Concluyó este viernes la parte testimonial del debate oral y público por el crimen de Flavia Schiavo. El padre de la joven, Luis Schiavo, respondió a preguntas que le formularon las partes. Con respecto a los dichos del testigo Efigenio Pérez remarco: “No se de dónde saca el señor Pérez lo que dice, si mi hija hubiese estado amenazada, yo hubiera sido su sombra”. Dijo que tal vez le haya dicho que debía irse de la manifestación para buscar a su esposa y a Flavia que estaba “resfriada”. Negó que hubiese recibido alguna llamada de amenaza tras la desaparición de la joven, dijo que no tenía enemigos y que era imposible que su hija los tuviera.
Además, aseveró que nunca la vio golpeada, nombró a algunas personas que lo acompañaron a buscar a Flavia y narró la secuencia del hallazgo de la cartera de su hija en la zona del Banco Pelay. “En el lugar había huellas de motos y de un auto chico”. Cuando se le preguntó por qué buscaba en la zona del Pelay, dijo que sentía que debía buscar allí. En varios momentos Schiavo se quebró y también manifestó “pregúntenme lo que quieran, porque hay dudas sobre mí y quiero que queden aclaradas”.
Se quejó también de la investigación policial y contó que dos funcionarios policiales, Gaillard y Bervawede, se le acercaron un día en tribunales y le dijeron que cuando tuviesen un dato se los hiciese llegar a ellos, porque “de arriba no les pasaban nada de lo que recibían”, en alusión a sus superiores. Recordó también que un auto policial, un Senda bordó como en el figura en la causa que habrían transportado a Flavia, figuraba como que en esos días no estaba en la ciudad, pero que un oficial de la fuerza les dijo que lo había usado para llevar al comisario Ceves a la morgue, por lo que el vehículo sí se encontraba en la ciudad. Agregó que luego el auto fue desarmado y pintado de otro color.
Una testigo, Estela Maris Casas viuda de Velázquez, relató que el 10 de junio de 1999, vio a Flavia dejar la fila del Banco Bersa, para salir con un joven que había entrado y se había saludado con ella, consignó La Calle. Lo describió como delgado, una cabeza más alto que la chica, de rasgos angulosos, bien vestido, con el cabello rubio, largo, lacio, recogido en una cola en la espalda.
Aseguró que se trataba de Flavia a quien conocía, porque solía ir al Asilo de Ancianos donde ella trabajaba a llevarles golosinas a los abuelos con otros jóvenes de Acción Católica. Dijo que al muchacho lo volvió a ver en los días de los carnavales del año 2000, cuando ella estaba con familiares en una pizzería. Esta testigo se dirigía en forma muy afectuosa a los magistrados y al fiscal a quienes llamó “mi amor” en varias oportunidades.
El suboficial de Prefectura, Horacio Acosta, quien fue llamado a dar testimonio, dijo conocer a Marcela Alvarez y que en una oportunidad ésta le había dado datos de gente en Gualeguaychú, que había ido con ella hacia allí, pero que el procedimiento que realizaron no dio resultados positivos. Algunos testimonios se refirieron a la relación de Alvarez con esa fuerza. Por ejemplo, Mónica Camus, ex propietaria de la mensajería San Martín, manifestó que Marcela Álvarez era visitada allí por un hombre que “podría ser Prefectura”.
Está previsto para el jueves a las 9, continuar con la admisión de las pruebas que comenzaron a producirse ayer e iniciar los alegatos de las partes. Ayer rechazó el tribunal nuevamente el pedido de detención formulado por la fiscalía, del policía conocido como Daniel la Pava Sánchez.