Hoy el INTA, el Senasa, el gobierno y las entidades que agrupan a los productores están firmes en que se respete la resolución. “Esto se va a cumplir o cumplir”, indicó. En tal sentido, dijo que lamentaba si faltaban plantas por uno o dos años pero “eso se va a solucionar como todo”.
El titular de la entidad intermedia sabe que poner bajo cubierta implica una inversión para los viveristas pero dejó en claro que les “ha ido bien en estos últimos años” por lo que “no pueden decir que no tienen plata”. Y además recordó que cuentan con la ayuda del Estado. “Les ha pedido que formen cooperativas y los están ayudando y los van a seguir ayudando”.
Una resolución del Senasa de 2009 establecía que las plantas debían ser plantadas bajo cubierta. “Por distintas razones, inclusive directivos de la citricultura de acá, hacían gestiones ante la secretaría de Agricultura y el Senasa para ir pateando esta norma. Hoy tenemos el problema que tenemos”, dijo Taylor.
En cambio, en otros lugares se cumplió con la misma y la situación es distinta. NOA (Noroeste Argentino) que abarca a salta, Jujuy, La Rioja, Tucumán y Santiago del Estero tienen la producción bajo cubierta. En el NEA (Noreste Argentino) se estima que Corrientes el año próximo termine de hacer lo mismo
En tanto, en Misiones “las firmas grandes y serias las tienen bajo cubierta”, dijo. En cambio, en algunos sectores de la provincia yerbatera hay lotes pequeños de citrus que no tienen esa protección y ya se han encontrado casos de HLB. “Lo que no queremos es que baje acá”, indicó el presidente de la Asociación.
Taylor también reclamó que las yemas de las semillas que se coloquen en los plantines sean vendidas por el INTA. “Es la única forma de tener material certificado y garantizado. Tenemos que seguir esas normas. Los que no quieren seguirlas, que busquen otra actividad”, dijo. Y aseguró que el material que están vendiendo para la zona es “malo”. “Entre Ríos tiene un serio problema de plantaciones enfermas con otras enfermedades y esas plantaciones fueron hechas por estos viveristas”, dijo.
Los primeros síntomas de la enfermedad son la aparición de hojas amarillas y luego comienza a deformarse la planta y la fruta pierde color y su sabor es amargo. El proceso termina con la muerte de la planta.
En tal sentido, dijo que el ejemplo es República Dominicana. “Hicieron lo que los viveristas quieren hacer acá en la zona. No hicieron caso a estas normas y hoy tienen casi toda la citricultura flagelada por esta enfermedad”, indicó. Pero más complicada es la situación de Florida (EEUU) donde se perdió el 20 % de la producción de la naranja Valencia. “Es un problema gravísimo y lo mismo ha pasado en Brasil que está arrancando muchísimas de sus plantaciones y plantando caña de azúcar y soja”, dijo. “A muchos no les interesa seguir porque es una inversión cara y a largo plazo. Con la caña de azúcar y la soja tenés una rentabilidad inmediata”, sostuvo.
En 2011, en Concordia se realizó un congreso al que asistieron técnicos de otros países. En esa instancia, se llegó a un acuerdo acerca de cómo debía procederse para que la enfermedad no ingrese a los siete países cuyos representantes asistieron. “Fue tomado por la FAO como ejemplo a nivel mundial sobre que es lo que se debe hacer para evitar que entre el HLB”, mencionó.