Presentan una querella por la desaparición en Paso de los Libres del sacerdote Jorge Adur

Jorge Oscar Adur era capellán del Ejército Montonero y regresaba al país en el marco de la Contraofensiva Montonera. Fue secuestrado el 26 de junio de 1980 en Paso de los Libres/Uruguayana. Jorge viajaba a Puerto Alegre, en la empresa General Urquiza, bajo el nombre de Pedro Ramón Altamirano DNI 4.066.191. Ese mismo día, y en ese mismo lugar, secuestraron a Lorenzo Ismael Viñas quien se dirigía a Río de Janeiro en la empresa de transporte brasilera Pluma, en el autobús 7825, boleto 93034. Adur y Viñas viajaban en sendos asientos nº 11.
Fueron llevados al Centro Clandestino de Detención conocido como “La Polaca”. Estancia “La Polaca” es un campo de unas 40 has. ubicado a la vera del río Uruguay y a pocos kilómetros de la ciudad correntina de Paso de los Libres. El predio La Polaca fue utilizado cuando comenzaron a producirse los secuestros de militantes de la organización Montoneros que regresaban al país en el marco de los que se llamó la “contraofensiva”. Por estar muy cerca de la frontera, “La Polaca” era un lugar discreto para los traslados de detenidos desde Brasil. De lo contrario había que cruzar toda la ciudad hasta llegar a la zona donde estaban los distintos regimientos. El hecho se investiga en los tribunales federales de Paso de los Libres.
Un claro exponente del compromiso militante de esa época estaba encarnado en la figura del cura Adur. Oriundo de la localidad de Nogoyá, provincia de Entre Ríos, nació el 19 de mayo de 1932. Después de recibirse de bachiller viajó a Buenos Aires para ingresar como seminarista a la congregación francesa de Los Agustinos de la Asunción perteneciente a la Iglesia Católica, conocidos como los asuncionistas. Se recibe de sacerdote estando en Chile y regresa a Nogoyá para celebrar su primera misa.
Es nombrado párroco de la Iglesia San Miguel de Tournes en el barrio de Belgrano de Buenos Aires, al poco tiempo se desvincula de los curas tradicionales y con una gran cantidad de curas conforman el Movimiento de Sacerdotes para el Tercer Mundo, del cual Jorge era uno de los redactores de sus documentos. Viajan a España para entrevistarse con Juan Domingo Perón.
Junto con militantes y sacerdotes fundan una capilla en la calle Paraná 6602 de Olivos, donde organiza festivales, casamientos y peñas para recaudar fondos para los barrios humildes. Fue asesor espiritual de la familia Abal Medina. Y la persecución comenzó después del asesinato de Fernando Abal Medina. La Familia le pidió a Adur que los acompañe a la Policía Federal a reconocer y retirar el cuerpo. Y fue testigo de la cobardía de la policía que arrojó el cuerpo de Fernando desde el cuarto piso. En el velorio se llevó a cabo una misa por Fernando y Gustavo Ramus en el cual participaron el cura Mujica y Adur. A partir de allí comenzó la persecución.
El hermano de Jorge, Hugo Adur, iba seguido a Buenos Aires y siempre se encontraba con Jorge. Nos cuenta que comían asados con Esteban Righi y con Ramón Carrillo (h). Como Jorge no sabía manejar, en varias oportunidades le pidió a Hugo que lo lleve hasta Gaspar Campos donde el General Perón se confesaba con el cura Adur.
El punto de encuentro de Jorge y Hugo en Buenos Aires era la esquina del Congreso, Entre Ríos y Rivadavia, frente a la confitería El Molino. En una de las visitas, luego de encontrarse decidieron ir a visitar a una hermana que trabajaba en un conocido comercio de alfombras a una cuadra y media. Al entrar ven que media docena de hombres la traían a los golpes. Jorge no es reconocido por los civiles y huye. A la hermana la trasladan en un coche y los compañeros del trabajo la siguen y consiguen liberarla. Antes habían reventado la casa y golpeado a la señora que trabajaba ahí. Buscaban al cura Adur.
Un grupo de curas y obispos trasladaron a Jorge al interior de la provincia de Buenos Aires donde permaneció un tiempo hasta que el nuncio apostólico Pío Laghi lo trasladó en auto hasta el avión que lo llevaría fuera del país.
Jorge se exilió en 1976 y se dirigió a Francia donde continuó con tareas militantes y recorriendo países. En 1980 vuelve al sur. Vuelve a su tierra amada. El Papa Juan Pablo II realizaba su primer viaje a América del Sur en junio de 1980. Adur viajó a Brasil. En Río de Janeiro debía encontrarse con su hermana. Ella fue a la cita, sin embargo él no estaba. Había viajado a la Argentina para encontrarse con Madres de Plaza de Mayo, quienes le entregaron una lista confeccionada con los nombres de los compañeros desaparecidos. El cura Adur debía entregarle esa lista al Papa Juan Pablo II y lograr que se difunda en los medios de comunicación de todo el mundo.
En aquella época, Paso de los Libres contaba con Aeronáutica; el Batallón y el Regimiento de Infantería del Ejército; Gendarmería; Prefectura; Policía Federal; Policía de la Provincia y el Destacamento 123 de Inteligencia. Cada uno de ellos con sus respectivos grupos de inteligencia.
Eran tiempos de la ejecución del operativo murciélago por parte de las fuerzas represivas. Uno de los responsables era el conocido torturador Julio Simón que hoy está preso y que dependía del Destacamento de Inteligencia Nº 123. Desarrollaba sus tareas en la Aduana donde funcionaba una oficina de Migraciones destinada especialmente para el operativo coordinado por el Batallón 601.
Silvia Tolchinsky estuvo secuestrada y durante su cautiverio en una serie de quintas situadas en las inmediaciones de Campo de Mayo vio a Lorenzo Viñas y pudo escuchar los gritos bajo tortura de quien cree era el cura Adur. Sus destinos pueden haber sido los vuelos de la muerte.
Los hombres y mujeres de nuestro pueblo que optaron por ser solidarios, por poner su vida al servicio de una causa justa son incontables.
Hugo, el hermano, siempre comenta que Jorge tenía el corazón a la derecha. Ese es el motivo por el cual era tan diferente a todos, dice el hermano. Despojado de todo egoísmo siempre que podía ayudar lo hacía. Era un gran músico, pintor, dibujante y poeta. Profesor de latín en la Universidad de la Plata. Le gustaban las bebidas fuertes, cuando visitaba Nogoyá Hugo lo invitaba con vodka o pisco. En el 74 viajó de Colombia a Paraná para celebrar el casamiento de Hugo. Doña Juana, su madre, recibió la última carta de Jorge mientras él estaba en el exilio. Ocho páginas donde detalla todo lo que le estaba sucediendo y que lo buscaban para matarlo. Ocho páginas inconmensurables.
Hugo nos comenta que: “25 años de democracia, de impunidad es demasiado tiempo. Tendría que ir un poco más rápido esto de la justicia”.

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