Uno de cada cinco argentinos recibe alguna ayuda estatal

Los planes van desde una compensación de $ 150 a $ 770 en el caso de las pensiones para madres de más de siete hijos, más el componente alimentario y, en otros casos, la ayuda financiera para el desarrollo de emprendimientos productivos.
Esta ayuda está cambiando a partir de la implementación del subsidio universal por hijo ya que absorbe a esos planes sociales -los beneficiarios cobran la diferencia- y también por el alza del número de pensiones no contributivas.
Originalmente, con la crisis de 2001 y 2002, el programa central era el Plan Jefes/Jefas, a cargo del Ministerio de Trabajo, que llegó a contar con dos millones de beneficiarios. Ahora reúne a menos de 500.000 personas.
Lo que pasó es que un sector importante fue transferido al Plan Familias, que es administrado por Desarrollo Social. «Fueron traspasados los beneficiarios poco entrenados y con dificultades para conseguir trabajo, con estudios secundarios incompletos y dos o más hijos menores a cargo», admiten en Trabajo. Otra franja pasó al Seguro de Capacitación y Empleo (más de 100.000), a Empleo Comunitario (350.000) y a Reinserción Laboral (150.000) y otro sector encontró empleo.
También a niveles provinciales y municipales pasaron a planta transitoria o permanente una parte de beneficiarios de planes sociales que realizaban «contraprestaciones laborales», en especial en hospitales y escuelas. Por ese motivo, se observa un incremento del número de ocupados en provincias y municipios.
En los últimos cuatro años, el eje de los planes fue pasando de Trabajo a Desarrollo Social, que casi triplicó el alcance del Plan Familias. Este Plan consiste en un ingreso no remunerativo mensual que varía de $ 200 a $ 380 según la cantidad de niños y niñas menores de 19 años a cargo, o discapacitados de cualquier edad. Así los 695.000 que lo recibieron en 2009 corresponden a familias integradas por 2,5 millón de personas, sin ingresos o ingresos muy bajos.
Otros planes son Seguridad Alimentaria, que se dirige a familias con niños menores de 14 años, mujeres embarazadas, discapacitados o adultos mayores que viven situaciones de «vulnerabilidad nutricional». En tanto «Manos a la Obra» y «Monotributo Social» apuntan a promover el empleo mediante el apoyo económico y financiero a emprendimientos productivos.

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