La entrevista que pertenece al periodista Mariano Centeno, es digna de reproducirse.
Fabián Francioni es el intendente de Leones y dirá, sin temor a equivocarse, cuestiones como que lo que los medios han bautizado como “campo” no es el campo, que la Mesa de Enlace rural no es rural ni –mucho menos– de enlace y que “las bases desesperadas por volver a las rutas” no sólo no sienten tanta nostalgia por el calor del pavimento sino que, en realidad, están saturadas de tanto conflicto y ansiosas por poder trabajar.
Sorprende. Y más porque se sabe que Leones es la Capital Nacional del Trigo y que se asienta en el sudeste cordobés, casi sobre el límite con Santa Fe y bien en el centro de la pampa húmeda, sojera y combativa.
Fue, justamente, a esa ciudad a la que camioneros, indignados con los cortes de ruta del campo, bloquearon el acceso el domingo pasado. La situación tuvo repercusión nacional e incluso se llegó a señalar que el propio Francioni, conocido opositor de la Mesa, había fomentado el bloqueo.
Pero él interrumpe, rápido de reflejos: “Yo no los apoyé. Me achacaron eso para perjudicarme”.
–Pero usted sí se ha expresado contra los cortes de ruta…
–Claro que sí, porque me parecen una locura. Imaginate lo que afectan a camioneros, a trabajadores y a miles de familias. Pero cuando yo les planteo esto, me quieren pelear. Porque acá parece que lo único que sirve es ser obsecuente con ellos. Y no… Yo defiendo al campo, pero al hombre de campo. Y te aseguro que si alguien hiciese encuestas en el interior se daría cuenta de que el 80 % de la gente piensa como yo.
A medida que avance la entrevista, se entenderá que cuando Francioni habla de “ellos” se refiere a los sojeros y lo curioso es cómo separa a esos “ellos” del resto de la gente, de “los hombres de campo” y de “los trabajadores”.
–Ahora, Francioni… desde la dirigencia rural se dice algo diametralmente opuesto, se asegura que son las bases las que están desesperadas por cortar…
–La Mesa de Enlace está agotada, no puede estar negociando más. Por decir esto, para muchos yo soy anticampo. Están locos, soy Francioni, más gringo que yo no hay. Ahora, si vamos a hacer cortes con gente tomando whisky como pasaba en Marcos Juárez, ¿yo qué le digo al que no llega a fin de mes? ¿Qué le digo al municipal que cobra 1.600 pesos?
–Pero, entonces, ¿qué intereses representa esa Mesa?
–La soja. Lo que importa acá es la soja y nada más que la soja. Por el tambero esta dirigencia no peleó nunca. El tambero no está mal, está pésimo; y eso que trabaja los 365 días del año. Y nadie lo defiende. Por eso los tamberos no fueron nunca más a ningún corte. Tampoco defienden al que hace trigo ni a la gente que hace maíz.
–¿Y las medidas anunciadas por el Gobierno alcanzan?
–Quizás no alcancen, pero está bien que las hagan. Así como también está bien la coparticipación. Yo desde abril del año pasado que pido la coparticipación de los ingresos de la soja. Ahora, si es mucho o poco, si alcanza o no alcanza, ésa es otra discusión.
–¿Y acompaña también a la Presidenta en la idea de que hay que limitar el avance de la soja?
–Por supuesto. Acá los sojeros compran campos en Santiago del Estero, en Chaco y vienen y dicen que no les rinde. Yo les digo que en tal lado tienen que poner animales. Lo que pasa es que con los animales tienen que trabajar y ellos lo que quieren es ir, sembrar y volver al año para ver qué pasa.
–¿Y se puede frenar ese avance sin retenciones?
–No, es imposible. Igual, creo que el 35 por ciento es demasiado; debería existir un tratamiento diferenciado y especial. Yo hace tres meses que me junto todas las semanas con el secretario (de Agricultura) Carlos Cheppi para ver cómo hacer para que el productor esté menos asfixiado. Por esto me dicen que soy kirchnerista. Yo soy realista y peronista. Que digan lo que quieran, no me importa.
El miedo que silencia. Francioni no calla nada y su verborragia lo lleva a cortar el final de las preguntas. Una vez lanzado, da rienda suelta a una catarata de conceptos, un estilo que hace imposible esquivar la comparación con su ex par Luis Juez, quien, asegura, le “da náuseas” (ver “Náuseas con Juez, flores para Schiaretti”).
Cuenta que el hacer pública su manera de ver las cosas se ha ganado un importante número de enemigos, pero está convencido de no ser una excepción. “El 95 por ciento de los intendentes opina como yo y no lo expresa”, dispara.
–¿Y a qué se debe ese silencio?
–Al miedo a que les digan que son anticampo, a que les digan que son K, al miedo a que los escrachen, a que les pateen las puertas de sus casas. Yo no le tengo miedo a nada de eso. Le tengo miedo a los docentes, a los médicos, a los enfermeros que cobran 1.900 pesos. Los productores de soja ganan muchísimo dinero. Yo festejo que les vaya bien, pero creo que hay un límite. Y vamos a ponerlo.
–Ahora, según lo que usted me cuenta, el conflicto entre Mesa y Gobierno sólo le interesa a la Mesa, al Gobierno y a los sojeros…
–Sí, y quedamos nosotros al medio. La Mesa está usando a nuestros gringos. El conflicto afecta en que no deja al resto trabajar tranquilo. El 90 % de los productores está en el campo trabajando. Quieren salir de este pozo y no los dejan.
–¿Y el resto de la sociedad?
–El año pasado la gente apoyó, todos estuvimos de acuerdo; pero ya estamos saturados. Recién hablaba con un amigo que tiene una librería. Me decía: “Me pidieron que los acompañe al paro y cerré el negocio dos veces. No me compraron ni un lápiz”. ¿Sabés quién compró? La clase media, la clase trabajadora. La que tiene la plata en la mano y la gasta y la gasta.