Si bien no hay estimaciones en número, “las pérdidas habrían sido significativas; es sólo una cuestión de tiempo que las quintas queden sembradas de frutas caídas a causa de estas heladas extraordinarias”, anticipó Mover en tono pesimista.
“A raíz de este fenómeno gran parte de la citricultura ha quedado fuera de carrera, particularmente en lo que se refiere a exportación”, aseveró Mover.
Justamente en esta materia la helada se cruzó con otra situación desfavorable que los productores citrícolas no pudieron prever: la crisis energética. “Es que gran parte de esa fruta para exportación que seguramente se perdió en el día de hoy por la helada, ya tendría que haber sido cosechada y procesada, pero se la tuvo que «aguantar» en planta porque los empaques no han podido trabajar a su ritmo habitual en las últimas semanas como consecuencia de las restricciones que les impusieron para paliar la crisis energética”, explicó el titular de la FeCiER.
Único camino
Con respecto al destino de la fruta malograda para exportación, Mover indicó que “lo único que queda es venderla a las industrias jugueras, pero éstas también tienen serios problemas debido a las restricciones que padecen por la crisis energética”.
En función de ello, la FeCiER envió hoy una carta al secretario de Energía de la Provincia, Carlos Molina, donde le manifiesta que “la poca disponibilidad horaria con la que cuenta la industria para procesar la fruta generará un daño económico para todos los productores, ya que la fruta que cae por heladas si no es recogida con premura y trasladada a las industrias, se pierde”.
Por lo anterior se le solicita a Molina “tenga a bien gestionar en forma urgente la ampliación del horario de trabajo de las industrias para evitar que se agrave el difícil presente de los productores y trabajadores, que verán disminuidas sus fuentes de trabajo. De no lograrse se complicará la situación social en las pequeñas colonias”, finaliza la misiva.