Para malestar de gran parte de la sociedad chajariense, Silgueira llegó al debate en libertad, y en libertad salió de la ultima jornada, cuando se expusieron los alegatos de ambas partes. Es que el imputado ya pasó 18 meses en prisión preventiva y domiciliaria, sin llegar al debate oral, que se realizó recién después de cumplidos los dos años del hecho por el que se lo acusa. Que Silgueira siga preso de forma preventiva, es algo que el código procesal penal prohíbe, dado que no es responsabilidad del imputado, que la causa tardara tanto en llegar a juicio. Por otra parte, el principio de inocencia establecido tanto en el código procesal como en la constitución provincial, impiden que una persona pueda cumplir condena antes de ser condenado. No obstante, la situación indigna, y atemoriza. En principio, vale señalar que Silgueira, ha cumplido con todos los requerimientos de la justicia en estos dos años de proceso judicial, y que en gran parte de este, estuvo bajo tratamiento; debido a que su intento de suicidio, le dejó secuelas evidentes; como la amputación de uno de sus brazos.
También es cierto, que existe un importante número de imputados que aun sabiendo que su destino inevitable es la prisión, no intentan fugarse. Sin embargo la situación de Silgueira es un tanto más particular que la del corriente. Desde el vamos, el destino de Silgueira es inevitablemente la prisión, tarde o temprano, mediando o no apelaciones; la defensa de Silgueira no tiene cómo discutir la materialidad ni la autoría del hecho; Es decir que no puede desvirtuar la figura del homicidio y tampoco puede quitarlo de la escena de crimen. Silgueira, inevitablemente irá a la cárcel y lo sabe.
En la audiencia de Alegatos, quedaron claras las posibilidades del acusado, o lo condenan a prisión perpetua (25 a 35 años), o –si el tribunal atiende al pedido de la Defensa- a 25 años de prisión.
En muchos otros casos, incluso por delitos de menor cuantía punitiva, la justicia ha impuesto detenciones preventivas hasta la lectura de la sentencia, atendiendo al riesgo de fuga que suscita el conocimiento certero del resultado condenatorio. Sumado a esto, existen pericias; que fueron incluso legitimadas por la Defensa; que establecen que el imputado presenta signos sicopáticos, que carece de frenos inhibitorios, toda vez que los celos lo abordan; y que Silgueira, quien había constituido todo su sistema de vida y hasta de creencias, en torno a su ex mujer, no puede separar esa cuestión del resto de sus acciones. Además, existe el antecedente de intento de suicidio, y el malestar general que los vecinos de Chajari sienten y han manifestado incluso en los comentarios de las notas referidas al caso. En estas circunstancias, la prisión preventiva sería inclusive un resguardo para el imputado; que hoy camina libre por las calles de Chajari.
LA SENTENCIA
La fecha establecida para la lectura de la sentencia es el 22 de junio. La Fiscalía espera la concreción de sus solicitudes; concretamente la condena del acusado, por los delitos de; Homicidio (de Camila) doblemente calificado (agravado por el vínculo y por alevosía) y Tentativa de Homicidio Doblemente Calificado; de su hijo de 9 años, que hoy tiene 11. Por estos casos, los fiscales Julia Rivoira y Jorge Suñer, esperan además que la Sala condene al Eduardo Javier Silgueira a la pena efectiva de Prisión perpetua.
En tanto, la Defensa, que no se opuso a la autoría del hecho, planteó oposición al concepto de Alevosía (actuar sobre seguro, sin posibilidad de que la victima se defienda), señalando que no estaba acreditado que los menores estuvieran dormidos cuando fueron agredidos, espera que el tribunal lo condene por homicidio simple, y no calificado. Por otra parte, y en atención a la figura de las “circunstancias extraordinarias de atenuación”, Bastián señaló los informes la psicóloga Celina Domínguez, y el psiquiatra Leiman Patt; quienes señalaron como síntoma psicopático del imputado, la cuestión de los celos, y la influencia que este factor tiene en su comportamiento, al punto de desinhibirlo por completo: “Lo que siente, lo hace, sin pensar” dijo el abogado defensor en su alegato, buscando un atenuante en la pena de su defendido.