Una delgada columna de humo blanco emerge desde la base de la estructura de hormigón que erige el tanque de agua a la vera de la avenida Eva Perón, frente a la plaza de la Sociedad Rural. Al llegar nos encontramos con tres personas acurrucadas a un pequeño fogón, sobre el que se asan unos minúsculos cortes de carne, muy lentamente. Son las 8.30 de la mañana, y junto al fuego, hay dos hombres de 50 y 66 años, y una mujer, de unos 35. Al otro lado del enorme círculo de cemento, a la intemperie, duermen otras dos personas.
“Yo no quiero que salga mi nombre ni mi cara, porque hago changas por acá y no quiero que me vean mis patrones” aclaró de entrada el más enérgico de los presentes, todavía desconfiado por la presencia de DIARIOJUNIO. Tras acordar que usaríamos nombres de fantasía, accedió a hablar con nosotros:
“Hace tres meses que estamos acá” dijo José, de unos 50 años, que es misionero, pero vive en Concordia desde hace 26 años, y aclaró que “yo trabajaba en los montes, estoy mejor acá, yo hago changas e la Terminal; cuido autos, cargo bolsos, y la gente del barrio nos ayuda muchas veces, en cambio en el monte, trabajas todo el día y los patrones no te daban ni la comida”.
Sobre el tema interpeló Ramón, de 66 años, que hablando un poco en guarañol, coincidió con Juan y agregó: “Te matas trabajando todo el día, viviendo en el monte, y el patrón se llena los bolsillos pero no es capaz de traerte un poco de comida. A mi me encanta trabajar, pero no se puede trabajar para cualquiera en el Monte., hay que saber bien con quien está uno trabajando porque una vez que te dejan ahí, no tenés a quien chillarle”.
Los otros dos dormían, y “La manca”, como le llaman a su compañera, contó también su historia: “Yo estoy acá porque me separé y bueno, me vine porque estaba viviendo en Buenos Aires, yo tuve un accidente y me quedó la mano inmobilizada, tenía un aparato ortopédico, pero me lo robaron estando en la calle” en tanto apuntó que “a mi me encantaría tener una casilla aunque sea para cuando vengan mis hijos a verme”.
Pero el caso de José y de Ramón es distinto, ellos afirman que no fueron nunca a reclamar al gobierno: “Yo no voy a pedirle nada a los políticos porque soy un trabajador” dijo Ramón, que pareciera haberse acostumbrado a la carencia. Hace ya varios años que emigró de su provincia natal, más precisamente de Saladas Corrientes, y mantiene la costumbre de hablar medio en guaraní.
En diálogo con DIARIOJUNIO, al respecto la titular de la secretaría de Desarrollo Social Gloria Warner, señaló esta mañana que; “estamos por ir para allá ahora, porque nos enteramos de esto a primera hora de hoy”