Picolotti es co-fundadora y directora del Programa Acceso a la Justicia de la Fundación Centro de Derechos Humanos y Medio Ambiente (CEDHA) y recientemente fue quien fundamentó la posición argentina ante la Corte Internacional de La Haya, en el conflicto con las pasteras que se están instalando en la República Oriental del Uruguay. Picolotti, de 35 años, es casada y con dos hijos, de 2 y 4 años.
Hace pocos días Picolotti fue galardonada con el Premio Sofía, en Oslo (Noruega) por su contribución innovadora a la promoción del vínculo entre los derechos humanos y el ambiente. La joven abogada destacó en el acto su «lucha por la protección de los derechos humanos de las victimas de la degradación ambiental» ante una sala repleta de actores en la temática. En su discurso invocó «la importantísima y fundamental necesidad de entender que el ser humano pertenece a la tierra y no esta al ser humano», así como la importancia de proteger a los derechos humanos afectados por la degradación ambiental. Allí hubo actos en su honor, incluyendo presentaciones culturales y musicales de tango y folclore, en honor a Argentina, su país de origen.
«Hizo un trabajo innovador al vincular la problemática de la destrucción del medio ambiente con la pelea en defensa de los derechos humanos más básicos», argumentó el jurado noruego. «Demostró que los derechos humanos no están aislados sino íntimamente conectados con el medio ambiente», dijo Gunhild Oerstavik, presidente del comité noruego del premio, dotado de 100.000 dólares.
El reconocimiento fue creado en 1997 por el escritor Jostein Gaarder y su esposa. Siri Dannevig. Lo bautizaron así en honor a «El mundo de Sofía», el título más famoso de Gaarder, una novela de corte filosófico para jóvenes cuyo contenido busca promover una conciencia de protección del medio ambiente.