Fue durante una conferencia en el porteño Centro Cultural de la Cooperación, en el encuentro «España en el Corazón en Argentina», destinada a reflexionar sobre la «memoria compartida» y el compromiso en la búsqueda de justicia para las víctimas del franquismo y de la última dictadura argentina, a la que asistieron representantes de organizaciones de derechos humanos y víctimas de ambos países.
El magistrado visita la Argentina sólo tres días después de ser absuelto de acusaciones de prevaricato por haberse declarado competente para investigar los crímenes del franquismo pero también luego de haber sido inhabilitado como juez por su manejo de una causa de corrupción ligada al gobernante Partido Popular.
«El fallo (del Tribunal Supremo español) va contra los principios básicos y por lo tanto va contra la historia», aseguró Garzón, en alusión a la decisión del máximo tribunal del 27 de febrero, y luego recordó que ese día, con el permiso del uso de su derecho a la última palabra, citó a al filósofo alemán Emmanuel Kant: «El tribunal del hombre es su conciencia».
«Mi conciencia está tranquila, no sé la de otros, como la de instituciones y medios, y esto no es crítica, sino certeza, ya que deforman y manipulan la verdad», indicó Garzón.
El inhabilitado juez español aseguró que había tomado las decisiones que creía «ajustadas a derecho» para investigar los crímenes del franquismo «como única defensa que las instituciones creo que deben a las víctimas para que no se produzca el olvido y la falta de memoria».
«Porque sin memoria, verdad y justicia, no hay reconciliación», aseguró Garzón, y a los que lo acusaron de querer «abrir heridas» les contestó: «Pero si aún están abiertas» y remarcó que las víctimas y los familiares de los más de 100.000 desaparecidos durante la Guerra Civil Española (1936-1939) y la dictadura franquista (1939-1975), todavía «esperan justicia».
Garzón, que se hizo famoso por lograr la detención en 1998 en Londres del ex dictador chileno Augusto Pinochet por crímenes de lesa humanidad, realizó su ponencia junto a Dolores Delgado Díaz, fiscal de la Audiencia Nacional española, quien lo acompaño durante 18 años en diversas causas.
El jurista investigó en España los crímenes de las dictaduras argentina (1976-1983) y chilena (1973-1990), logrando incluso llevar a juicio al represor argentino Adolfo Scilingo, condenado en 2005 a 1.084 años de cárcel.
«Ante todo, es un militante de los derechos humanos», dijo la fiscal española y agregó: «Siempre en buscas de la verdad y en defensa de las víctimas».
Entre aplausos, Garzón comentó el impacto que le produjeron los testimonios sobre la última dictadura argentina (1976-1983).
«Me han cambiado la vida, la forma de ver la justicia, de una manera más universal», aseguró.
Los aplausos llegaron inmediatamente a la sala colmada por personalidades como la titular de Abuelas de Plaza de Mayo, Estela de Carlotto, Taty Almeida, de Madres Líena Fundadora, los diputados Carlos Heller y Martín Sabatella, así como representantes de HIJOS y del Archivos de la Memoria de la Secretaría de Derechos Humanos, entre otras.
También se encontraba el español Darío Rivas, de 92 años, cuyo padre fue desparecidos en España en 1936 en y es el primer querellante en la Argentina contra los crímenes del franquismo.
El hombre le agradeció a Garzón su lucha, quien a su vez abogó porque en la justicia Argentina dé lugar a tal proceso, como lo hizo España, que juzgó a represores argentinos, aunque paradójicamente no juzga a los propios.
Horas antes, Garzón fue ovacionado en el Congreso, cuando la presidente argentina saludó a las autoridades presentes y al «juez Baltasar Garzón», quien estaba en uno de los palcos principales, junto a Carlotto y la presidenta de Madres de Plaza de Mayo, Hebe de Bonafini.
«Nos honra con su presencia», dijo Cristina, al nombrar a Garzón en el inicio de su discurso de apertura del nuevo período parlamentario, el quinto que la mandataria argentina preside, mientras el recientemente inhabilitado.
«Su juzgamiento por haber intentado develar los asesinatos del franquismo es una afrenta para la Justicia universal. Quiero reconocerle en nombre de millones de argentinos su rol en la defensa de los derechos humanos, que es uno de nuestro puntales en nuestro proyecto de país», aseguró la presidenta argentina.
Luego de sus palabras, el auditorio completo se levantó y fue la propia presidenta argentina la que encabezó de pie el largo aplauso que recibió Garzón por parte de diputados, senadores, funcionarios y organizaciones sociales, en el momento más emotivo de la sesión.