Sin ley que obligue al cierre dominical, la mayoría de los empleados opta por trabajar

En el año 1991, con la publicación del decreto 2284 de desregulación económica, las restricciones de horarios y días a la actividad comercial fueron suprimidas para la prestación de servicios de venta, empaque, expedición, administración y otras actividades comerciales. Desde entonces, las grandes cadenas hicieron caso omiso al cierre dominical, y la situación del comercio pequeño y mediano se vio duramente comprometida. Atrás quedarían los derechos al día de descanso de trabajadores y empresarios PYMES.

El titular de la dirección de Industria y Pymes de la Provincia, Aldo Bachetti, indicó que la ley Nº 9393 de Grandes Superficies Comerciales -sancionada en 2001 pero reglamentada nueve años después luego de los gobiernos de Sergio Montiel y Jorge Busti debido a las presiones de las grandes cadenas- establece el cierre dominical.

El artículo 16º de la norma establece que los grandes comercios deben funcionar “dentro de un máximo de setenta y dos (72) horas semanales, comprendido de lunes a sábado y con un horario tope de cierre a la hora veintiuna (21) de cada día”. Y además se autoriza a funcionar hasta un máximo de un (1) día feriado, nacional o provincial, o un domingo cada dos (2) meses. En las localidades turísticas se podrá excepcionar durante la temporada alta la restricción de horario de cierre, extendiéndose no más allá de las veintidós (22) horas y la apertura los días domingo o feriados no pudiendo autorizarse más de seis (6) en total. La autoridad de aplicación establecerá el plazo que considere temporada turística alta en cada localidad”.

No obstante, la excepción fue la regla. “La ley decía que quedan exentos las regiones que estén dedicadas al turismo. Esa norma se tomó como regla y prácticamente todo paso a ser zona turística”, indicó Bachetti. Por ello, el artículo mismo creó las condiciones para que termine desvirtuado en la realidad.

Pero el secretario general del CEC (Centro de Empleados de Comercio) Juan José Simonetti dijo que la ley Nº 9393 “habla del descanso de los trabajadores pero no habla que explícitamente deben cerrar los domingos”. Y añadió que la norma sólo alcanza a las grandes empresas y deja afuera a los comercios medianos y chicos. “Acá estamos hablando de todos los trabajadores”, indicó.

El tema volvió a tomar impulso luego de que el presidente de la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME), Osvaldo Cornide, saludase a principios de junio pasado al papa Francisco durante una audiencia general y le entregase un documento con detalles de la campaña que impulsa para lograr el cierre de los comercios el séptimo día de la semana. “En Entre Ríos ya hubo movimientos al respecto. Nos hemos reunido en Cerrito y en el próximo mes también se va a hacer una reunión”, indicó Bacheti.

El responsable de Industria apuntó a la gente que acude los fines de semana. “Por qué necesito yerba y azúcar ¿necesito un esclavo que me atienda un domingo a las nueve de la noche?”, se preguntó. Y reclamó que el domingo se debe permitir a los empleados tener un descanso en familia. “No es lo mismo que se compense con un franco el miércoles cuando quizás se encuentre solo en su casa porque sus hijos o sus familiares están en el trabajo o en la escuela”, mencionó.

Bachetti recalcó que los clientes deben ver los comercios como a las demás actividades. “No podemos ir al banco o ir a pagar Rentas o un impuesto municipal un domingo porque está cerrado. Lo hacemos de lunes a viernes”, indicó. Pero, al mismo tiempo, admitió que el consumismo ha invadido a la sociedad. Por ello, dijo que los concordienses en vez de disfrutar la costanera o el Lago prefieren ir con un carrito “a ver los colores de los paquetes de azúcar y yerba”.

Al mismo tiempo, el responsable de Industria y Pymes acusó recibo del argumento de muchos empleados que obtienen un beneficio económico importante por trabajar los domingos. Por ello, interpeló a los dirigentes gremiales. “Tendrían que trabajar para que sus afiliados tengan la misma remuneración pero sin sacrificar el domingo”, dijo. Y agregó que los sindicalistas no pueden estar satisfechos por el incremento salarial debido al trabajo dominical. “Tienen que cobrar igual y no trabajar el domingo”, sostuvo.

Los domingos al almacén

Simonetti dijo que es “obvio” que el Centro de Empleados de Comercio quiere que los empleados estén en sus casas el domingo. Por ello, mencionó que hay un proyecto de ley a nivel nacional. En efecto, CAME (Confederación Argentina de la mediana Empresa) presentó un proyecto que estable como obligatorio el cierre y, como excepción, permite solamente cinco domingos en el año. De la misma manera, obliga al cierre los días declarados como Feriado Nacional.

Además mencionó que hay algunas ciudades como Santa Rosa y General Pico (La Pampa) se llegó a un acuerdo para no abrir el domingo. En 2006, en Concordia el sindicato intentó arribar a un acuerdo y se manifestó durante dos meses en el hipermercado Carrefour (Norte en ese momento) pero el comercio local “solamente acompañó dos domingos”.

Paradójicamente, las grandes cadenas como Carrefour (y Vea recientemente) ofrecieron trabajar dos domingos en el mes, pagando día doble, y descansar los otros dos. No obstante, muchos empleados optan por trabajar los cuatro, cobrando el doble cada uno, para hacer una diferencia económica. Simonetti dijo que el acuerdo no prohíbe que puedan hacer uso de esa opción y que económicamente se ven favorecidos pero de esa forma se “desvirtúa todo”.

En cambio, el comercio local obliga a los empleados a trabajar los cuatro domingos y los abona como un día más. El titular del CEC reclamó a los pequeños y medianos comerciantes. “Se tendrían que haber plegado porque conseguimos dos domingos: era la mitad de lo que pretendíamos”, señaló.

El gremialista señaló que para ello hay comercios regenteado por sus propios dueños en los barrios, como los almacenes, y en el centro que trabajan feriados y domingos. “Está bien que así sea porque son negocios muy chicos de gente que se gana el pan diariamente y también hay que darles la posibilidad de vender”, dijo.

Simonetti, al igual que Bachetti, criticó a quienes van a comprar a última hora o los domingos. “Vemos en los (Modelo) Express que están abiertos hasta las 12 y vemos que a las diez u once de la noche están llenos. Y si los domingos no tienen nada que hacer o cuando llueve y están aburridos, las playas de los supermercados están que explotan”, indicó. “Creo que de lunes a sábados es suficiente. Además los horarios son extensos, pueden ir los mediodías cuando hay menos gente. Y si algo le faltó que vaya a un comercio de barrio y que lo compre”, indicó.

La familia o el bolsillo

Botto indicó que hace dos años resurgió el tema nuevamente debido al proyecto de ley y más aún con las recientes declaraciones del Papa. “Allá en el local el tema está en discusión. La gente tiene muchas ganas de que cierren los domingos. Saben que es difícil pero quieren que cierren. Necesitamos una ley que exija que cierren”, dijo. Quienes sacrifican los dos domingos pueden llegar a embolsar desde $ 1500 a $ 2000 extra mensuales, según la antigüedad que tengan. Pero los empleados que tienen familia optan por no faltar los domingos de descanso. “Ahora para la gente que no tiene es una opción el tomarse” el día, dijo el delegado. No obstante, al reflexionar señaló que una alternativa para que los empleados no pierdan ingresos es distribuir la ganancia dominical en horas extras durante la semana. “La plata que no te pagan el domingo te la van a poder pagar durante la semana y a lo mejor llegas a un acuerdo salarial conveniente”, manifestó.

Matías Altamirano, otro delegado de la empresa, dijo que últimamente la empresa permite optar por no ir a trabajar los cuatro domingos en el mes. “Te los tomás, no hay problemas”, dijo. Pero entre el 60 y 70 % de los empleados concurre ese día debido al sueldo doble. “Ese es el problema que tenemos: el dilema de ir o no ir. Por más que tratemos de convencer a la gente, no podemos manejarle el bolsillo”, admitió.

En el Carrefour del centro, los empleados desde hace dos años que no trabajan los domingos debido a que la empresa lo decidió por una cuestión de rentabilidad, probablemente porque las ventas no alcanzaban a cubrir el costo salarial. No obstante, a admitió que antes junto con sus compañeros discutían sobre el tema. “Muchos si le das la opción a elegir te van a decir que no a trabajar pero el bolsillo te lleva. Hay gente que quiere y gente que piensa en la plata”, admitió Kerkaert.

Más adelante, señaló que al tiempo de cerrar los domingos, estaban todos conformes. “Es lindo tener los domingos libre. Lo que se pierde es la familia ¿Qué otro día te podés juntar con tu familia completa un domingo en la mesa? No podés porque uno va a la escuela, el otro a otra cosa. Un gran porcentaje de las mujeres de la casa hoy en día trabajan, entonces es otro problema”, dijo el delegado de local donde antiguamente funcionaba Casa Tía. Y sostuvo que también hubo resistencias de parte de los empleados cuando se instauró el Día del Empleado de Comercio. “Había gente que no quería porque los feriados pagan más y terminamos todos contentos que tenemos un día más al año que nos podemos juntar que es el día nuestro”, mencionó.

En tanto, Botto dijo que los clientes se han mal acostumbrado. “Me acuerdo cuando era chico que los domingos eran para estar en familia, ir a la iglesia o visitar a mi abuela. Ahora lo usan para ir a comprar”. Y aseguró que se pueden acostumbrar nuevamente a hacer su recorrida comercial los sábados, para lo cual se necesita que las empresas dejen las ofertas y las promociones para ese día o los anteriores. “Sería lo mejor pero va a costar”, señaló.

Por último, Botto indicó que la única salida viable es una ley nacional. “La gente tomaría conciencia de que hay una ley que prohíbe y las multinacionales que si abren va una multa”. Y la comparación con la ley que estableció el feriado para los empleados de comercio resurgió nuevamente debido a la resistencia que suscitó en un primer momento. “Las grandes empresas dieron premios a la gente que iba, se les hacía un sorteo de un electrodoméstico a elegir. En Eva Perón «un 20 o un 30 % de gente fue, el otro 70 % se lo tomó. El segundo año se llegó a un acuerdo y se logró cerrar. Ahora la gente tomó conciencia de que el día 26 de septiembre no se abre”.

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