Schwermann explicó que la presencia de esas personas en la zona de Aduana respondía a que, “mas allá de las soluciones que puedan buscar nuestros gobernantes, nosotros como ciudadanos comunes estamos colaborando en la concientización de los hermanos uruguayos”.
Los vehículos que ingresaban al país eran primeramente advertidos por dos efectivos de Gendarmería Nacional, que 100 metros mas adelante se encontrarían con una bandera de Entre Ríos sobre la ruta, donde un grupo de manifestantes le entregaría una serie de volantes, donde se subrayaba la necesidad de controlar las consecuencias que tendría el funcionamiento de las plantas de pasta de celulosa que se instalarán en el vecino país.
Consultada sobre si el humor de los uruguayos había cambiado para con los ambientalistas concordiense, Schwermann respondió: “Yo creo que si, porque en el término de una hora fueron varios los que rechazaron el material”, agregando que igualmente, “a todos les damos la Bienvenida el país”.