Lo curioso, grave y preocupante al mismo tiempo es que ésta crisis se vive ante un contexto internacional en el que aparentemente hoy mas que nunca, existe por parte de los Presidentes de varios países latinoamericanos y de sus respectivos gobiernos, un férreo compromiso de adoptar en forma conjunta las medidas que sean necesarias para romper con un orden económico internacional injusto ya instalado, que propone que los países ricos se desarrollen en el Norte, a expensas de la pobreza estructural, con hambre y atraso en los países endeudados del sur.
No tienen otra lectura las resonantes victorias electorales de Bachelet en Chile ; de Lula con su PT en Brasil ; de Evo Morales en Bolivia, sumados a los liderazgos sólidos y vigorosos de Hugo Chávez en Venezuela, de Néstor Kirchnner en Argentina y Tabaré Vázquez en el Uruguay, respectivamente.
Todos se suman en un movimiento de emancipación y además comulgan por un respeto irrestricto por los derechos humanos.
Los países del Norte no ven con buenos ojos la unión política y comercial de éstos Gobiernos, que – tal como quedó demostrado en la Cumbre de Mar del Plata del pasado año-, le dijeron que no al ALCA y dirigieron con convicción la apuesta a la integración en el MERCOSUR, que se presenta a todas luces como altamente positiva para la región La compra de bonos argentinos por parte de Venezuela, el pago de la deuda al F.M.I.
prácticamente al unísono que realizaron la Argentina y el Brasil, el anuncio de un gasoducto continental, son algunas muestras de lo que se afirmó mas arriba.
Es paradójico que dos de éstos Gobiernos hermanados no sólo ahora por el mapa o la geografía, sino también por las afinidades ideológicas y que son genuinamente representativos de los intereses de sus pueblos, que quieren romper con la dependencia Norte – Sur, estén en una disputa en la que de momento sólo se vislumbra como única forma de resolución la contienda judicial. Conflicto – vale recordarlo – originado por una inversión, pensada y proyectada por Multinacionales que responden a los intereses de los países del Norte.
Es mi obligación advertir a la opinión pública y al ciudadano común que cualquier resolución que no sea diplomática dejará serias secuelas en las relaciones internacionales entre ambos países y afectará notoriamente el proceso de integración latinoamericano. Los argentinos debemos ser concientes de esto y decirles a los hermanos uruguayos que jamás las Multinacionales del Norte van a provocar la integración latinoamericana. Muy por el contrario, la historia es contundente: cada vez que incursionaron por estas tierras, solamente sembraron pobreza y discordia.
«Anhelamos la hermandad de los latinoamericanos, dentro del respeto mutuo, de igual a igual, con los pueblos de América, tenemos que estar firmemente unidos para desbaratar cualquier vasallaje extraño» Juan Domingo Perón
