Concepción del Uruguay: comparan el caso Malvino con una paliza que recibieron dos jóvenes

El abogado aseguró que el caso no tuvo trascendencia como lo sucedido en Ferrugem con Ariel Malvino porque “no murió nadie”. Pero, advierte el profesional, se corre el riesgo de que tampoco haya justicia, porque el fiscal de Cámara, Diego Young, parece dispuesto a aceptar una «probation», y a que los acusados de lesiones graves abonen sus culpas con módicas sumas de dinero. La causa se tramita ante el Juzgado Correccional de Concepción del Uruguay a cargo del Dr. Juan Jorge Blanc.
El 20 de julio de 2003, el día del Amigo, dos jóvenes, José Rodolfo Forclaz y Alberto V. Schmidt, que estuvieron durante la madrugada en un pub de moda sobre calle Galarza, terminaron desfigurados a golpes y cortaduras.
Schmidt fue agredido con una botella «que, si se hubiera incrustado en su cuello en vez de hacerlo en su frente, hubiera impedido que hoy estuviese vivo para contarlo delante del Juez», señaló el letrado.
Soppelsa agregó que una de las personas que libró a las víctimas de los atacantes declaró que uno de los agresores al que detuvo “lo estaba matando al muchachito”. “Los agredidos estaban en el suelo, caídos, sin posibilidad de defenderse. La paliza seguía. Lo único que medió para evitar que el episodio terminara como en Ferrugem fue que alguien movido por la piedad alcanzó a aferrar a quien lo estaba destrozando. Nada más», añadió.
El procesamiento de los atacantes fue ratificado por la Cámara de Apelaciones de Gualeguay. Luego de eso, la defensa pidió la “probation”. Quienes siguen el caso denuncian que lo llamativo fue que el fiscal Young, editorialista del tradicional diario “La Calle” -donde habitualmente exige mano dura para los delincuentes-, aceptó el escrito. Según la querella, en la nota no existe «el menor asomo de arrepentimiento». Sólo tiene como objeto parar la segura condena, con el pago de 250 pesos por mes.
Los jóvenes golpeados, Forclaz y Schmidt, pretenden llegar al debate plenario, y que en juicio oral se definan las responsabilidades de los dos agresores. Sus familiares sólo quieren que el Juez o el Tribunal del plenario escuchen lo que les hicieron a sus hijos y las consecuencias que sufrieron.
Los agresores fueron procesados por lesiones graves, pero el querellante adelantó que en el plenario insistirá con «lesiones graves calificadas”.

Una piña y algo de sangre

El abogado que representa a los procesados, Carlos Máximo Acosta, dijo, por su parte, que se trata de «una causa armada» y «lo único que se persigue es la búsqueda del vil dinero».
Acosta, un ex-rugbier, dijo que no se trata «de una causa tan grave como la trata de elucubrar el colega, porque si se mira el expediente hubo un simple golpe de puño en un tumulto que nunca se pudo identificar y uno de los supuestos damnificados le salía sangre de la nariz y tenía un corte en un pómulo. Salieron caminando y fueron echados por la seguridad del pub El Riel e inclusive por la Policía de la Provincia de Entre Ríos. Se subieron a una moto Dax 70 y se fueron a su domicilio. Si a todo esto se compara con lo que se dijo, me parece que hay una distancia bastante importante».
Por último, evaluó que los jóvenes han acudido a un querellante particular para “pedir dinero”. Acosta reconoció el ofrecimiento dinerario que “no implica en absoluto el reconocimiento de que se haya causado algún tipo de daño”. “Por pedido puntual de mis clientes, que son muchachos de estudio y de trabajo y que actualmente no practican el deporte, están dispuestos a pagar en cuotas. De hecho se hizo un ofrecimiento que consideramos sobradamente suficiente y que ronda los dos mil pesos», comentó.

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