El siniestro fue advertido por el propietario de la vivienda, Juan Gerzeck, que se encontraba solo en ese momento. De inmediato tomó un matafuego y llamó a los bomberos. La rápida intervención de éstos últimos evitó que las llamas se extendiesen a otros ámbitos de la casa. El fuego quemó o daño un televisor, un decodificador, una biblioteca, libros, cables, parte del cielorraso y la mampostería. Pero fue rápidamente extinguido.