“Todos somos responsable”, afirmó el Párroco de Santa Rosa de Lima

“Conozco realidades sobre chicos que vienen con violencia desde la panza de la mamá y, muchas veces, frente a estos casos la sociedad es muy cruel”, manifestó el sacerdote agregando que “el hecho puntual, reitero, es muy grave, pero ellos son también violentados permanentemente”.
El sacerdote expresó además: “Siento gran dolor cuando se festeja o celebra la condena, más allá que sea merecida, pero no nos debe alegrar” y admitió que “la Justicia debe obrar ante estos hechos, pero lo correcto como sociedad es que no haya rejas ni cárceles y todos obremos de la misma manera”.
Hizo hincapié en que la sociedad debe atender la situación de “estos chicos más marginales” y preguntó: “En el caso de que estos chicos sean los culpables y condenados, cuando regresen a la sociedad ¿cómo regresarán?, ¿con dignidad?. Estoy seguro que no”.
El sacerdote planteó que desde las esferas de poder se actúa sobre las causas, algo que también se advierte en la sociedad, “por eso la marcha del miércoles (de la semana pasada) no apuntó a los efectos, sino a la necesidad de ver las causas, y para lograr ver las causas se necesita más tiempo, más serenidad, más calma”.
“Somos muy rápidos para juzgar y condenar, para levantar el dedo y señalar al culpable, pero, si analizamos las causas veremos que todos somos, de cierta manera, responsables y la comunidad toda debe asumir esas responsabilidades”, enfatizó. Consideró también que “en Chajarí hay muchas personas con talento humano, con capacidad intelectual y hasta económica, con lo que se podrían hacer muchas cosas para cambiar la realidad”, agregando que “hay personas que están en condiciones de invertir parte de sus ganancias para el bien de mucha gente que no tiene nada, a veces ni siquiera un pedazo de pan”, destacando que “es muy fácil decir que son haraganes”.
“Si en Chajarí hubiera una epidemia de cólera todos haríamos algo para terminarla. Bueno, aquí también hay un mal instalado en la sociedad y debemos combatirlo, porque nadie puede negar que hay marginación, exclusión, pésimos salarios, explotación, desocupación, drogas, alcohol. No podemos quedar parados esperando que se produzcan los efectos y después golpearnos el pecho”, enfatizó el sacerdote.
“Hay que instrumentar caminos para fortalecer el tejido social” dijo Dalzotto y advirtió: “Cuidado con eso de acusar abiertamente al empleado golondrina que, en gran mayoría, son personas honestas que necesitan trabajar”, agregando que “todos tienen derecho de venir (a Chajarí), trabajar y realizarse como personas” y “hay que tener cuidado con lo que se dice y hace, porque si no, por el sólo hecho de ser morochos, algunos serán acusados. Hay que tener prudencia y sobre todo la debe tener el poder político”.

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