Ariel Rossi, coordinador de Hemoterapia del hospital Delicia Concepción Masvernat, señaló que “cuando alguna emergencia o algún familiar que necesite la sangre, la respuesta es poca; hay poca gente que dona voluntariamente. Estamos acostumbrados a donar sangre cuando un familiar nos pide, no por voluntad propia”.
“Hay un nuevo paradigma que se está manejando a nivel mundial, personas sanas, sin necesidad de solicitarles que donen dos o tres veces al año. La donación tiene que ser voluntaria, no puede ser paga”, expresó.
Rossi confirmó que la escasez de donantes no es un fenómeno nuevo. “Siempre fue así; estamos tratando de cambiar esa mentalidad para que no haya donantes compulsivos sino que sean voluntarios”, señaló.
La sangre que aportan los donantes voluntarios muchas veces no cubre los requerimientos: “no nos alcanza y tenemos que ir al privado”, dijo Rossi. Al hospital acuden cerca de 200 donantes al mes: “estamos hablando de 50 donantes por semana; 10 donantes por día”. Si bien pueden satisfacer las eventuales emergencias que puedan surgir, los requerimientos del nosocomio son mayores: necesitan entre 250 y 300. “Podemos tener que atender problemas cardiovasculares que requieren más sangre”.
“Cuando hay un enfermo que requiere sangre, nosotros recurrimos al enfermo, y éste recurre a sus familiares”. No obstante, a veces surge problemas con este sistema. “Es muy difícil elegir la sangre, si vos me decis que querés donar sangre para tu hermano, yo no te puedo prometer eso porque hay que realizarle estudios y la otra persona necesita ya la sangre”.En cambio, la sangre aportada voluntariamente va a un banco de sangre donde es estudiada. Pero se requiere reponer la sangre que es utilizada.
Muchas veces se prefiere que no sean familiares los donantes. “Se le hace todo un cuestionario, la persona que está obligada a donar te miente, niega si está tomando medicaciones, que tuvo alguna conducta de riesgo”, expresó Rossi. Por ello, deduce que la sangre de los familiares no es tan segura, aunque se le practican todos los exámenes de rigor. “El voluntario es más fiable porque realmente se siente bien y quiere donar; no te oculta nada”, indicó.
La máxima cantidad de sangre que se puede extraer a una persona son 450 mililitros. “Es la medida de la bolsa de sangre que ya viene preparada para eso: eso corresponde al 10 % de sangre que tiene una persona normal”. Las extracciones se realizan de lunes a sábados, de 7 a 11 de la mañana, en Hemoterapia.
La única forma de cambiar la mentalidad es la concientización. “El año pasado ya hemos hechos varias campañas; apuntamos ahora a las escuelas: hemos ido a la escuela Colonia Roca, a la Borges, Cesáreo Quiroz. También a Chajarí”.
Bomberos multiusos
José Goldfarb, Jefe de Bomberos Voluntarios, tiene un resumen de la cuenta que tiene en la estación de servicio de Nelson “Chiqui” García sobre la mesa. Debía más de $ 2700 correspondientes a los primeros 20 días de enero. “La tengo ahí porque no la puedo pagar; hoy me llamaron y les dije que le iba a pagar antes del fin de semana. Sino, le pagaré la semana que viene”, expresó.
Golfarb aclara que los Bomberos reciben un subsidios anuales de la Nación y otro de la Provincia. “Entre los dos subsidios podemos decir que a lo mejor llegamos a pagar el combustible que se usa; todo lo demás se lo hace con la manutención de la comunidad”, dijo.
“Todo lo demás”, implica el mantenimiento de las unidades, los equipos, la ropa, el comedor, etc. “Uno que tiene un auto sabe lo que cuesta mantenerlo y lo maneja uno; acá cada unidad la pueden manejar cuatro o cinco choferes; cinco manos distintas, la cosa ya cambia”, ejemplificó. Para abaratar costos, Bomberos improvisó un taller mecánico dentro del cuartel. “Si se trata de un pequeño arreglo, tratamos de hacerlo acá. Tenemos un tallercito medianamente armado con gente que conoce un poco de mecánica y le da solución”, expresó.
El titular de los Bomberos aseguró que la comunidad colabora. “Tenemos una suscripción de vecino protector donde permanentemente estamos en la calle; no es una rifa es un aporte que le pedimos al vecino para poder mantener esto”, indicó.
El encargado del cuartel dijo que hay épocas en las que Bomberos funciona bien. “Pero hay épocas donde económicamente nos sentimos acorralados debido al trabajo. Las unidades no son de última generación y tratamos de mantenerlas en buen estado; en caso de una emergencia poder usarla y no tenerlas de adorno”, señaló. En la última semana de diciembre y la primera quincena de enero, la situación fue “caótica” debido a los numerosos incendios que se desataron.
“Acá no tenemos una caja de ahorro, no la podemos tener porque, donde vemos que tenemos alguna disposición de dinero, tratamos de comprar alguna herramienta más, algún elemento más de protección”.
Hay bonos mensuales de $ 5 y pero se pueden extender “hasta el monto que uno quiera dar”. “La intención es que cuando llegue el hombre a tocar el timbre, no sólo vaya con la cuota sino que explique en ese momento que es lo que se está haciendo, que es lo que se adquirió y que es lo que se está reparando”, expresó.
Golfarb explicó que el 80 % de las tareas que realizan “nada tienen que ver con Bomberos”. Desde el acompañamiento a estos chicos del club Salto Grande que salieron campeones, “que para algunos les parecerá una estupidez y que estamos gastando combustible pero les puedo decir a esa gente que si tienen algún hijo que tiene la gratificación que ganan un campeonato si no les gustaría que tengan ese recibimiento”.
Además, la limpieza de las escuelas (“lo podrían hacer la comisión de padres o los ordenanzas”) y el acarreo de agua a los tanques en los lugares donde no hay; trabajos con el ofidismo; participación en los operativos de ablación de órganos.
Un lugar en el mundo
Marta Medina de Messina, directora de la residencia socio-educativa “Casa de Los Gurises”, aseguró que la fábrica de premoldeados que funciona en el hogar funciona como “un espacio donde los chicos puedan adquirir una filosofía del trabajo que le permita en su vida personal ordenarse”.
“Son chicos que vienen ya de generaciones de familias muy desarticuladas, donde el trabajo no es una costumbre vivida y los chicos no adquieren hábitos de saber que hay horarios para hacer actividades; que hay que cumplir en el sentido de ordenar las herramientas. Ese tipo de cosas son las que nosotros hacemos en ese espacio: los entrenamos para el trabajo”.
Muchos adquirieron la habilidad de construir baldosones. “Aprenden a manejar el cemento; las herramientas, el cuidado de las herramientas; las proporciones, como se hacen, que proporción lleva cada una”, indicó.
Medina de Messina señaló que la ayuda de la comunidad es fundamental. “Gente que tiene su pequeña fabriquita de macetas nos ha permitido aprender a hacerlas y nos han prestado los moldes que son cosas importantes: no cualquiera presta su capital de trabajo”, expresó. Incluso, muchos ex residentes del hogar han conseguido trabajo debido a que los propietarios de las fábricas de macetas los han contratado. “Es fundamental porque las alternativas de trabajo que tienen nuestros adolescentes son bastante reducidas: la cosecha y nada más, que es temporaria”, sostuvo.
Hay un pequeño salón de ventas, en Entre Ríos 439, donde se seleccionan chicos que deben aprender a atender a la gente, vender el producto, hacer una factura, cobrar. “Ningún chico hace una actividad de este tipo sin tener un pequeño premio. Una parte del dinero que ingresa de la venta, se destina a la compra de la materia prima: cemento, ferrite, máquinas, combustible”, señaló.
El 70 % restante se ahorra y se acumula para cuando los chicos egresan para poder solventar alguna necesidad: “son unas cuantas porque la mayoría se van a sus casas y la mayoría no tienen espacios físicos y con eso y con nuestra ayuda se hace una piecita, o se compran camas o colchones”, explicó la directora.
Con el resto salen el fin de semana, los “jueguitos” se compran las zapatillas o ropa. “Los acompañamos y sacan una cuenta corriente”, indicó Medina de Messina.
En el taller interactúan chicos con capacidades diferentes porque hay menores privados de los sentidos del oído y el habla. “Con la Escuela de Sordos, los chicos nuestros han participado de campamentos; participan de talleres con los chicos sordos. Favorece muchísimo a los chicos nuestros en el sentido de poder aceptar las diferencias de los demás”, añadió la directora.