Para cazar los loros que a Bressán no le dejaban “dormir la siesta”, padre e hijo utilizaron el rifle calibre 22 que encontró la Policía en la finca y una escopeta calibre 16. No obstante, recalcó que Matías no es un chico acostumbrado a “manejar armas” ni era un “cazador habitual”. “En alguna oportunidad ha tirado, como lo hace cualquier gurí criado en el campo”, agregó.
El letrado aseguró que el menor le dijo que el domingo “no salió de Concordia”. Durante la mañana esperó que lo llamase el padre para ir al campo, almorzó en su casa, a las 16:30 salió a dar una vuelta y no encontró a sus amigos, y retornó a su casa cuando el tiempo amenazaba con llover. “Ese fue el domingo de Matías Bressán, según su propio relato”, indicó.
No obstante, no hay testigos que corroboren esos datos. “No tiene ningún testimonio que verifique ese relato porque las personas con las que le interesaba encontrarse no estaban; los amigos más estrechos de él. Quizás haya habido alguna persona desplazarse a esa hora y en ese lugar”, dijo haciendo referencia a la Peatonal y la plaza Urquiza.
Por otra parte, dijo que desconocía que Matías haya estado bajo tratamiento psicológico, aunque tampoco preguntó al respecto. No obstante, no dudó en señalar que tuvo “una vida difícil”.
El lunes seguramente habrá sido uno de los días más difíciles en la vida de Matías. Después de declarar en Tribunales y someterse a pericias, tareas que terminaron a las 18 hs, a las 23:30 hs., personal de la División de Investigaciones, lo fue a buscar a su casa para interrogarlo en forma apremiante por “diferentes funcionarios, con diferentes actitudes”. El interrogatorio terminó a las 3:30 de esta mañana, cuando encontró a un grupo de personas en el corredor de la Jefatura de Policía que lo conocían.
El abogado dedujo que la presión de la Policía se debió a que presumían que estaban frente a un posible culpable. “El hecho que haya contestado las preguntas de la misma manera que lo habían hecho en el Juzgado, a pesar del apremio con el que se la formulaban, pudo haber generado algún grado de impaciencia o la búsqueda de un sistema para quebrar eso que para ellos era una estructura falsa», teorizó.
McLoughlin no dudó en señalar que todos los trascendidos son “incriminatorios para Matías”. Dijo que no era el defensor pero como amigo del padre procuraba que su hijo no esté solo en esta situación. Luego agregó que tampoco podía ser el abogado defensor porque Matías no está imputado en la causa. Y aseguró que tampoco alguien puede aparecer en ese rol por el mismo motivo.
El menor estaba haciendo una pasantía de dos semanas de duración en el estudio de MacLoughlin; además los ayudaba al padre en el campo: iba a buscar remedios a la veterinaria, a veces se quedaba a cuidar durante la noche.