Tan poco apuro tiene Allende que abre expectativas respecto a que las elecciones internas de la UCR —previstas para octubre— den al radicalismo una conducción con un nuevo perfil, más dialoguista, que lo libere del corsé del congreso de marzo de 2005 que determinó el cerrado No a la reforma de parte del partido que aporta el bloque más numeroso (ocho miembros) después del PJ en la Cámara de Diputados.
Allende aclara que la suya es una posición “personal”, que no compromete ni al Gobierno ni al resto de los legisladores del PJ. Imagina que, con la reelección de Busti fuera de discusión, se pueden generar “gestos” que produzcan “condiciones de confianza política”. Traducido: dar, de una vez, algo concreto a cambio de un apoyo a la reforma de los diputados que hasta ahora se han opuesto, aun declarándose reformistas. Y enumera: al diputado Oscar Grilli (Integración) el proyecto de seguro de salud provincial; a la Concertación Entrerriana la tan mentada reforma electoral que permita separar los cuerpos de la boleta sábana por categoría de cargos.
¿Y a los radicales? Allende pierde la armonía y dice que está dispuesto a hablar “con todos, menos con (Eduardo) Solari, que es un bruto y encima nos quiere correr con la vaina poniendo en dudas nuestro patrimonio. Tenemos hecha nuestra declaración jurada de bienes y si tiene alguna duda al respecto no tiene más que ir a la Justicia”.
Ya recompuesto, el jefe de UPCN se esperanza con la interna radical. “Cambiarán las autoridades y eso tal vez nos permita un debate, porque el resto de los radicales (excluyendo a Solari) me merece el mayor de los respetos”, asegura.