El director aseguró que del reclamo se encargará el sector jurídico del Inadi. Además en 15 días, Ponce debe viajar a Concordia y, aprovechando la ocasión, irá a las termas a escuchar la versión del concesionario. “Queremos una respuesta justa para valorizar la dignidad del niño. Y una respuesta justa sería resarcir el daño social y moral que recibieron los chicos”, dijo el director.
Por otra parte, el gerente del complejo “salió a decir que estaban alcoholizados, que tenían fernet y frizzé y con energizantes”. Barrios sostuvo que eso es “imposible”. En primer lugar porque se trata de chicos de 12 y 13 años. “Hay que ser tolerante con los derechos del niño más allá de su situación económica y social”, dijo. Además, indicó que cuando estuvieron en el complejo nadie les dijo que había alumnos en estado de ebriedad. Al mismo tiempo, Barrios explicó que los profesores estaban cuidando las mochilas porque en su interior había celulares.
Desde un primer momento, hubo “como una persecución a las acciones de los chicos en cuanto a su conducta”. El encargado de las piletas les pedía a los alumnos que no hicieran ruido, ni corran, ni salten. Los chicos, a partir de una charla que recibieron, dejaron de zambullirse en la pileta. Además estaban acompañados por un adulto que cuidaban de su comportamiento.
No obstante, un chico “corrió cinco pasos rápido” alrededor de una pileta, el cuidador lo sacó con “0 grado de tolerancia”. “Lo sacó del agua y pidió que nos retiremos”, dijo. Barrios fue a dialogar con Fernández pero el gerente también le pidió que se retire con el contingente de alumnos porque: “si el empleado le había dicho que nos vayamos, nos teníamos que ir”. Tal fue la explicación que recibió.
El pedido para que se retiren fue realizado a las 13. El director le pidió que esperasen hasta las 16.30, horario en que iba a llegar el colectivo. “¿Que hacía con los chicos hasta la 16:30 en la ruta?”, se preguntó. La respuesta fue la misma. En consecuencia, Barrios fue hasta el sector donde estaban los alumnos, en unas mesas debajo de unos pinos, y mientras se cambiaban, nuevamente recibieron la orden de irse de parte del cuidador de la pileta con advertencias de llamar a la policía. “Inclusive había dos agentes mirando como vigilándolos cuidando de que no vayan a romper pero en realidad los chicos no rompieron nada, no maltrataron el baño. Inclusive dejamos limpio el lugar”, agregó.
“Los alumnos no entendían porqué nos teníamos que ir”, alegó Barrios. Es más, sostuvo que no hubo ninguna falta de respeto hacia el personal de termas. “Como educadores nos sentimos violados en la defensa del niño y estafados como consumidores”, señaló. En total, los 74 alumnos pagaron $ 15 cada uno ($ 1140 en total), no recibieron ningún descuento por ser estudiantes. “Únicamente un liberado cada diez alumnos por el docente”, dijo Barrios. Tampoco hubo reintegro alguno por parte de la empresa.
Barrios sostuvo que los alumnos de la escuela, ubicada al lado del corralón municipal, provienen de familias de escasos recursos. “Que sean de bajos recursos crea en estos que estaban a cargo de las termas que estaban prejuiciados. Porque son humildes son alcohólicos, son adictos, son molestos, son atrevidos y ellos no saben lo que nosotros trabajamos con estos chicos continuamente”, explicó. Barrios dijo que el proceso de inserción social que intentan desde la escuela recibió un revés dado los sucedido.
Por último, el directivo dijo que recibió muchas adhesiones de directores de otras escuelas que atravesaron la misma situación pero no se animaron a realizar la denuncia. Incluso, aseguró que la rectora de la escuela “La Viña” le explicaron en el complejo que “se habían equivocado en darles ingreso porque no eran partidarios de recibir chicos de las escuelas periféricas”.