El acto fue sencillo. Fueron entonadas las estrofas de los Himnos de ambos países hermanos, y luego Miguel Lemes volvió a recitar el clásico poema No se van a instalar las Papeleras…
El mural tiene dos composiciones: uno en relación a los nocivos efectos de la pastera: desde el edificio del Consulado sale una serpiente, que es cruzada verticalmente por un esqueleto que completa el sentido del dinero y avanza hacia la chimenea de Botnia y luego termina en un colorido homenaje a dos artistas uruguayos, en cuyo arte se inspiró Claudia.
Luego hubo un acto artístico musical, donde la gente acompañó con aplausos. La noche otoñal y las luces de luna en cuarto creciente fueron testigos de una nueva manifestación pacífica de quienes mantienen la llama encendida por un ambiente digno de ser disfrutado por todos.
Fuente: El Día
