Prefectura también trabajó en la zona, ya que se dispuso la presencia de personal y la intervención de guardacostas que trataban de arrojar agua desde el río para enfriar el casco de la nave. Los encargados decidieron soltar amarras de otro pesquero que estaba amarrado a la par del afectado por el fuego, en un intento por evitar que las llamas se propague a otros buques.
Varios efectivos presentaron problemas en su respiración y debieron recibir oxígeno, y se trabajó intensamente para evitar que las llamas alcancen los depósitos de combustible y la sala de máquinas.
A media madrugada, la nave presentaba una importante inclinación, producto del agua que había sido arrojada en su interior, lo que era atentamente seguido de cerca ante la posibilidad de que este ángulo se pronuncia mucho más y sea peligroso para la integridad de los que estaban en cubierta y en el interior del casco.
