Los 62 empleados que según Casañas ya fueron reubicados, seguirán costándole al municipio dinero, y además, los que se incorporen ahora, una vez saneado el entrevero, es decir los nuevos contratos que hasta ahora Bordet se rehúsa a dar, pasarán también a formar parte de la planta permanente de la Comuna, y cuando aparezca un equipo de concejales, dentro de cuatro años volverá a comenzar el ciclo.
Decía Albert Einstein que si se intenta obtener resultados distintos, no deben hacerse siempre las mismas cosas. Y tal cual lo plantea el físico alemán, la solución es tan simple como lógica. Los secretarios y asesores de los concejales, deben acceder a cargos estrictamente temporales, y sus funciones no pueden exceder en el cuerpo las de sus respectivos fejes políticos. En otras palabras, son también funcionarios, como los secretarios del Intendente. Eso es básico, pero entonces ¿Por qué no se hace de este modo?
Quizás la mejor explicación a esta pregunta sea la forma en la que el Intendente Bordet le responde a los ediles cuando éstos les reclaman contratos para asesores o gente de su confianza: “Usen el personal que hay”. Formidable, realmente imperdible, como humorista se hubiera hecho una fortuna. Pero lamentablemente Bordet habla en serio, esa es su forma de entender la política, es decir, la no política. La forma en la que se concebía la política en los 90, entonces daba igual, porque no importaba lo que pensaran las personas, si eran buenos gestores; a eso se reduce la administración pública, a que los numeritos “cierren”. Como si se tratara de arreglar un auto, o de regar las plantas. Entonces “tomen a los que hay, que son muchos”.
Pero el problema es que entre esos muchos no hay un solo abogado, contador, sociólogo o asistente social (por ejemplo), que son disciplinas que podría requerir un concejal con verdaderas intenciones en presentar proyectos aplicables, que realmente resuelvan problemas, que –como se repite hasta el cansancio- “transformen la realidad de los pueblos”.
Se habla mucho de que la política es la herramienta para cambiar la realidad de las personas, y realmente lo es, pero para ello hay que “hacer política” y no una mera administración de números; de lo contrario, el espantoso resultado es por ejemplo la ordenanza anti-graffitis, que el concejo deliberante de la anterior gestión aprobó por mayoría, donde, a raíz de una serie de pintadas fascistas que aparecieron en la ciudad, resolvieron; prohibir la venta de aerosoles a menores de edad, y exigir a cada comerciante solicitar documento y registrar la identidad y dirección de toda persona que compre dicho producto. ¿No se asemeja demasiado a los instructivos militares de épocas negras de nuestra historia? no solo que parece un instructivo de la dictadura, sino que además; si no viola, roza la violación de garantías constitucionales.
Podemos concluir que los concejales ignoran las leyes y que no debatieron previamente la cuestión de los derechos individuales de las personas. (Pequeño detalle) ¿O debemos concluir que lo hicieron y que están plenamente de acuerdo con lo que aprobaron?
Esa cínica explicación de que “ya hay demasiada gente y debe usarse lo que hay”, es ante todo una mojada de oreja harto contradictoria para un presidente municipal que garantiza la higiene urbana, el servicio de parques y jardines y hasta la seguridad de muchos edificios públicos con empresas contratistas. Me pregunto entonces ¿Por qué Bordet no usa la gente que hay, que hay mucha? De hecho estaban sobrando en el Concejo por lo menos unas 60 personas, que ahora fueron reubicadas a distintas áreas del municipio.
Pamplinas, en realidad, la respuesta tiene otro trasfondo, mucho mas concreto, no es otra cosa que la garantía de que ese Concejo no controle nada, no haga nada, y que no sea más que un sello de goma del intendente o en su defecto una vocecita en el desierto. Eso es el concejo deliberante, eso ha sido en los últimos años. Un cuerpo para nada independiente que ha funcionado como extensión del poder ejecutivo, y cuando no, fue penalizado con traba a las cajas chicas, por ejemplo, o boicoteado infantilmente.
De ejemplo podemos citar la oportunidad en la que el gobernador Urribarri se reunió con los concejales una mañana a las 8.00Hs. y el director de prensa del Municipio llamó desesperadamente a todos los periodistas para que no asistieran a la conferencia en cuestión, porque -supuestamente- el Gobernador hablaría a las 9.30 en otra conferencia con el Intendente. ¿Un problema de disputas ideológicas? No, simplemente un problema de “a ver quien sale en la foto con el gobernador”.
Ahora bien, ¿podemos decir simplemente que Bordet es malo porque domina con el temor de dejar sin caja a los ediles, o de ponerles trabas en las pretensiones políticas a los ediles que dejan entrever cierta vocación de poder? ¿Alcanza eso para indultar a los funcionarios políticos que, ya sean oficialistas u opositores, no hicieron más que dejar que pasaran los años hasta consumirse el tiempo de sus “becas”?
Más analizamos la política local de los últimos 5 años y más veremos que, al parecer, todo se reduce a obedecer y ser premiado, u obedecer y pasar sin penas ni glorias, pero en cualquier caso nunca proponer formas alternativas de gobierno, debate ni opinión sobre el modelo de ciudad. La mecánica del concejo deliberante ha sido inexplicablemente la misma que la del departamento ejecutivo; “Gestionar y ser activo”; aunque no se tenga claro para que lado. Un eufemismo catastrófico, residual indeseable de la alienación política que sufrió la argentina, tras la dictadura sangrienta que castigaba a los que hacían política, y la banalización de la función publica, llevada a su máxima expresión durante la segunda década infame, que castigaba a los que estando en el poder “no afanaban”. Los ídolos eran pues, los que salían en el programa de Susana, o de Mirta, dos mujeres bastante ignorantes que preguntaban banalidades; pero eran rubias y cholulas.
De la misma manera vimos irrisoriamente a por ejemplo, la ex concejal del Frente Para la Victoria, (del frente para la victoria!!!!!) Marcela Sbresso, la misma que hoy ostenta un cargo ejecutivo (en la secretaría de Desarrollo Social) en franca coincidencia ideológica con el ex presidente de la Sociedad Rural de Concordia, Eduardo Beswik, a nada más que dos años de la 125, defendiendo la línea mayo-caseros, Festejando la “victoria de caseros” en un patético discurso que parecía copiado del Billiken, tres meses después de que la Presidenta Cristina Fernández de Kirchner, opinara que en realidad “perdimos en caseros” y ese era el motivo de nuestra dependencia económica y falta de desarrollo industrial.
Honestamente, no se me ocurre pensar que haya un pensamiento situado por parte de la abogada en cuestión, ni mucho menos que hablara con convicción ideológica, a diferencia de su co-orador, para quien esa corriente de interpretación de la historia es totalmente coherente con sus intereses. Simplemente, no hay política, no se hace política, eso no es política, sino simple y llanamente, una puesta en escena. En el mejor de los casos y dándoles una licencia, podemos decir que son practicistas, pero ni siquiera eso.
De la misma manera, hoy se presenta el panorama en el armado político local, candidatos elegidos a dedo, y con una previsible victoria de arrastre por su filiación, nada mas que testimonial, al Modelo Nacional y Popular (en rigor, nada que ver), no requieren demasiado debate de ideas para garantizar el poder, que nuevamente no tendrá más objetivos que un cambio estético en la ciudad. Como si gobernar fuera solamente eso, ejecutar, gestionar, ir a Buenos Aires a traer obras para Concordia, como si en esta ciudad no hiciera falta desarrollo industrial, para generar puestos de empleo genuino, aporte de valor agregado, políticas habitacionales, resolver el problema de los trabajadores temporarios (zafreros), resultado del perfil agro-exportador de la ciudad, cuestiones que si no parten de una premisa gubernamental deben necesariamente surgir de un debate político. ¿Nos hemos puesto a pensar porque no hablan de esto los concejales? ¿Es que tienen miedo o es que parten del mismo esquema mental?. Obrar de esta manera y decir que se está representando al modelo Nacional y Popular, el mismo que estatizó las AFJP, Aerolíneas Argentinas y expropió YPF, el mismo que implementó la asignación Universal Por Hijo, y puso en marcho un programa progresivo de sustitución de importaciones, el mismo que inició reformas sociales trascendentales como Matrimonio igualitario, Ley de medios, e influyó directamente en la economía, con el tipo de cambio, ampliando la economía a través de obra pública servicios y programas para generar mercado interno, decir que se representa ese modelo, y no haber promovido la instalación de una sola fábrica en la ciudad, de no haber siquiera insinuado tibiamente cambiar la matriz productiva de la zona, es mentir demasiado.
Entonces, si además de todo esto, además de no comprender el abanico de oportunidades que presenta este tiempo político para generar desarrollo y hacer de Concordia una ciudad auto sustentable, con inclusión social y con una reforma cultural que no puede esperar más, si además de todo eso, ni siquiera se apuntala un foro de debate y discusión donde esas ideas puedan comenzar a salir a la luz como debería ser un Concejo Deliberante representado en su mayoría por concejales que accedieron a esas bancas por una boleta sábana de Color azul que llevaba la foto de Cristina Fernández de Kirchner, en rigor, el espacio político que impulsó la mayor cantidad de reformas sociales a favor de los intereses ciudadanos de los últimos 50 años, y que “volvió a poner la política arriba de la mesa”.
Paradójicamente, como suele ocurrir en la extraviada Concordia, había más debate político en el concejo de los 90, cuando el vaciamiento del estado, y desmantelamiento de las fábricas, que en el deliberante local con mayoría K, de 2007 a la fecha.
Entonces, ahora, con este trasfondo, ya no basta con decir –como lo hizo Casañas- que “No podría nombrar una sola persona sin funciones. Afirmarlo es una temeridad”. Pues también lo es, afirmar que a un concejal que representa al pueblo, y en teoría integra el poder legislativo en la ciudad y como tal debe ser contralor del Ejecutivo local, le dé igual si pone de asesor a una persona políticamente formada que coincida con su visión y que sea de confianza, o heredar una de la gestión anterior. O poner a un profesional y a un trabajador municipal (por mas respetable que sea su función) que no posee los conocimientos que la función requiere. El funcionario político no tiene la obligación de conocer todas las disciplinas de la ciencia y la técnica, sino más lo que se le debe exigir, es que tenga en claro para quien juega, que es lo que pretende hacer con el poder que el pueblo le ha otorgado, y las posibilidades, tal como están las cosas se reducen a dos; a favor o en contra del pueblo. Sin embargo, para la mecánica actual de la politiquería local, parece ser que más que el pueblo, lo que preocupa es qué piensa el intendente.
NUMERITOS
Pero si insisten en hablar de números no hay problema; porque el problema para el ex Secretario de control de Gestión Alejandro Casañas, así como para el ex presidente del Concejo Mariano Giampaolo, y también del intendente Bordet, es que todos tuvieron cargos desde los que tendrían que haber resuelto antes la situación, durante los últimos cuatro años. ¿Pueden sorprenderse ahora de que sobre gente en el Concejo?. Como dije, dejar en eso el debate, es comprar el paquete, la cuestión no puede reducirse a números. Lo que faltan son ideas. IDEAS, OVARIOS Y COJONES.
Pero no perdemos las esperanzas, como dijera Eduardo Galeano: “Solo por amor a los desposeídos no debemos perder jamás la esperanza”, y en Concordia hay demasiados desposeídos. Quizás, a la vista de los acontecimientos recientes, y a pesar de la caudillezca cultura política local, los nuevos concejales hagan de ese foro un espacio digno del tiempo y del espacio político que los alberga, hay cuatro años para reparar con debate, proyectos e iniciativas, todo el silencio hasta ahora ofrecido como convite al escueto público que se acerca a ver las sesiones.