El centro es una obra de 700 mts² financiada por el gobierno nacional. “Se incorpora al polideportivo Víctor Oppel. Está en el centro de 20 barrios de la zona oeste”, expresó Cresto. El centro de integración comunitaria contará con un salón de usos múltiples, comedor, jardín, un lugar para la atención primaria de la salud.
Según explicó el intendente, el centro será “el segundo que se construye en el país de este programa nacional”. El equipamiento también es provisto por la Nación. Incluso, Cresto mencionó que recibirán un utilitario para poner al servicio del centro.
El polideportivo ocupa 7 has. en la zona oeste. “Al agregarle este edificio, le vamos a incorporar a la parte deportiva la parte cultural, educativa, de salud, de integración para toda la comunidad”, añadió el mandatario municipal.
Cooperativas de trabajo
En septiembre pasado, cinco cooperativas de desocupados se hicieron cargo de la construcción del Centro. Rubén Darío Villegas, 48 años y padre de cinco chicos. es el presidente de la Cooperativa “Costerito”. José Ramón Suárez, 48 años y tres chicos, es el titular de “La Victoria”.
Villegas trabajaba como albañil antes de integrarse a la cooperativa que preside, conformada por desocupados y gente que tenía experiencia en el ramo. Suárez, por su parte, es medio oficial pero estaba desocupado. “No conseguía trabajo en ese momento”, recuerda. Ingresó a otra cooperativa, y luego se cambió a la que actualmente preside.
Luego de la inauguración, prevista para mayo, los cooperativistas aguardan que salgan otros proyectos en carpeta: cordones-cuneta, casas o incluso otro centro ubicado en el barrio San Agustín. “Estamos esperando para ver que resultados tenemos”, dijo Suárez. “Tenemos que tratar de terminar bien acá para tener posibilidades”, añadió Villegas.
Un oficial, con el plan Jefes de hogar, gana $ 500 al mes. Si no tiene el plan, tiene que restarle $ 150. “Mayormente son $350 porque no concuerdan las fechas entre el plan y el incentivo de acá, así que tenés que contar con $ 350”, dijo Suárez.
¿Les alcanza para vivir?. “No, no alcanza” responde Suárez. “Aparte, cuando se atrasan un poquito los pagos, entrás a chocar con la gente porque ellos necesitan”, indicó Villegas.
La deserción por el escaso monto con que los trabajadores son retribuidos es una constante. De los 15 integrantes originales de la cooperativa de Villegas, 12 se han ido. “De mi cooperativa quedamos 3 nomás, los demás son gente que voy tomando yo. Ahí tengo dos pibes nuevos, hace dos semanas que empezaron. Incluso, ahora me faltan dos oficiales más. Vos vas y les decís ‘cooperativas’ y disparan”, agregó.
En la cooperativa de Suárez faltan seis trabajadores. “El problema es el dinero; la gente se desalienta”, explicó. Pero indicó que quiere terminar la obra; según le informaron habrá “mejores incentivos” para los próximos proyectos. “Acá no podemos hablar de sueldos, tenemos que hablar de incentivos”, añadió.
La obra termina diariamente a las dos. A los obreros les queda la tarde para trabajar por cuenta propia. Según confían, hasta hace un año “no había nada”. “Había gente que trabaja en la fruta que estaba desocupada y se dedicaba a la albañilería. Pedía menos de la mitad de lo que sale colocar una puerta. Ibas a hacer un trabajo y no tenías”, recuerda Villegas.
“Ahora están saliendo trabajos, hay muchas obras”, dijo Villegas. Su colega aseguró que programa su tiempo para trabajar en “obras particulares”.
No obstante, ambos valoran la oportunidad de poder trabajar. “No estás parado en tu casa, pasando más necesidades; por lo menos uno se va moviendo, va haciendo algo”, dijo Suárez. “Lo lindo es que yo no tenía nada. Ahora me han dado las herramientas y puedo agarrar una obra particular. Tenemos máquinas, andamios, tablones, amoladora”, expresó Villegas.