Marchar para evitar vivir en una sociedad discriminadora

En aquellos lugares donde prima la exclusión, la paz no existe o está debilitada.
Desde siempre, hubieron en el mundo, sectores políticos, religiosos, etc acostumbrados a sembrar cizaña contra el judío ; contra el árabe ; contra el negro ; contra los gitanos ; contra comunidades tribales ; contra los comunistas ; contra los pobres, contra los cabecitas negras, en fin, la historia está plagada de estas tristezas.
Historias de muertes, sufrimientos, persecuciones, torturas, exilios, abonados por distintos tipos de fobias.
Tampoco la negación, el ocultamiento, la opresión y la exclusión, han sido buenas prácticas, al contrario, son una olla a presión que en algún momento estallan. Siempre ocurrió así y le ha traído a la humanidad profundos duelos que pudieron evitarse.
De allí que apoyar esta marcha es, no solo una causa justa, es también una manera de ayudar a sostener una sociedad que, lejos de avergonzarse de su diversidad, destaca la convivencia. Y es imposible convivir con aquellos a los que despreciamos y alentamos a que se los desprecie por el único motivo de no ser como nosotros suponemos que deben ser.
Y, en el caso específico de los gay, no alcanza con la ley de matrimonio igualitario, es necesario desmontar culturas y campañas de desinformación que utilizan la mentira y el miedo como argumento.
En que ciencia se basan aquellos que aseguran que ser gay es una enfermedad ?.
Pura falsedad destinada a justificar a los homofóbicos que, además, plantean el tema como si se tratara, de una enfermedad contagiosa. O sea, un plan perfecto para aislar al distinto.
Otro de los extendidos argumentos es que ser gay es sinónimo de degenerado. Hay gay que lo son, quién puede ocultarlo, como también los hay y en mucha mayor proporción, heterosexuales degenerados. Pero es brutal o de mala leche comparar una cosa con otra.
Ningún hombre o mujer justo podría sostener que porque conoce a un heterosexual degenerado, se anime a sostener que todos los heterosexuales lo son. Pensemos entonces porqué sí es improbable escuchar algo así, cómo sí, es posible cargarle ese sambenito a los homosexuales. La respuesta es simple, porque son una minoría y, se sabe, las minorías siempre están en inferioridad de condiciones.
Las sociedades libres, democráticas y maduras sirven justamente para generalizar e instalar que nuestro norte es la diversidad, no somos todos iguales, bienvenido que así sea.
En este marco no es ocioso señalar que desde el primer momento, cuando la denuncia se hizo pública y a falta de mejor argumento, los dueños del boliche discriminador y sus acólitos, quisieron instalar la idea que la discriminación era falsa y que estos chicos mentían.
Una elemental pregunta desbarata tal argumento ¿ con qué objeto podrían mentir ?
No son dueños de otro boliche y, seguramente, como la mayoría de la sociedad concordiense, ni siquiera conocen a los verdaderos dueños de ese emprendimiento nocturno que, por otra parte, se han cuidado bastante de no dar la cara. Tienen para ello al abogado hijo de un ex camarista que aportó claridad cuando le pareció natural decir que él tiene “amigos normales y amigos gay”, no hace falta más para entender de que lado está la verdad.
Ese argumento se cayó con rapidez e inventaron otro, el de que estos chicos fueron echados del lugar por que se bajaban los pantalones.
Como otras veces, el brulote no tiene autor, sí muchos repetidores. Dentro de ellos los dueños ocultos de la usina de difamación y los idiotas útiles de siempre que repiten cualquier cosa que escuchan sin detenerse un solo segundo a pensar lo que está haciendo a quién ayudan y a quien destruyen, con ese tipo de comentarios.
Por último quiero resaltar especialmente el hecho de que esta marcha tenga el apoyo y la participación activa de profesores y directivos de una escuela, en este caso, la Normal, eso también es educación y de la mejor.

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