Una discusión de madrugada
En una nota enviada a DIARIOJUNIO Cáceres explica que estuvo presente cuando, a las 2.30 del viernes, se produjo –sobre el final de la maratónica sesión de la Convención- el debate por el proyecto del radicalismo que promovía el retiro de una placa del Palacio de Educación que data de la intervención provincial de Ricardo Favre durante el gobierno de facto de Juan Carlos Onganía.
TEXTUAL
«Escuché la defensa de la placa que en su propio homenaje se hiciera poner el dictador Ricardo Favre en el Palacio de Educación, por parte del convencional constituyente Marciano Martínez (ex ministro de Educación de Favre). Si tal defensa es incompatible con su ejercicio de convencional, esto se vio agravado por la falsificación de la historia, los agravios a las víctimas de las dictaduras, los agravios al peronismo particularmente y la desfachatada tergiversación de los principios democráticos que hiciera en esa oportunidad», sostiene en el escrito el vicepresidente del Consejo Provincial del PJ.
Referente del desaparecido Movimiento de Integración y Desarrollo (MID),Marciano Martínez estuvo a punto de integrar la lista de candidatos a convencionales del PJ, pero fue vetado por su participación en la dictadura de Juan Carlos Onganía y terminó integrando la propuesta del peronismo no kirchnerista que encabeza Augusto Alasino.
En la madrugada del viernes, sus palabras no recibieron respuesta de parte de ningún convencional del PJ.
«Desde mi posición de diputado provincial, electo por los entrerrianos a través del voto popular, como militante de un movimiento político que fue víctima de las dictaduras que se sucedieron desde el momento en que se derroca al Presidente Perón, tengo la obligación ética de solicitar que esto sea inmediatamente tratado en la Convención Constituyente y se dé una clara muestra a los entrerrianos de la firmeza de la democracia», enfatiza.
El número dos del PJ entrerriano que preside Jorge Busti, sostiene que el convencional Martínez «tergiversa completamente el sentido de la democracia al presuponer que lo público es patrimonio de los gobernantes, agravado esto porque se trata no de gobernantes sino de dictadores. La placa ubicada en el Consejo de Educación fue solventada con dineros públicos que utilizaron ilegalmente los dictadores. La patética defensa de su actuación al usurpar el cargo de ministro de educación de esa dictadura, lo lleva evidentemente a reivindicar las teorías dictatoriales con que los partícipes de las dictaduras intentaron tranquilizar sus conciencias. Pero tales doctrinas son falsas, atentan contra la democracia, y demuestran la necesidad y vigencia de las consignas de Memoria, Verdad y Justicia».
El resto de la nota dirigida a Busti dice textualmente:
«La burla a los entrerrianos que propinó el convencional al citar obras realizadas con dineros públicos por quienes habían usurpado las arcas públicas, debe firmemente ser aclarada: las obras realizadas por gobernantes y dictadores con dineros públicos pertenecen al estado y al pueblo, no son patrimonios personales de los gobernantes o de los dictadores. La confusión del convencional, al enumerar obras públicas y ponerle el nombre de Favre, como si pertenecieran a su patrimonio personal, parte de la misma concepción por la cual creyeron que también eran los dueños de la vida y de la muerte de los argentinos. El patético pedido de que se saque distintas placas, pretende por un lado relativizar la diferencia entre víctimas y victimarios y por el otro, reclamar impunidad penal para los dictadores.
«El curioso relativismo que ahora esgrime el ex ministro de educación de la dictadura (hay que recordar que desde ese cargo usurpado no se difundían valores pedagógicos relativistas, sino verdades absolutas e incuestionables) en su propia defensa, debe ser contúndeteme desnudado en su falsedad. Cuando en su discurso, Martínez dijo: «¿Quién puede tirar la primera piedra?» puso al mismo nivel a víctimas y victimarios, y en la búsqueda de argumentar esta posición ridícula, abundó con disparates históricos como la pregunta «¿no sería grosero decir que el general Perón surgió de un golpe militar?».
«Sin dudas es grosero y falso. El general Perón surgió, como presidente constitucional tras haber ganado las elecciones de 1.946. No surgió de ningún golpe de estado, sino de un proceso electoral democrático, legítimo y limpio. «Los peronistas tienen el pecado original de que su líder surgió de un golpe militar» dijo luego. Por supuesto, esto es una burda mentira. El peronismo como movimiento predominantemente cristiano tiene el pecado original de todos los cristianos, pero como movimiento político, su nacimiento deriva de la potencia simbólica del acto político opositor al gobierno de ese entonces más importante, perdurable y concreto: el 17 de octubre de 1.945.
«Sin dudas, a los golpistas del 55 y de todas las dictaduras posteriores que buscaron exterminar al peronismo ese hecho fundante, el 17 de octubre, les molestó y les molesta, porque se trata del hecho más democrático que partió en dos la historia nacional: la irrupción en la escena de los obreros, los sectores populares que siempre fueron negados y marginados de la vida política del país. «Yo tengo la mejor relación con hombres que estuvieron en la revolución del 55», dijo también, y eso explica psicológicamente que diga que el peronismo tiene el pecado de ser golpista, pero penalmente tendría que haberse tenido otra explicación para esos hombres, si no hubiese sido que clausuraron la justicia, anularon por decreto la constitución y fusilaron a los disidentes, como el general Valle.
«Sin dudas, tener «la mejor relación» con los criminales, no lo hace un hombre educado y cordial. En vísperas de un nuevo aniversario del último golpe militar, quisiera se de un claro pronunciamiento a los entrerrianos que ante la demagogia de la pregunta expresada por el convencional: «¿Vamos a venir a echarles la culpa a los golpes militares?» se responda que sí, que los sectores democráticos de este país le deben echar la culpa por los desaparecidos, los presos, los perseguidos.
«El convencional, como aquí en resumen se ha citado, gusta de las metáforas bíblicas. Aunque Jesucristo fue un perseguido y no un perseguidor, esta posición de Martínez no sorprende, por cuanto los aviones que bombardearon Plaza de Mayo en 1955 llevaban la inscripción «Cristo Vence», y los criminales de las dictaduras, negaron toda sepultura cristiana a sus víctimas, además de la justicia terrenal y constitucional.
«El convencional que tiene buena relación con quienes, durante 1955, anularon por decreto la constitución sancionada con plena legitimidad democrática durante 1949, ataca en su afán de relativizar la constitución entrerriana de 1933. Por supuesto, esa constitución entrerriana es nacida del fraude, de la exclusión y la represión a los sectores populares, y lejos estoy de hacer demagogia diciendo que era «sabia», porque no puedo ser tan cínico con una constitución que excluía a las mujeres, a los obreros, a las mayorías populares y que de nada sirvió cuando los dictadores ocuparon la casa de gobierno de nuestra provincia y se pusieron placas y se rindieron homenajes mientras todo aquel que se opusiera era mandado a la cárcel.
«Por estos motivos, es que solicito sea tratado el tema en el recinto, se le de la mayor difusión pública y se reivindique a quienes han gobernado con legitimidad democrática, luego de haber sido perseguidos por las dictaduras. Creo que Ud., señor presidente, es el mejor ejemplo de esto».