Estremecedor testimonio: “Tenía 12 años y me pagaban para tener relaciones sexuales”

Un estremecedor testimonio sacudió ayer la segunda jornada del juicio contra dos hombres oriundos de Gualeguaychú que están acusados por el delito de trata de personas con fines de explotación sexual, en su modalidad de captación y traslado, en perjuicio de una adolescente de 16 años.

Una joven de 17 años, a la que se identificará como Carla, contó ante el Tribunal Oral Federal de Paraná que se prostituyó durante un período aproximado de tres años en asados, peñas y reuniones sociales que los imputados organizaban con amigos en distintos lugares de la ciudad de Gualeguaychú. Según dijo, de esos encuentros también participaba la víctima y otras mujeres –algunas menores de edad–, que recibían dinero a cambio de mantener relaciones sexuales con los hombres.

El testimonio de esta chica, sumado al que antes había dado la joven por la cual se originó la causa, complicó la situación de José Cándido Manzanares, de 70 años, y Dardo Rubén Darío Campoamor, de 65, que enfrentan la posibilidad de ser condenados a una pena de entre cuatro y 10 años de prisión.

Además, en la jornada de ayer, el tribunal dispuso realizar una pericia caligráfica para corroborar los dichos de la madre de la víctima. El lunes la mujer contó que en noviembre del año pasado fue interceptada y amenazada en la calle por Manzanares y que el hombre le entregó un papel que, según dijo, había sido escrito de su puño y letra, con los datos de un estudio jurídico que se haría cargo de la defensa de su hija en otra causa que la tiene como procesada por homicidio en Gualeguaychú. En el inicio de la audiencia, el fiscal José Ignacio Candioti pidió que ese papel sea analizado y el tribunal hizo lugar a la medida, que estará a cargo de un perito de Gendarmería.

Manzanares y Campoamor fueron detenidos a las 3 de la madrugada del lunes 5 de diciembre cuando viajaban a bordo de una camioneta Peugeot Partner e intentaron salir de la provincia por el puente Victoria-Rosario. Con ellos viajaba una joven de 16 años. Según dijeron, eran amigos de su madre y se dirigían a la provincia de Córdoba para realizar una operación de compra y venta de vehículos, y la adolescente los acompañaba para conocer.

Pero cuando los efectivos de Gendarmería se contactaron con la mujer, ésta dijo que no los conocía y radicó la denuncia.

Las circunstancias del operativo fueron ratificadas al detalle ante el tribunal por los gendarmes y por los testigos civiles que realizaron el operativo.

Alejo Bonfiglio dijo que los efectivos se sorprendieron porque la joven, María, les entregó dos documentos, uno suyo y otro de su madre, y por eso decidieron comunicarse con la progenitora. Pero destacó como una “situación irregular” que una menor viajara con dos personas mayores “con los que no tiene vínculo directo y que María “estaba como desorientada: dijo que iba a Córdoba pero no sabía exactamente adónde”, advirtió.

Hoy Carla tiene 17 años, pero conoció a Manzanares y Campoamor cuando tenía 12. Una amiga los presentó y le dijo ellos “pagaban para salir”. Luego explicitó el eufemismo: “Pagaban para tener relaciones con ellos”. Cada vez que lo hacían, le daban 250 pesos.

Carla contó, no sin vergüenza, que se inició sexualmente a los 12 años y que hasta los 15 años participó de “asados y peñas” que organizaban Manzanares y Campoamor con sus amigos en las casas de éstos, en el negocio de un dirigente de la liga de fútbol o en un rancho ubicado detrás del cementerio de Gualeguaychú. Según dijo, “iba un montón de gente grande, como ellos, y llevaban mujeres”.

Mencionó a cuatro jóvenes, entre las que nombró a María, la víctima en esta causa, que participaban de esos encuentros en los cuales comían, bailaban y después iban a un hotel donde debían mantener relaciones sexuales con los hombres a cambio de dinero. Las mujeres tenían “16, 17, 20 años, y otras más grandes”, dijo.

Con crudeza, detalló que “ahí ellos se ponían con la que querían” y agregó que “podían llegar a tener varias relaciones en una noche”.
La adolescente mencionó también que en una oportunidad viajó a Buenos Aires con Manzanares y Campoamor y que este último le dio dinero para que se comprara ropa.

En otro tramo de su relato, aseguró que Campoamor la trataba “bien” y que le daba consejos para sobrellevar los problemas que tenía con su familia; dijo también que el hombre le regaló un celular y que se veían “todos los días” porque la llevaba “a pasear”, pero que “no tenía relaciones sexuales tan seguido”.

Carla apuntó que “tenía relaciones únicamente con Campoamor” y que “pagaba en cada ocasión; pero señaló que una vez, cuando tenía 13 años, tuvo relaciones con Manzanares, que le pagó “300 pesos” y que Campoamor lo supo porque ella se lo contó y que “no dijo nada”.

Finalmente, la adolescente dijo que ya no participa de esos encuentros y que hace varios años que se separó de Campoamor. “Ya no me interesa, no quiero saber más nada con ellos. No tendría que haber hecho lo que hice, era muy chica, no tenía la cabeza puesta para saber si estaba bien o estaba mal”, sentenció.

Intimidaciones
La contundencia del relato de Carla se vio robustecida tras un cuarto intermedio, cuando el fiscal José Ignacio Candioti advirtió que una psicóloga del Programa Nacional de Rescate y Acompañamiento a las Personas Damnificadas por el Delito de Trata le había manifestado que una cuñada de la joven había sido amenazada para que no declare en el juicio porque “podían tener problemas”.

La propia Carla fue nuevamente convocada por el tribunal, reconoció que se sintió “asustada” por ese mensaje y explicó que su cuñada también participaba de las fiestas que organizaban Manzanares y Campoamor. La joven también estaba citada a declarar en el juicio pero no había concurrido y sería trasladada por la Policía.

En virtud de ello, el tribunal dispuso que Carla reciba una custodia y las partes convinieron en que su cuñada sea relevada de volver a declarar y, en cambio, se introduzca el testimonio que dio durante la instrucción de la causa.

Lo cierto es que la explicitación de que las testigos habían recibido mensajes intimidatorios puso bajo la lupa el testimonio que dio otra joven que también fue mencionada por Carla como participante de las fiestas.

Es el caso de Laura, también es un nombre de fantasía, quien negó conocer a los imputados, dijo que nunca participó de los “asados” y que María era compañera de la escuela. (El Diario)

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