No hay pruebas que vinculen al conductor del auto con el vuelco fatal

“Nos avisan a las 8.15 que había un accidente. Va un agente en moto, constata y se pide ambulancia. Cuando llega la ambulancia se advierte que estaba muerta la chica. Cuando llegamos advertimos que al costado de la puerta del conductor, a dos metros y medio, estaba el cuerpo ya sin vida de la chica”, dijo Noya.
La víctima tenía una prenda de vestir negra encima (del torso) debajo de la cual se divisaba otra, un corpiño. El auto, además de los daños por lo que habrían sido uno o varios vuelcos, tenia rota la ventanilla del acompañante. “Presumimos que la chica habría sido expulsada por ahí en medio de uno de los giros”, detalló.
Continuando con el relato, dijo que: “empezamos a buscar si había otra persona dentro del auto o en otro lugar y haciendo eso se ubica adentro del coche un carnet a nombre Cesar Cornaló. Chequeamos en el sistema informático y sale que el auto está a nombre de (luego descubrirían que era) la madre de Cornaló, con autorización para que maneje él”.
La Policía averiguó por el conductor en el hospital, la clínica y no había nada. “Cuando salgo a buscarlo hacia su domicilio, en Colonia Villa Libertad, aparecen en lugar del hecho los familiares, que también lo andaban buscando. Momentos mas tarde nos enteramos que podía haber estado en un motel, entonces le hago corroborar al oficial si las prendas faltantes estaban dentro del rodado”, dijo el comisario.
Como no estaban las prendas, surge entonces la posibilidad de que podían haber estado en un motel: “nos constituimos allí y preguntamos por la situación. Cuando hablamos con él encargado nos corrobora que habían estado allí y dice que ellos ingresaron a las 7 de la mañana. Y también cuenta que a la hora se presenta en la puerta del motel el auto, y como la gente del lugar pensó que se trataba de una pareja que no comprendía como era el sistema de pago (abonar antes de irse, antes de llegar a la puerta de salida) le llevan la boleta hasta el auto”.
El encargado vio por la ventanilla del auto del conductor a la chica –que bajó apenas un poco el vidrio y por eso no se pudo advertir como iba- y dijo que estaba bien. “No lloraba, se sonreía y le dice al empleado que ella ya venia, que su novio estaba adentro”. Desde la conserjería llaman a la habitación, alguien levanta el teléfono y lo baja, señal (para el empleado) de que había alguien en allí. Momentos mas tarde (entre las 9:30 y 10 de la mañana) se reciben un llamado de la habitación de Cornaló, preguntando que qué había pasado que la chica no estaba ni su auto tampoco.
“Ahí le describen la situación, y como el muchacho tenia su celular dentro del auto, pide para llamar desde la conserjería al mismo, sin tener éxito en la comunicación. Luego llama a un familiar y este le dice que donde estaba, que lo estaban buscando, que había habido un accidente con su auto y que había una persona muerta. Al muchacho entonces lo va a buscar su familiar, y al rato se presenta en la comisaría de Chajari”, puntualizó Noya.
El funcionario relató, además, que al constituirse en el motel el personal policial (y tras oír todo este relato previo), constatan en la habitación –que no había sido aseada aún- la presencia de las prendas de vestir faltantes en la joven.
“Cornaló no tenia ningún rasguño, ningún golpe ni nada”, expresó Noya, para sumar elementos que desvincularían al sujeto del accidente. Además, se presume que los dos teléfonos celulares secuestrados (uno el de Cornaló en el auto accidentado, el otro el de la chica –que estaba bloqueado- que quedó en el motel y lo entregó Cornaló, que se había quedado con él al salir del local) pueden arrojar algún elemento mas a la causa, ya que ahí podrían estar las llamadas perdidas de Cornaló hacia su móvil.
Consultado sobre si en el teléfono encontrado en el auto había un mensaje de texto a medio escribir (lo que –se dijo- podría haber sido el causal de la distracción y posible perdida de control del rodado por parte la muchacha), Noya no pudo responder, ya que recalcó que los aparatos secuestrados no fueron analizados por su personal, porque se los manda a hacer peritajes en otro área ajena a la dependencia local de Policía.
Mas allá de insistir en que no hay pruebas que liguen a Cornaló con el accidente, Noya reconoció que son llamativas varias cosas: “el porque de la huida precipitada de la joven, el porque de las pocas prendas de vestir encima, el porque de que haya salido expulsada por la ventanilla del acompañante y el porque del accidente”. Asimismo, expresó que todo análisis de sangre o de otra índole que pudiera arrojar más luz al caso, aun no fue conocido y que “puede demorar unos días”.
La trama condimentada por los hechos de los cuales el mismo funcionario policial pone sus signos de interrogación hizo que durante las horas posteriores al incidente e incluso hasta hoy, se tejieran todo tipo de hipótesis, -particularmente en el comentario de la calle- en las que en la mayoría se le atribuía a Cornaló toda la responsabilidad por el hecho, y se señalaba que había podido haber huido del lugar ante la compleja situación.

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