La temida “sojización” del campo argentino es un hecho. De acuerdo con los cálculos, en la próxima campaña, que comenzará en septiembre, por primera vez la producción de la oleaginosa representará más de la mitad de todos los cultivos realizados en la Argentina. La tendencia se apuntaló con la baja internacional de los precios de los granos, que convirtió a la soja en el menos riesgoso a la hora de invertir, y por el fracaso del Gobierno en el proyecto de ley que impulsaba una suba en las retenciones. Los especialistas temen que el reinado definitivo del “yuyo” reforzará la concentración de los pools de siembra y perjudicará a los pequeños y medianos productores.
Las grandes extensiones con cultivares llegan a ocupar las banquinas de los caminos y rutas, y se los observa hasta casi los límites de los poblados rurales y pequeñas localidades del interior. Estas plantaciones son sometidas con frecuencia a las aplicaciones de herbicidas e insecticidas, las que se realizan desde avionetas o máquinas terrestres muchas veces no tan bien controladas.
La Liga promete mostrar en su edición de este martes a las víctimas de este fenómeno que pareciera haberse instalado definitivamente en los campos de nuestro país. La producción se realizó en gran parte en Rosario del Tala y Basavilbaso, donde recogieron testimonios de numerosas personas que aseguran haber sido afectados por los químicos que se aplican.