Respecto del panorama actual, indicó que algunas empresas: «han despedido personal, hay otros que están suspendiendo, están trabajando dos o tres días por semana. No todos utilizamos el mismo criterio, cada cual se adapta de distintas formas”, indicó Franzoy.
La demanda ha bajado entre un 30 % y un 40 %. “Dependemos mucho de la exportación de los aserraderos de Misiones, que están exportando a Estados Unidos y la Comunidad Económica Europea”, explicó Franzoy. Desde el año pasado, los aserraderos misioneros vienen sufriendo la pérdida de mercados. “La crisis en verdad arrancó antes por la crisis de la construcción y el ‘parate’ en Estados Unidos”, indicó.
Ahora, con la demanda en baja de los mercados americano y europeo, los establecimientos del norte de la Mesopotamia tratan de colocar su producción excedente en el mercado interno y eso les recorta sus ventas. “Son empresas más grandes y tienen mayor capacidad para financiar”, sostuvo.
Franzoy apuntó que además la construcción se ha frenado. “El país se está parando. Hoy la inversión en construcción es mucho menos y es uno de los factores que mueven la madera”. Lo mismo sucede con la industria del mueble. “Están entrando muchos muebles de China, de Brasil y también la gente está comprando menos”, acotó.
IMFER agrupa a aserraderos de Chajarí, Concordia, Ubajay y algunos del sur de Corrientes. La entidad tiene 35 socios. En Federación y la zona circundante hay 40 aserraderos y entre 600 y 700 empleados. En tanto que en toda la región, englobando a Chajarí, Concordia y Ubajay, se calcula que hay 240 empresas y 5000 empleados que dependen directamente de la actividad.
“Los aserraderos en general son Pymes familiares que emplean mucha gente. Un aserradero chico no tiene menos de 20 personas trabajando en relación directa y después tiene la gente que trabaja en el monte y los fleteros”, expresó.
En la nota destacan que “la crisis financiera mundial, y en particular por la que atraviesa nuestro país, han impactado negativamente en la actividad foresto industrial, con las desafortunadas consecuencias como la suspensión de personal, despidos y hasta el cierre de establecimientos, lo que perjudica a su vez la cadena de pagos, y hace que el futuro de esta industria sea cada vez más incierto”.
La entidad trabajará también en conjunto con entidades como FAIMA (Federación Argentina de la Industria Maderera y Afines) y la Unión Industrial de Entre Ríos para “buscar alternativas que ayuden a superar esta difícil situación”.