“En Entre Ríos tenemos casos paradigmáticos –continuó-, donde llegamos a situaciones crónicas y de difícil resolución, como el de Ceibas, donde la gente carece de agua potable. Y por otro lado somos indiferentes ante la potabilización de agua para usos que no son de consumo humano, como por ejemplo los sanitarios, el riego, el lavado de autos, entre tantos otros”.
Martínez Garbino indicó que “esto marca un fuerte contraste frente a este recurso que cada vez más va a escasear y por otro lado, cada día que pase va a costar más potabilizar”, a la vez que se preguntó si “quizás esto nos lleve a replantearnos si no necesitamos que la Nación recupere un fuerte rol directriz, articulando un Programa Nacional que regule la producción y el uso del agua, dada la extrema importancia que la misma va asumiendo día a día, ya que los gobiernos municipales y hasta provinciales no poseen los recursos necesarios para hacer las obras que hacen falta, para que todo centro poblado no carezca del vital elemento, y a su vez para que el destino tenga un orden prioritario donde el consumo esté primero y podamos racionalizar dicho uso”.
También reflexionó acerca de que “el medio ambiente se está cobrando ampliamente las deudas insostenibles de agua: disminución de niveles de agua subterránea, como consecuencia de utilizar la misma más rápido de lo que tarda en recargarla el ciclo hidrológico; desecación de los ríos y reducción del volumen de agua disponible para uso humano, en virtud de la contaminación por concentración de plomo, cadmio y otros agentes patógenos”. En este sentido señaló que “esta crisis no sólo amenaza con socavar el crecimiento económico futuro. También implica una gran amenaza para la seguridad alimentaria, la reducción de la pobreza y la sostenibilidad ecológica futura. Revertir este círculo debiera ser una preocupación fundamental de los hacedores de políticas”.
El candidato a gobernador recordó que en el Informe sobre Desarrollo Humano 2006 del programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, se sugiere ajustar las cuentas del PBI de manera que reflejen las pérdidas del capital de agua. “Esto modificaría marcadamente los indicadores de desempeño económico para una gran cantidad de países, a la vez que haría tomar conciencia de la amenaza para las generaciones futuras”, reflexionó.
Por último, Martínez Garbino destacó que “más allá de las responsabilidades políticas, estos hechos nos deben alertar sobre las consecuencias irreversibles que pueden generar políticas equivocadas o directamente ausentes en este sentido, que pueden hipotecar de un plumazo el futuro de distintos recursos naturales”.