Condenaron a Marcos Barreto a seis años de prisión

El tribunal, integrado por Patricia Pérez, Mariela Rojas y Alicia León, comenzó la lectura a las 7:30 de la mañana. Marcos Barreto, quien ya fue condenado anteriormente por estafas y uso de documento falso, escuchó la sentencia únicamente acompañado por su madre y por los dos policías de custodia, porque su primo Marcelo no se hizo presente debido a que goza del beneficio de la excarcelación.
Los hechos por los que fueron condenados sucedieron en 2002 y 2003. En 2002, estafaron a un productor ganadero, llamado Oscar Arzuaga, de Corrientes por $ 5.000 destinados a la compra de ganado. Posteriormente, con el mismo argumento, timaron por $ 20.000 a un productor rural de Chascomús, llamado Alberto González. Y, aduciendo la venta de envases de gas vacías, embaucaron a José Bruno y Tomás Albornoz, dos empresarios rosarinos propietarios de la empresa Ital-Gas.

Modus operandi

El primer paso consistía en que el contacto lo hacía Marcos Barreto -quien se hacía pasar por Alasino- que aducía necesitaba vender ganado o garrafas de gas porque necesitaba “dinero para la campaña”.
A la víctima le daban un número celular para comunicarse con Alasino. En ocasiones, solía comunicarse Carla Montañana Romero, quien se hacía llamar “Patricia” alegando ser la secretaria del ex-senador nacional. En vez de encontrarse con Alasino, Montañana Romero –quien se encuentra prófuga- solía esperar a los comerciantes en el edificio “Torresol”.
Acto seguido, “Patricia” les exigía la entrega del dinero. Posteriormente, se subía al vehículo un peón que supuestamente trabajaba en la finca de Alasino llamado “Pedro” o “Marcelo”. Se trataba de Marcelo Barreto, quien posteriormente fue identificado por las víctimas a través de fotos o mediante la ropa que traía puesta que fue secuestrada de su domicilio.
Marcelo Barreto les pide que los lleven hasta la casa de un camionero llamado Ríos, quien iba a transportar la hacienda. La casa se encontraba en los monoblocks de calle Brown, entre Saavedra y Ramírez. En ese lugar se baja Barreto y desaparece. Según los vecinos del lugar, Barreto se da a la fuga en un auto azul. Marcos Barreto tenía en aquel entonces un Renault 19 azul con vidrios polarizados, que posteriormente vendió.
En el caso de Arzuaga, volvió a comunicarse con “Alasino”, a quien le recriminó la actitud de sus “empleados”. Barreto esgrimía diversas evasivas para justificar la ausencia del ganado. Pero llegó a amenazar a Arzuaga, por haber denunciado el hecho.
Respecto a la estafa a la empresa de gas, Montañana Romero se hizo pasar por la “licenciada” Pérez, quien los esperó a Bruno y Albornoz en una estación de servicio Shell. La “licenciada” se dirigió con Bruno hasta la galería Entre Ríos donde fue a buscar a una supuesta oficina del ex-senador una factura por el dinero que ya había recibido; Marcelo Barreto quedó con Albornoz en la estación de servicio a la espera de trasladarse en camión hasta el campo de Alasino para cargar las garrafas. Pero la “licenciada” desapareció por la salida que da hacia la peatonal, mientras que el “peón” se esfumaba de la estación de servicio.
El dinero productos de los ilícitos era ocultado en la casa de los padres de Barreto, cuyas viviendas estaban comunicadas directamente.

La pena

Para la Sala Penal, se encuentra acreditada las estafas y la asociación ilícita, debido a que valoraron los testimonios de las personas que prestaron declaración durante la semana pasada. “Tanto Marcos Juan Carlos Barreto como Macelo Barreto han tenido activa participación en el hecho que se les endilga”, señala el fallo redactado por León. La camarista rechazó el argumento de la abogada defensora de Barreto, quien señaló que la entrega de dinero de las víctimas de las estafas no se encuentra probada. León valoró la “credibilidad” y “firmeza” de los testigos, amén de que sus declaraciones se encuentran “avaladas entre sí”.
Por otra parte, tuvo en cuenta el secuestro de un celular utilizado por Marcos Barreto para comunicarse con los estafados. El teléfono (156-257882) -cuyo número fue reconocido por Gindler y Arzuaga- fue secuestrado de la camioneta –Renault Kangoo- del padre de Marcos Barreto.
“Corresponde condenar a Marcos Juan Carlos Barreto a la pena de seis años de prisión, con accesorias legales y con costas”, dice el fallo. En cuanto a Marcelo –el fiscal Carlos Larrarte había solicitado cinco años-, el tribunal evalúa que la responsabilidad no es la misma, que no tiene antecedentes delictivos, que es joven y padre de familia y que intenta “ajustar su conducta dentro del marco de la ley”. Por lo tanto, recibió 3 años de prisión condicional. “Deberá abstenerse de portar armas de fuego, abusar de bebidas alcohólicas y adoptar profesión, oficio o arte adecuado a sus capacidades”, expresa la sentencia.

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