmoverse con ideas en la cabeza, y empiezan a volar los pajaritos en el altillo que es la cabeza”
¿Se puede participar?
“Nuestra cuestión ha sido siempre integradora, es un taller abierto que no es solo para el paciente, de hecho participan personas que no tiene problemas de salud mental y eso es muy provechoso para la integración; el taller de la revista se hace todos los martes a las 9.30 en el Hospital Felipe Heras”