Ex directores del IOSPER, Edgardo Masarotti (ATE), Hugo Vázquez (SOUYEM), entre otros eran quienes integraban estos grupos, que pretendían convencer a los senadores de volver hacia atrás la decisión de tratar en la presente sesión el proyecto y abrir nuevamente las instancias de diálogo.
La sesión comenzó con tranquilidad y se desarrolló de una manera normal y habitual, hasta que la inquietud de quienes venían a escuchar los argumentos por los que la Cámara alta aprobaría la iniciativa, hicieron que los senadores solicitaron un cuarto intermedio para resolver la continuidad de la sesión y los temas a tratar.
Casi una hora después, con la ausencia de los senadores del radicalismo y con Majul como único opositor, retornaron al recinto para dar tratamiento al conflictivo tema, ante el reclamo de la barra, que impaciente decía: “Vamos compañeros! Hace rato que pasaron los quince minutos”.
El senador Héctor Strassera (PJ–Concordia) como vicepresidente primero se encontraba presidiendo la sesión, al ser autor de las modificatorias, solicitó al vicepresidente segundo, Victorio Firpo (PJ–Feliciano) que ocupara su lugar en el estrado y poder bajar a la banca a defender el proyecto.
El senador Strassera, dejó bien en claro que desde ningún punto de vista, nadie había influido en lo más mínimo en la confección del texto y que el proyecto respondía a estar convencido de que con esta ley, se podía dar un ordenamiento a la obra social; cuestión que comenzó a irritar a los integrantes de la barra, que comenzaron a agredir verbalmente al representante de Concordia.
Strassera continuó y manifestó que para nada se sentía intimidado por la presión que la barra ejercía, ahora de manera ensordecedora, tratando al senador de: “mentiroso y ladrón”.
Tranquilidad
Desde la presidencia, Firpo pedía tranquilidad a los presentes, tratando de que Strassera pudiera concluír con su alocución. Los insultos continuaron y los reproches se intensificaron. Algunos, como Massarotti solicitaba a los gritos que Strassera no apurara los tiempos y que las instancias de diálogo sean abiertas, en pos de no confrontar y de que las cuestiones no se vean empañadas.
El senador Strassera consideró necesaria la aprobación del proyecto, como una manera de poner fin a la situación caótica por la que atraviesa la obra social de todos los entrerrianos; palabras que recibieron el total repudio de los presentes, motivando que huevos sean arrojados contra el senador.
Nuevamente el presidente solicitó orden en la sala, expresando que el reglamento de la Cámara, da la facultad al cuerpo de, ante la imposibilidad de sesionar, desalojar la barra. A continuación, el senador Julio Majul (CE–Gualeguaychú) hizo uso de la palabra, sentado su posición contrario a la decisión de la mayoría justicialista. El senador no ocultó estar cansado de que temas tan importantes se ingresen de esta manera y provoquen semejantes reacciones.
El debate se cerró en el medio de gritos e insultos y se pasó a la votación. Producto de los cánticos que bajaban desde la barra, tales como: “Ya se acerca noche buena, ya se acerca navidad, si nos venden el iosper, que quilombo vamos a armar”; quien presidía la sesión, a los gritos invitaba a sus pares a votar el proyecto, primero en general, luego en particular artículo por artículo.
Hay que poner huevo
En ese momento, provenientes de la barra, calló sobre los senadores justicialistas una lluvia de huevos, ante tamaña agresión, rápidamente dispusieron abandonar el recinto; si esperar lo que seguiría, ya que cuando los huevos se terminaron, los manifestantes se valieron de las sillas, las que arrojaron a los senadores; algunos como Leiva y Argaín fueron los que llevaron la peor parte, otros como Berthet y Strassera terminaron cubiertos con yemas y claras.
Al momento de dejar el recinto, los senadores llevaban aprobados nada más que 7 artículos del proyecto; a efectos de no dilatar la situación e imposibilitados de continuar en el ámbito natural de la Cámara alta, se trasladaron a la ante sala, donde en compañía del cuerpo de taquígrafos concluyeron la votación y dieron por finalizada la sesión.
En tanto, los militantes gremiales continuaban con sus cánticos dentro del recinto, reclamando que la votación no continuara y que el proyecto regresara a comisión, enfatizando en querer dialogar para arribar a un consenso que beneficie a todos por igual.
Minutos más tarde, asesores de los legisladores, ingresaron al recinto y buscar cosas que habían dejado olvidadas los senadores en sus bancas. Allí se conoció que la sesión había concluido y que el proyecto, pese a todo, había conseguido la media sanción.
Poco a poco, la sala se fue despejando y se vió como había terminado el lugar, con huevazos por todos lados, sillas y vasos rotos, bancas caídas, papeles por todos lados.
El turno será ahora de la Cámara de Diputados, quien deberá analizar el proyecto aprobado esta noche y determinar si lo convierte en ley o le establece modificaciones.