Luego de este fallo condenatorio, será el turno de la AFIP. Le tocará a este organismo comparar las declaraciones juradas para determinar si disminuyó su patrimonio y si declaró menos de lo que le ingresaba. ¿ actuará de oficio el organismo que suele perseguir a pequeños contribuyentes ? Quedará por verse. La sociedad comprobará si, como dijo el fiscal, será este uno de los tantos casos de remedo de justicia: ladrones de bicicletas que van presos por 5 años, comparados con este tipo de delitos donde los daños son millonarios y “no pasa nada”, o demasiado poco.
DEVOLVÉ LA BOLSA
Ese campo que hoy le decomisan y de acuerdo a lo manifestado por especialistas a DIARIOJUNIO, estaría costando alrededor de 3 mil dólares la hectárea, es decir, un patrimonio de alrededor de 6 millones de dólares. Pero esto sería apenas el valor de la tierra, falta aquí determinar maquinarias y miles de cabezas de ganado que ni siquiera fueron mencionadas en este juicio, que Yedro se ha encargado de ocultar especialmente, incluso llevándolas a otros campos y que fueron descubiertas por el semanario Análisis hace años. Por todo esto, y en un país normal, con una justicia funcionando y con organismos del Estado que actúen ecuánimemente, sería obvio suponer que, esta historia no termina aquí.
En este juicio no se ventiló todo lo que Yedro efectivamente tiene, su real patrimonio es mayor que lo que se comprobó hasta ahora en sede tribunalicia, pero será la AFIP a quien le tocará demostrarlo, ¿ lo hará ?.
Por esta razón no es ocioso destacar que, por una evasión simple ($ 100 mil anuales) la Ley Penal Tributaria fija penas que van desde los 2 años y 6 meses hasta los 6 años. En tanto, la evasión agravada tiene penas no excarcelables de 3 años y 6 meses a 9 años.
Formulamos este apunte por las categóricas afirmaciones del fiscal en su alegato, cuando comparó a los “pobres” a quienes les pide una pena de hasta 5 años de prisión por “robar una bicicleta”, con este tipo de delitos.
Larrarte pidió, para Yedro además, una pena de 3 años de prisión condicional. Es decir, si los camaristas no suben la apuesta, Yedro no irá preso.
Casi nada luego de todo lo que le imputó. Dijo que se quedaba ilícitamente con dinero de la gente (la cuota litis en el caso Moledo) ; que se prestaba millones a sí mismo para despistar (cuando compró el campo que debería devolver) ; calificó a quienes lo rodearon como testaferros, hombres de paja, prestanombres, compinches, dijo que mintió en la relación de su esposa con el Estado y que inventaba sociedades truchas.
Es decir, nos mostró a lo largo del alegato lo que la sociedad conoce como ladrones de guantes blancos. Bahh, para algunos “grises”… y “rotos en los dedos”. Son especialistas en triquiñuelas que al ser consultados dijeron que dejó “todos los dedos marcados”, asegurando que, o “lo hizo a propósito y por impunidad o es un bruto”, es más, en varios despachos de tribunales funcionarios de distinto nivel se reían y decían que “en realidad lo debían meter preso por imbécil”, al mismo tiempo que se preguntaban quién lo había asesorado. No faltó quien asegurara también que la razón no es la imbecilidad (sola) sino la avaricia y lo explicaban : para blanquear debía invertir (o gastar, según se vea) y la avaricia no lo dejó. Es más, Larrarte llegó a reconocer que, si Yedro no hubiera comprado el campo “no estaríamos acá”, ¡¡ increíble !! ese campo Yedro ya lo tenía, con otros bienes, con plazos fijos, con dólares debajo del colchón, como sea, pero lo tenía, de modo que es una confesión que desnuda la incapacidad de las instituciones del Estado para impedir que lo jodan.
Por eso, 3 años no son nada, si se lo compara con los 3 años que el tribunal decidió para Luís Goy en la causa “Los Conquistadores” o, comparado con los “pobres” a quienes se les pide una pena de hasta cinco años de prisión por “robar una bicicleta”.
En efecto, en su intervención acusatoria, Larrarte hacía prever que la pena que solicitaría sería mayor que la que efectivamente pidió. Mucho para lo que la sociedad creía que iba a suceder, poco para las imputaciones que formuló.
LO QUE DIJO YEDRO HACE 4 AÑOS
Hace 4 años y luego de ser requerido e imputado, Yedro reconoció ante el juez Héctor Pessolani un patrimonio de 2 millones de dólares. Entre otros bienes, blanqueo la costosa vivienda de calle San Martín ; otra de Puerto Yeruá, la estancia de 2200 has que compró en el departamento de Rosario del Tala ; varios camiones y camiones tractores por valor de 300 mil dólares ; plazos fijos por una cifra similar en bancos de la hermana República del Uruguay ; una forestación de 100 has. que formaría parte de la sucesión de su esposa y un automóvil Peugeot 206 valuado en 20 mil pesos.
Lo llamativo en aquella oportunidad, fue que el ex legislador confesó, aunque sin expresarlo, haber sido tocado por una varita mágica. Aunque no declaró ser poseedor de ninguna cabeza de ganado, tampoco de dedicar esas más de 2000 has. a la agricultura, le dijo a la justicia que en los últimos dos años (1998-1999) la sociedad que adquirió esas tierras le dio ganancias por un millón de dólares, es decir, la mitad del patrimonio reconocido.
Estos dichos, que constan en el expediente (y que fueron publicados en exclusiva por los semanarios ANALISIS y JUNIO en el 2001) llevaron a Larrarte ahora, a reírse de las truchadas de Yedro que dijo que cuando compró ese campo estaba absolutamente “desmejorado”. En sorna, dijo el fiscal, no entiendo, cómo es posible que haya estado tan desmejorado y haya dado tantas ganancias.
LAS PERICIAS LO CONDENARON
Los dos peritos que evaluaron los bienes del entonces legislador fueron lapidarios en aquella oportunidad y ahora, que los ratificaron.
Uno de ellos, Miguel Escales dijo que “la capacidad de ahorro del ex-senador Mario Alberto Yedro y su ex-esposa no tiene explicación para la contabilidad”. Al menos, el contador Escales, perito de la Fiscalía, no pudo explicarse como hizo para multiplicar por 10 los $ 100.000 que pudo ahorrar durante su paso por la función pública, sumado a sus ingresos particulares como abogado. “Si me preguntan si es congruente con el patrimonio, digo no. No veo congruente que se pueda tener un patrimonio de $ 1.000.000”, dijo ante los miembros de la Sala Penal. La defensa intentó rebajar los valores de las tasaciones hechas sobre las propiedades, pero Escales defendió los montos consignados. Por otra parte, desechó ingresos que acreditó Yedro de supuestos préstamos, entrega de honorarios y el pacto de cuota litis por el caso “Moledo Raúl C/ Superior Gobierno” porque consideró que por diversos motivos carecen de la validez suficiente.
César Luis Ghilardini, perito del Tribunal de Cuentas, quien actuó de oficio en esta causa, fue contundente. “Con la presentación de Yedro, no se justifica su crecimiento patrimonial. No hay relación con los ingresos que posee”, dijo también ante los jueces Mariela Rojas, Marcelo Garay y Martín Carbonell. De esta forma, dejó en claro cual es la situación patrimonial del ex-senador. De manera que la defensa simplemente atinó a tratar de demostrar que el campo de Rosario del Tala valía menos de lo que fue tasado, pero el perito se mantuvo en sus dichos ante el Tribunal. En cambio, la fiscalía manifestó su sorpresa por la extraordinaria rentabilidad del campo, que a pesar de estar en “estado de abandono”, vendió en su primer año por más de $ 400.000. Tras lo cual, puso en dudas la seriedad de los balances
LA SOCIEDAD : CERO ESTRÉS
Mientras la mayoría de argentinos y brasileros festejaban la resolución de los presidentes Néstor Kirchner e Inacio “Lula” Da Silva, para dejar de ser tan dependientes de los organismos multilaterales de crédito y proponernos una sociedad más libre en el marco de la imprescindible autodeterminación de los pueblos.
Mientras los chilenos vivaban el triunfo de la primer candidata mujer, socialista y agnóstica a la presidencia de Chile, Michelle Bachelet y se disponían a seguir profundizando una patria más justa y sin el tutelaje pinochetista.
Y los bolivianos, especialmente sus sectores más humildes henchían su pecho por el triunfo de Evito (Evo Morales) “que nos va a devolver lo que nos han robado en estos 500 años”.
Mientras esto ocurría en el mundo más cercano : el Mercosur, en Concordia, cero estrés.
No hubo pancartas ni movilizaciones pidiendo condena contra uno de los casos más emblemáticos de corrupción. Los únicos que atinaron a movilizarse fueron un puñadito de lúmpenes y ñoquis que, aplaudían a Yedro y a su abogado Jorge Romero.