El 28 de abril, de ese clave año setenta y cuatro, se suscribió públicamente un convenio entre la CTM (Comisión Técnica Mixta de Salto Grande) y el gobierno provincial, para planificar y coordinar la construcción de la nueva ciudad. Por el mismo decreto, se creaba un organismo denominado ENFYSA, cuya sigla significaba Estudios Nueva Federación y Santa Ana, ésta última ciudad estaba incluida en la planificación, aunque allí sólo se re-localizó un barrio.
Aquel organismo tenía responsabilidades técnicas, pero además se conformaba con el compromiso de integrar a los actores locales en el proyecto. Hasta entonces los federaenses no habían tenido ninguna participación. Y aunque la historia no cambiaría demasiado posteriormente, uno de los programas que estaban a cargo de ENFYSA fue el de “Política Social”, a través del cual se promovió la realización del Plebiscito para definir el lugar del futuro emplazamiento de la nueva ciudad de Federación.
Dentro de sus obligaciones, ENFYSA debía crear la comisión de Participación Popular, que debía estar integrada por representantes locales, entidad que hacía las veces de asesora, pero no tomaba decisiones en las cuestiones del proyecto, una evidencia más de la distancia que había entre las decisiones y la participación de la población.
ENFYSA, a su vez se transforma en una instancia superadora, ante las diferencias suscitadas entre la CTM (organismo nacional) y el gobierno provincial, por la metodología elegida para la expropiación, la que excluía al 30% de la planta urbana, postergando a los sectores más humildes.
En ese contexto se organizó el recordado Plebiscito, previsto para el sábado 12 de octubre, cuyas controversias fueron tan profundas que hasta hubo un pedido de postergación, cuando solamente quedaba un mes para la elección. Fue solicitado por el Honorable Concejo Deliberante de Federación y fundamentado en los desacuerdos que generaba la ley de expropiaciones, la que no permitía, ni permitió, un enfoque integrador del proyecto. El Concejo Deliberante también manifestaba en aquel pedido su desacuerdo con una ley de expropiaciones que postergaba a un sector de la población.
Aquel día, el pueblo de Federación eclipsó al país con un hecho inédito: decidían su nuevo lugar en el mundo. Tenían cinco opciones, las que despertaron disímiles adhesiones, influenciadas por diferencias políticas coyunturales y antagonismos sociales, la prensa de la época dice textualmente, “triunfó el punto de vista popular, contra la opinión de los terratenientes. Los humildes festejaron esa misma noche”.
El 70% de la población participó del acto eleccionario, requisito establecido para declarar la validez de la decisión. Las opciones estaban identificadas con una letra y un color, además de consignar el nombre del lugar, las mismas eran: Zona A (Santa Ana), Zona B (Mandisoví), zona C (La Virgen-Federación), Zona D (La Amelia), Zona E (La Argentina).
Contexto
La situación interna del partido Justicialista, que gobernaba el país y la provincia desde hacía un año, las proyecciones políticas de funcionarios provinciales, además de las diferencias ideológicas que se habían instalado en el peronismo y en todo el sistema político argentino; no fueron ajenas a un acto que tuvo todos los condimentos de una campaña electoral.
Esto posibilitó la manipulación del mensaje, gestada en el seno de ENFYSA, un organismo que dependía del gobierno provincial y que técnicamente había definido la zona La Virgen-Federación como la más apta, según consta en los informes que este ente debió difundir en la población, los que establecían ventajas y desventajas de cada zona. Aquellos informes referían a ítems como “aptitud del suelo, producción agrícola-forestal, relación con las colonias (donde residían 210 familias), distancia a la nueva ruta, posibilidades turísticas, distancia a la actual ciudad (viejo emplazamiento), vida propia, distancia a Concordia”.
Estas controversias no tardaron en transmitirse a los pobladores, quienes fueron presa de las prácticas políticas, aunque llamativamente no estuvo polarizada entre peronistas y radicales, más bien se reveló una confrontación de clases, entre ricos y pobres. Lo popular y lo elitista no respetó disciplina partidaria. Sectores pertenecientes a la Juventud Peronista, conocidos como “La Tendencia”, confrontaron con la llamada “Ortodoxia” de ese partido; la juventud radical coincidió con este fenómeno tomando parte por la expresión más populista que encarnaba la opción “La Virgen-Federación”, zona que se impondría en las urnas por un amplio margen.
La postura de ENFYSA, a favor del área “la Virgen-Federación”, fue sustentada por un gran sector local, conformado mayoritariamente por los sectores socioeconómicos de menores recursos y liderados por la Juventud Peronista. En tanto, los caudillos locales, encabezaban el otro sector de la población que estaba integrado por la elite local y familias de nivel medio, y centralizaban su posición en otra zona, “La Amelia”.
Hubo dos lugares habilitados para votar: la Municipalidad de Federación, ubicada frente a la plaza “9 de Julio” y la Escuela Nº 1 “Carlos Pellegrini”. Sobre el final de la tarde, de un día típico de primavera, la gente se reunió en la plaza “9 de Julio” y frente al edificio municipal, debajo de la galería que presidía el ingreso, esperó expectante el escrutinio. Casi al aire libre, se hizo un recuento que era seguido atentamente por autoridades y la prensa nacional.
Los resultados
Finalmente se impuso la zona C, más cercana al viejo emplazamiento, “La Virgen-Federación”, que reunió un total de 1.528 votos; seguida por la zona D, “La Amelia”, con 904 votos, en tanto que la zona B, Mandisoví, alcanzó un total de 163 votos; continuó zona E, “La Argentina”, con 63 votos; y por último la zona A “Santa Ana” con 3 sufragios.
Gran algarabía se desató en el pequeño pueblo, que tenía sentencia de muerte, y al que sobrevendrían días más oscuros todavía. De todas maneras el plebiscito, más allá de las disputas, de la manipulación y algunos hechos poco claros; fue una verdadera manifestación cívica, que los federaenses celebraron y consideraron como una de las pocas posibilidades de participación que se les había presentado en momentos tan difíciles, donde la falta de información, el estado de confusión y las frías decisiones de altas esferas provocaban el padecimiento de una comunidad que no se resignaba.
Ese entusiasmo se vio reflejado en las largas colas que hicieron durante toda la jornada, para poder pronunciarse. Votaron los chicos desde los dieciséis años, además lo hicieron los ciudadanos incluidos en el padrón electoral de la ciudad de Federación, residentes o no, los ciudadanos no incluidos en el padrón pero que entonces residían en la ciudad y los ciudadanos extranjeros residentes en la ciudad.
La prensa de la época describió el acto eleccionario como un ejemplo de civismo, de todas maneras no dejó pasar por alto algunas suspicacias. La revista “Así”, en un párrafo de su informe del acontecimiento, menciona el misterioso hurto de 2.500 boletas pertenecientes al la Zona “La Virgen-Federación”, el que según lo consigna fue esclarecido, aunque no confirmó la responsabilidad.
El recuerdo de una protagonista
La docente Isabelita Sena tenía 23 años cuando presidió una de las mesas habilitadas para la elección del 12 de octubre de 1974. Junto a otras jóvenes, aparece en un registro fotográfico que recorrió el país, publicado por revistas como “Gente”, “Así” e importantes diarios como La Nación y Clarín.
A 31 años, la memoria rescata algunos fragmentos de aquella agotadora jornada, en la que tuvo la tremenda responsabilidad de un escrutinio tenso, “había grupos que confrontaban muy fuerte”, recuerda la mujer a quien también le quedó grabado en la mente los efusivos festejos de aquella noche histórica.
“Los periodistas de Buenos Aires nos insistían con el porcentaje de votantes y la participación de los chicos fue increíble”, expresaba Isabelita quien había asumido un rol de mucha responsabilidad y fuertes tensiones, “recuerdo que cuando estábamos en el escrutinio, cuando rompíamos un sobre nos decían, tranquila, tranquila, porque había mucha ansiedad”, demostrando la expectativa y la trascendencia del momento.
Ratificando la interpretación histórica que refiere a una manipulación para que el lugar elegido sea “La Virgen-Federación”, Sena afirmó que con antelación al acto eleccionario, “ya se hablaba de que este lugar iba a ser conveniente, te decían que el pueblo siempre buscaba la rivera y ganó La Virgen”.
El sábado 12 de octubre de 1974 fue una jornada de sol, de acuerdo a la evocación de Sena, el pueblo estaba convulsionado y era fácil apreciar los grupos que, previamente, habían trabajado por determinadas zonas.
“La prensa hablaba con el padre Viola, con Fernando Guerrero, el intendente Dalorso”, recordó la presidenta de una de las mesas que se ubicaban en la galería del edificio Municipal, “todo era como una elección normal y el recuento se hizo ahí nomás, lleno de gente y a mí me quedan la imagen de las cámaras, de las fotos, las autoridades de Paraná que nos recomendaban que no nos pongamos nerviosas”.
Pese a que Sena había intervenido como autoridad de la elección, reconocía su desinformación sobre lo que entonces era el proyecto de la nueva Federación, “después empecé a interesarme y a conocer sobre la nueva ciudad”, señaló remarcando con orgullo el haber intervenido en un acontecimiento memorable.