Las pericias previas determinaron que ocho de las nueve armas secuestradas habían disparado en contra del Volkswagen Gol color rojo en el que viajaban seis chicos de entre 18 y 19 años, los cuales habían sido confundidos con delincuentes que habían asaltado el comedor Rancho Grande, camino a Colonia Avellaneda.
Ese día, un móvil de la División Investigaciones partió hacia la zona, con un oficial y tres suboficiales. Se encontraban estacionados, haciendo guardia, en la zona de Churruarín y Circunvalación, cuando vieron que se aproximaba un vehículo de las características del denunciado y comenzaron a disparar contra este. El automóvil policial salió rápidamente tras los chicos y no tuvieron mejor idea que empezar a efectuarle varios disparos con diversas armas que tenían en su poder. A los pocos metros, los jóvenes detuvieron el auto y de esa forma lograron que los policías dejaran de dispararles, ya que dos chicos habían sido baleados, uno en el brazo y otro en la pierna.