Tal como lo adelantó DIARIOJUNIO, acaba de finalizar la declaración testimonial de Juan Carlos Rodríguez, una de las víctimas estudiantiles de la represión en La Histórica. Rodríguez era estudiante secundario en la Escuela Normal de C. del Uruguay y como varios de sus compañeros fue secuestrado y torturado en dependencias de la Policía Federal de esa localidad durante la dictadura militar.
En su declaración presenciada por DIARIOJUNIO, Rodríguez dijo “persigo un afán de justicia y me alegra mucho que mis hijos estén viendo este proceso público”, en referencia a quienes seguían este juicio a través de las cámaras de TV en su ciudad.
El dato más destacado de su declaración fue cuando contó que uno de sus compañeros de la secundaria, de apellido Pelufo fue quien tocó la puerta de su casa cuando lo llevaron preso, él estaba acompañado de los policías que una vez que salí afuera me metieron en un auto y me llevaron detenido.
Dijo que él no quería hacer ningún juicio de valor sobre el comportamiento de su compañero pero que no podía dejar de recordar que era Pelufo quien lo instaba a “decir la verdad” mientras estaba detenido.
El tema quizá pueda seguir dilucidando se ya que mañana prestaría declaración testimonial el mismo Pelufo quien tendrá la posibilidad de mejorar o no, la imagen que quedó hoy de él luego de esta declaración.
NO QUIERO QUE HAYA TESTIGOS CUANDO DECLARE
Inmediatamente de finalizada la declaración de Rodríguez, ingresó a la sala otra de las víctimas, Víctor Bandunciel, quien está en estos momentos contando su historia.
Con posterioridad, ingresará el último de la lista de testigos de hoy, Carlos Atilio Martínez Paiva, quien pidió especialmente declarar sin la presencia de testigos.
Aunque DIARIOJUNIO no pudo conocer de primera mano las razones de su negativa a que escuchen su relato, en los pasillos y corrillos de este recinto, se aseguraba que Martínez Paiva, fue una de las víctimas de aquellos días que más sufrió la tortura. Se contaba incluso que había sido “picaneado en partes muy sensibles de su cuerpo, incluso en la lengua” y probablemente le cueste aún hoy, tener que contar esa desgraciada situación.