El viernes 4 de abril, sesenta días después de ser sometido a la complejísima operación, Reyna recibió el alta médica y bajo los cuidados de su mujer dejaba atrás nueve meses de interacción. Desde entonces, y como le confesara a los micrófono de RIEL FM, convivió con los miedos a una recaída y las esperanzas de lograr en poco tiempo tener una vida normal.
Pero los tiempos que se le avecinaban a la familia no serían lo felices que habían soñado. Julio casi no pudo dejar de estar recostado en la cama, extremadamente delgado y muy sensible. “Aún no estoy fuerte. No todo lo que quisiera, pero depende de mi y me prometí que por todo lo que hicieron para que este vivo es que no voy a aflojar”, decía entre los mimos de su mujer Liliana, pero los miedos lo debilitaron y le impidieron recuperarse físicamente con lo cual algunas cuestiones clínicas que parecían superadas, particularmente las renales, comenzaron a manifestarse con frecuencia.
El lunes 23 de junio fue trasladado al hospital zonal debido a que ya no le funcionaban los riñones, situación que se agravó luego al detectarse problemas cardíacos. Del centro asistencial de la cabecera del Departamento se lo condujo de urgencia al hospital “Cosme Argerich” donde este domingo, a las 10 horas, falleció de un paro cardio-respiratorio.
