Reclaman voluntad política para evitar remates de propiedades rurales endeudadas

La FAA exige al Banco Nación “una refinanciación que puedan pagar los productores. Tiene ser con un interés menor a un dígito, con tres años gracia, y con 15 años de plazo para pagarlo”, recordó Domínguez. Asimismo pretende que “se paren todos los remates y juicios, en concreto que se paren todos los pasos legales
En cuanto al apoyo expresado por la FAA, Domínguez destacó que la Federación Agraria pretende que se paren todos los remates y juicios al igual que la Farer, también anticipó a la prensa que “si la semana que viene no se soluciona esto y sigue adelante el proceso judicial, sin dudas se va a tomar algún banco”.
El productor concordiense, Hugo Rolando Isidro, fue notificado de la designación de un martillero que tendrá a su cargo el remate de las propiedades embargadas por el Banco de la Nación por una deuda generada en la década del noventa.
La situación se da en plena negociación entre el Gobierno nacional y las entidades del campo, donde uno de los temas acordados fue avanzar en una solución definitiva al endeudamiento con la entidad bancaria estatal de unos diez mil productores.
El productor tiene embargada dos chacras, donde cultiva cuarenta hectáreas de citrus, en una actividad que transita la tercera generación familiar.
El origen fue un crédito por unos 200.000 pesos tomados en la década del noventa, con los que adquirió herramientas y equipos de riego. Luego las avalanchas financieras han llevado a que adeude por 1.300.000 pesos.
El demandando, que hoy padece las consecuencias de la emergencia agropecuaria en su zona, ha intentado en todo momento llegar a un acuerdo razonable, al tiempo que sigue viviendo en la quinta y trabajando en la actividad.
Los intentos de encontrar una solución han resultado negativos, aun dentro de la llamada reinserción productiva, cuyos bonos salieron de circulación. Con franqueza Isidro dice que ha reconocido la deuda y se ha sometido a todas las requisitorias, mostrándose dispuesto a pagar en forma razonable.
A pesar que reconoce estar acostumbrado a “vivir con el yugo arriba”, por los años que lleva este pesar, admite el desgaste e incertidumbre que provoca esta amenaza que se cierne sobre todo el grupo familiar.

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