CAUSA HARGUINDEGUY: a 36 años de la desaparición de Oscar Dezorzi su hijo, Emmanuel, se dirigió al tribunal es su doble carácter de víctima y abogado

En el recinto del Tribunal Oral de Paraná, se desarrolló la última audiencia de la semana en la megacausa “Harguindeguy y otros”. Vale aclarar que en lo que va del proceso ya se ha pasado por las instancias testimoniales en la que se ventilaron los hechos ocurridos durante el gobierno cívico militar en las ciudades de C. del Uruguay y Concordia. El área Gualeguaychú corresponde a la última zona de la causa “Harguindeguy”, en la que se investigan las desapariciones de Oscar Alfredo Dezorzi y Norma Beatriz González; y la privación ilegal de la libertad seguida de tortura de Enrique Zapata, Héctor Rodríguez, Víctor Carlos Ingold, Félix Donato Román, Emilio Raúl Martínez Garbino y Jaime Gustavo Martínez Garbino. Por estos hechos se encuentran en el banquillo de los acusados: Albano Eduardo Harguindeguy, retirado como General de División del Ejército, fue ministro del Interior desde el 27 de abril de 1976 hasta el 4 de diciembre de 1980; el exjefe del Escuadrón de Exploración de Caballería Blindada II de Gualeguaychú, Juan Miguel Valentino; el teniente coronel Naldo Miguel Dasso -ex jefe del Regimiento de Caballería de Concordia; Santiago Nelly del Moral ex jefe de sección en el regimiento de Gualeguaychú; y los policías Juan Carlos Mondragón y Marcelo Pérez. Cabe mencionar que por estos hechos también debería ser juzgado Díaz Bessone, que fuera el ministro de Planeamiento bajo la presidencia de Jorge Rafael Videla, pero que hasta el momento el tribunal no ha decidido si reincorpórarlo o apartarlo definitivamente del proceso, luego de que se le realizaran varias pericias medicas.

Emanuel Dezorzi: El primer alegato en la causa “Harguindeguy”.

Emanuel Dezorzi tenía apenas cinco meses de vida cuando un grupo de hombres con armas largas, vestidos de civil, irrumpió en la casa de sus abuelos paternos, el 10 de agosto del 76, y sin esgrimir ningún motivo se llevo a su padre, Oscar Alfredo Dezorzi quien aun continua desaparecido. Emanuel Dezorzi, hoy abogado de 36 años, se presentó en el Tribunal Oral Federal de Paraná con un semblante sereno y brindó un testimonio elocuente. Habló de una incertidumbre que genera un continuo dolor en él y su familia, la de no saber el paradero de su padre o de sus restos, y se animó, en su función de abogado, a dirigirle al tribunal encabezado por Lilia Carnero una “suerte de alegato”.Ante la pregunta de la presidente de tribunal de si tenía algo más para decir Emmanuel respondió: “tengo 36 años y medio y hace 36 años y un mes que mi viejo está desaparecido. En este tiempo hubo cinco o seis resoluciones hechas por autoridades judiciales y militares, en el 83 hay un pequeño avance, muy pequeño y después hasta 2008 no hay nada. Yo me alegro mucho que este momento haya llegado, que se esté juzgando esto, pero… me es difícil ponerme en el lugar de mi abuela buscando a un hijo durante tantos años sin sentido. Que a pesar de todas las gestiones ni siquiera poder tener un expediente que seguir, ni un abogado al cual consultar. Creo que éste es un daño tremendo, que por ahí no está, no sé, yo no hago penal; por ahí no está tipificado como un delito, pero que es un daño que no tiene forma de ser resarcido. Que mi abuela haya tenido que esperar 36 años para que esto se pueda llevar a cabo me parece una injusticia y que esto se esté llevando a cabo me parece un poco de justicia. No saber que paso con mi viejo; que mi abuelo haya muerto sin saber qué pasó con el hijo; que mi abuela tenga 82 años y todavía tenga que estar buscándolo, en su interior, pero tenga que estar buscándolo, es algo que no van a poder resarcir”.

“Si lo hubieran matado y supiera donde está el cuerpo, estoy seguro que el daño hubiera sido mucho menor. La incertidumbre que crearon con eso de hacer desaparecer personas, con esto de hacer desaparecer a mi viejo es… No sé. Disculpen si me extiendo un poco, pero yo tengo amigos que han perdido a sus padres de chicos, algunos por cuestiones naturales y otros por circunstancias trágicas. Se les hacía difícil la vida por estas cuestiones, a algunos más a otros menos, pero yo creo que la gran diferencia que tiene mi situación con la de ellos, es que ellos saben dónde está y aunque no vayan al cementerio saben que hay una tumba que tiene a sus padres y yo a eso no lo tengo; y mi abuela no tiene la tumba de su hijo, y mi madre no tiene la tumba de su esposo y eso es muy difícil de solucionar. No tenemos la tumba y ni siquiera estamos seguros de que está muerto”, señaló Emanuel.

“Creo que al momento de juzgar lo que en este momento se está juzgando en este tribunal y me tomo el atrevimiento de hacer una suerte de alegato: ustedes van a tener que evaluar eso, porque acá no se dañó solo a un grupo de personas, se dañó a un grupo de familias y con un daño que día a día se actualiza. Yo tengo 36 años, más de diez años de terapia continuados y todavía no he podido resolver lo que significa tener mi viejo desaparecido”, alegó.

Santa Teresita Giacopuzzi: “cuando fimos Valentino no nos quiso atender”

Con sus 82 años y habiendo pasado más de 36 años de la desaparición de su hijo, Teresita se presentó en el TOF de Paraná y reconstruyo, con mucha lucidez, como fue la noche del secuestro de Oscar y los años posteriores de gestiones y entrevistas con distintas autoridades en busca de su hijo.

“Lo sacaron de mi casa. El estaba durmiendo, como a las cuatro de la mañana y estaba medio engripado y apenas si lo dejaron agarrar una campera” recordó. También dijo que aquel operativo fue realizado por tres personas de civil que portaban armas largar, “creo que tenían trajes” expresó. “Mi hija abrió la persiana y vio como a media cuadra lo subían a una auto”. En referencia al vehículo dijo que se trataba de un auto particular, pero no pudo recordar ni el color ni el modelo.

Oscar había vuelto hace poco tiempo de Paraná a Gualeguaychú, ya que cuando se produjo el golpe lo despidieron de la planta avícola en la que trabajaba y lo dieron de baja del listado de la facultad de Ingeniería. Por estas razones volvió junto a su mujer, que se encontraba embarazada, a Gualeguaychú y cada uno de ellos se fue a vivir con sus padres con las esperanza de conseguir un lugar propio.

En relación a los días posteriores al secuestro de su hijo la testigo recordó “A los pocos días que se lo llevaron, fue mi nuera, con la mamá, a (Concepción del) Uruguay. A los ocho días volvimos a ir. Ahí un oficial nos dijo ‘a este chico lo llevaron ayer a Paraná’. Fuimos al Arzobispado y nos dijeron que vayamos al Regimiento de Gualeguaychú. Después supimos que lo castigaron al chico que nos dio esa información”. También hizo referencia a que cuando se presentó el Regimiento Miguel Valentino, uno de los imputados, no las quiso recibir. Quien sí lo hizo fue el subjefe Martínez Zuviria, “pero nunca nos dijo nada. Siempre negaron que fueron ellos” afirmó Teresita.

Continuando con el relato de los distintos lugares y autoridades a las que se dirigieron la madre de Dezorzi recordó que en una oportunidad se había entrevistado con el padre Metz, Capellán del Ejercito de Paraná, quien les dijo que había visto dos veces a Oscar, pero a su vez nunca les había aportado más datos que este.

Al final de su relato la integrante de Madres de Plaza de Mayo dijo que “Oscar siempre me contaba con alegría iba a los barrios humildes y ayudaba a arreglar casas en Paraná y cuando volvió a Gualeguaychú hacia lo mismo junto con Noni”.

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